Una mudanza con historia y futuro

Una mudanza  con historia y futuro
 

Después de 40 años que marcaron historia en el estilo de las cabelleras femeninas, la peluquería fundada por Eduardo Vázquez hace cuatro décadas se traslada en junio a pocas cuadras de su lugar original. Esa meritoria continuidad de un tiempo, que va por más en su permanente renovación, es la que evocamos en esta nota con imágenes y recuerdos de su actual titular Raquel Theumer y el decorador de los interiores del tradicional salón, José Mercado.

TEXTO. ROSA GRONDA. FOTOS. gentileza r&e y el litoral.

Eduardo es uno de esos casos donde el nombre supera al apellido. Eduardo Vázquez, tal su nombre completo, viajó muy joven a Francia para perfeccionarse en el arte de las cabelleras femeninas y regresó a Santa Fe para imponer hace 40 años la palabra ‘coiffure’.

En los años setenta eligió para instalar su peluquería la tradicional ochava de San Martín y Santiago del Estero, construida en 1936 por los talentosos arquitectos Bertuzzi y Navratil, de acuerdo con los criterios de la arquitectura moderna racionalista, que en la década del treinta renovó la edificación privada y pública de la ciudad, con realizaciones de gran calidad arquitectónica, que impusieron un lenguaje renovador de las formas y los espacios.

- Hablemos del origen, del fundador, ¿cómo era Eduardo?

- “Una persona llena de energía, un visionario. Siempre lo identificó su empuje empresarial, era un hombre de emprendimientos que lo llevaron a crear una marca propia de champú y una línea de accesorios que aún sigue vigente”, nos cuenta José Mercado, quien recién se iniciaba en el arte de la decoración, cuando Eduardo le propuso reformar el interior del salón.

- ‘Así, el espacio se dividió con una reja histórica del siglo XIX apoyada en columnas interiores. Para el mobiliario, paredes y aberturas se incorporaron detalles con materiales nobles: mármol de Carrara, bronce y sobre todo madera de cedro para la carpintería de los particulares toilettes y espejos. También se diseñaron maceteros que con sus plantas crean un ambiente especial, distinguido y natural‘.

El decorador recuerda que las obras de carpintería fueron realizadas por el mismo artesano de la madera, oriundo de Laguna Paiva, quien también dejó su sello de madera trabajada en un centro comercial de las cercanías. ‘Recoleta, una palabra clave para designar una zona que prácticamente fue iniciada por él, pionero visionario al que siguieron después incontables locales y cafés que se instalaron en los alrededores‘, remarca José.

- ¿Y cómo era la peluquería y los intereses de las mujeres hacia sus cabezas hace tantas décadas?

- ‘Eran épocas de ruleros y pelucas, muchas pelucas sintéticas...‘, recuerda Raquel. ‘Las mujeres de los setenta tenían el hábito de tener varias, una para cada ocasión y momento del día. Nosotros teníamos una variedad muy grande de pelucas y postizos y ese rubro nos llevaba gran parte de la actividad, además de participar mucho en torneos y eventos en el interior de la provincia, donde los fines de semana viajábamos con Eduardo para realizar el look de las reinas y conductoras”, nos cuenta Raquel mientras recorremos antiguas fotografías. ‘Se trabajaba mucho, hasta el agotamiento y la gente hacía cola en la vereda para esperar ser atendida‘.

- Raquel, ¿recordás algún cliente famoso que haya pasado por tus manos?

- “Tengo presente a Virginia Tola, la cantante lírica, que siempre venía a peinarse cuando era muy jovencita y estaba radicada en la ciudad. También, mucho más atrás en el tiempo, recuerdo a los Midachi, cuando recién empezaban. Miguel del Sel traía su peluca de Mercedes Sosa y nosotras la lavábamos y arreglábamos. Teníamos muchos unionistas de clientes, porque el fútbol y los colores de Unión eran una de las grandes pasiones de Eduardo, al punto que, en una época, el salón estaba todo embanderado con los colores rojo y blanco...”.

Luego de atravesar un túnel del tiempo con recuerdos y fotografías, llegamos al emocionado recuerdo de la muerte de Eduardo, ya que luego de su desaparición, el salón pasó a llamarse R&E en su homenaje, uniendo las iniciales de su nombre con el de la actual dueña del emprendimiento, que acaba de dejar su lugar original para funcionar en un espacio más pequeño, a donde trasladará algunos de esos detalles mas entrañables para no olvidarse de su historia.

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