Luis Ulla, director de Iarse

“Responsabilidad Social Empresaria

es sinónimo de sustentabilidad”

El concepto va ganando adherentes entre los hombres de negocios, pero todavía no alcanza al Estado. Exposición en la Bolsa de Comercio.

Mario Cáffaro

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Luis Ulla es licenciado en Trabajo Social y ejerce el cargo de director del Instituto Argentino de Responsabilidad Social Empresaria, una organización con sede en Córdoba que pretende ser referente nacional en la materia y cuya misión es la de promover y difundir el concepto y la práctica de la responsabilidad social empresaria (RSE), para impulsar el desarrollo sustentable de Argentina.

Estuvo en Santa Fe, invitado por la Bolsa de Comercio local, donde expuso ante empresarios locales como paso previo al dictado de dos talleres en los próximos meses.

—¿Qué es la responsabilidad social empresaria?

—Es la manera en que se maneja un negocio. Algunos autores americanos la definen como el modo en que la empresa gana la plata. Hay una expectativa superior sobre la empresa que ya no se la mira solo como un negocio sino como una organización que puede generar mucho más valor que el meramente económico. Si es más que un negocio, la empresa tiene que crear valor social, valor ambiental, valor ético junto al económico. No basta que le cierren los números.

Estamos con serios problemas ambientales globales. En el año 2010, consumimos un 50 % más que lo que la tierra puede regenerar por año y en el 2011, un 35 % más. En dos años, el déficit en la huella ecológica es 85 %. Estamos consumiendo 1,4 mundos por año, proyectado al 2050, son 2,4 mundos. Con 11 mil millones de habitantes a este ritmo de consumo van a ser necesarios dos mundos y medio. Parte de la discusión de la conferencia Río + 20 es cómo volvemos al sentido común. Las grandes dimensiones hoy para mirar la huella ambiental son el calentamiento global y la huella de agua. Se usa una matriz en el mundo para calcular cuánta agua virtual hace falta para producir algo. Para hacer un jean hacen falta 11 mil litros de agua; una remera de algodón, 4 mil litros de agua; una hoja A 4, 10 litros. Cuando nos damos cuenta de que consumo es igual a impacto, viene un cambio muy fuerte desde la perspectiva de los consumidores. Las generaciones jóvenes y los que no nacieron aún van a venir con un chip verde mucho más agresivo que el actual porque van a necesitarlo para poder vivir.

—¿Los empresarios toman nota de estos cambios?

—Es un tema de liderazgo. Quienes tienen esa idea de tener una perspectiva de más largo plazo son las empresas y los empresarios que la están mirando. No es un tema de tamaño de las compañías. Hay grandes empresarios que piensan en sus nietos, pero también empresarios Pymes o empresarios familiares que piensan en sus nietos. Se está dando una mezcla de tamaño y de liderazgo muy interesante: hay Pymes que están haciendo las cosas de manera impecable en términos ambientales y sociales y hay también empresas grandes que están tratando de jugar en primera a nivel mundial porque hoy Responsabilidad Social Empresaria es sinónimo de sustentabilidad. Si la empresa no cree en el desarrollo sustentable no está calificada para determinados mercados. Esto significa que la empresa debe certificar el papel que usa, que mida la huella de carbono y que la compense. Cosméticos Natura de Brasil es número uno en el mundo en sustentabilidad porque compensa todo el carbono que emite. Otras empresas la están copiando. A fines de mes haremos una conferencia en Buenos Aires que tiene que estar certificada en huellas de carbono, a cada participante le daremos un certificado donde se destaca que todo lo utilizado en la conferencia es compensado comprando bonos de carbono. Hay una expectativa superior a la que existía 25 años atrás sobre la empresa y todavía falta mucho.

Brasil nos lleva una ventaja enorme y se prepara para la cumbre Río + 20 con un slogan: “Vamos a una nueva economía que tiene que ser verde, inclusiva y responsable”. La economía debe hacerse verde y compatible con el ambiente; tiene que ser inclusiva porque el 40 % de la humanidad está fuera del consumo y es inimaginable sostener esta situación; tiene que ser responsable y basada en la ética. Parte de la crisis del 2008 que hoy todavía se arrastra fue por el manejo irresponsable en términos financieros que ha perjudicado a ciudadanos, a clientes, ahorristas y a los inversores.

—¿Cuál es la responsabilidad del Estado?

—Hoy se habla de norma ISO 26000 de responsabilidad social a secas. Es RS y RSE es para empresas; hay una RSG para los gobiernos y hay también una responsabilidad social para la sociedad civil . Lo ideal es que la marea suba pareja, que una sociedad tenga toda la misma calidad de responsabilidad social como ocurre en las sociedades nórdicas. Todavía los Estados están demasiado atrasados, especialmente en la Argentina. Las legislaturas están creando leyes de RSE y no de RSG. Hay una desproporción en la colocación en agenda del tema. Está más en las empresas que en la política pública.

—Y en Santa Fe, ¿cómo andamos?

—Con mucho gusto, vemos que sea la Bolsa de Comercio la que impulsa el tema. Hemos venido trabajando desde el año pasado, este año vamos a realizar dos talleres sobre qué es, cómo se práctica y cómo se comunica. Hay un gran debate sobre cómo se comunica la responsabilidad social. Se creó hace veinte años un modelo para presentar un balance diferente donde además del balance económico, está el ambiental, el social y el ético. Se creó una matriz que se denomina GRI (iniciativa global para reportar este balance). Ésta es la matriz más utilizada para presentar un reporte de sustentabilidad. Las empresas top del mundo y unas 150 argentinas presentan anualmente un reporte de sustentabilidad. Ahora, GRI va creando capítulos para mineras, petroleras, financieras, medios de comunicación. El último documento sectorial sobre gestión es para los medios de comunicación.

—O sea que la responsabilidad social empresaria no es un enfoque filantrópico?

—Existe un posicionamiento cultural en identificar responsabilidad social empresaria con filantropía -parte de las ganancias de la empresa donadas a la comunidad-. Eso no está mal, pero esto no es responsabilidad empresarial, es filantropía empresarial o acción social. Gestión responsable del negocio es cómo gano el dinero, no cómo dono el dinero sin importar cómo lo gano.

Se tiene que demostrar en siete grandes dimensiones que se gestiona de manera ética: que tenés valores y lo sustentás; cómo es la calidad de vida hacia adentro (protección de derechos humanos, de la infancia, de género, etc.); a quién comprás; medio ambiente y, si pensás en futuras generaciones, tu gestión debe ser impecable; información al cliente y al consumidor; la comunidad (contribuís a la educación, a la calidad de vida de la infancia, a la salud), y la última dimensión es la de gobierno y sociedad. Aquí, hay que preguntarse si sos una empresa que ayuda a construir una democracia más transparente, más participativa, de lucha contra la corrupción, que forma como ciudadanos a sus empleados, qué rol tenés en el financiamiento de las campañas políticas. Esto está muy lejos de la filantropía y más metido en el ADN de la empresa.

Desde Córdoba al país

El Instituto Argentino de Responsabilidad Social Empresaria (Iarse) es una organización que trabaja para constituirse en un centro de referencia nacional en materia de responsabilidad social de las empresas. Fue fundado en el 2002 y es una organización privada, sin fines de lucro. Tiene un grupo de más de 110 empresas que lo apoyan en el cumplimiento de su misión institucional.

Cuenta además con un equipo de especialistas provenientes del mundo de la empresa y de lo social que basándose en un conjunto de actividades y servicios orientados a los interesados en esta temática, pretende fortalecer el compromiso del sector de negocios de Argentina con el desarrollo sustentable de la nación.

Iarse trabaja en red con organizaciones comprometidas con la instalación de la RSE en Argentina. Esta red está conformada por núcleos empresarios que funcionan en distintas ciudades del país. Autónomos e independientes, los núcleos cuentan con programas propios de trabajo para contribuir a que las empresas que los conforman puedan llevar adelante una gestión ética y socialmente responsable.

“Responsabilidad Social Empresaria  es sinónimo de sustentabilidad”

“Las generaciones venideras nos van a reprochar el mal uso de los recursos ambientales”, dijo Ulla.

Foto: Flavio Raina