De mitad hacia arriba, una verdadera sinfonía...

Jugó Gardel y tocaron Le Pera y los guitarristas

Messi jugó un partido bárbaro, tuvo compañía, se sintió cómodo y el equipo hizo un culto de las tres “G”: ganó, gustó y goleó.

 

Jugó Gardel y tocaron Le Pera y los guitarristas
 

Enrique Cruz (h)

(Enviado Especial a Buenos Aires)

No soy Calabró pero me pondré en su papel de “El Contra”, para decir, ante todo, lo que no me gustó del equipo: creo que tenemos una selección desbalanceada, que no juega del todo bien en defensa. La falta de un caudillo, de alguien que imponga con voz de mando, que ordene y grite a tiempo, es un problema insoluble desde los tiempos de Passarella y Ruggeri, apenas disimulado en algún momento gracias a la jerarquía tiempista de Roberto Ayala. Sabella lo dijo después del partido: “Fernández y Garay se conocieron antes de entrar a la cancha en Suiza y tuvieron un par de entrenamientos en esta semana previa a Ecuador”. Se nota y se agiganta el déficit cuando Zabaleta y Clemente cometen errores en la marca y en la salida. Punto y aparte para lo negativo.

Vamos a lo otro. No quiero entrar en la discusión si por jugar con tres delanteros se puede ser más ofensivo, pero ¡qué bien jugaron los de arriba! Messi hizo el partido que todos los argentinos queríamos ver y que él quería jugar; Agüero fue un buen ladero, Di María fue clave y desequilibrante, Higuaín se anotó en el gol y también complicó. A ellos se sumaron —con aceptable trabajo— la dupla de volantes que trabajó más para contener que para jugar (Mascherano y Gago), más la serenidad, la movilidad y los encuentros a alta velocidad que produjeron del medio hacia arriba para penetrar a una defensa muy concurrida pero poco eficaz para el logro de su cometido.

El técnico ecuatoriano armó un esquema ultradefensivo que se desmoronó en 15 ó 20 minutos brillantes de la Selección. Dicen que una de las grandes virtudes es la de reconocer sus propias carencias y trabajar en función de ellas. Seguramente, Rueda habrá pensado que si le salía a jugar de igual a igual a Argentina, lo presionaba en su propio terreno (como hizo Chile en el primer partido de Eliminatorias, el año pasado) o lo atacaba, iba a cometer un verdadero suicidio futbolero. Sin embargo, a los 31 minutos perdía 3 a 0, su equipo estaba confundido, desmoronado mentalmente y sin un “plan B” para aplicar en el caso de que Argentina pudiese marcar un gol. ¿Fue intención de Rueda marcar a presión a Messi?: no, porque el mejor jugador del mundo jugó libre y con espacios. ¿Fue intención de Rueda robarle la pelota a Argentina?: tampoco, porque se encerró atrás y cuando sus jugadores tuvieron la pelota la reventaron a cualquier parte. ¿Fue intención de Rueda sorprender a Argentina utilizando el arma del contragolpe?: tampoco, porque lo dejó solo a Benítez arriba, perdiendo casi siempre por una inferioridad numérica jamás disimulada

Lionel Messi le pega de zurda, rodeado de defensores colombianos, para colocar la pelota bien arriba, en el ángulo derecho e inalcanzable para el lungo Domínguez. Fue el tercer gol argentino, convertido por su gran figura. Foto: DyN

Jugó Gardel y tocaron Le Pera y los guitarristas

Un corazón sin agujeritos de Di María

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Ausentes

Argentina quedará libre en la próxima fecha y reanudará su actividad en Eliminatorias recibiendo a Paraguay, en Córdoba, el primer fin de semana de septiembre. Para ese partido, no podrá contar con

Mascherano y Agüero, quienes igualmente serán convocados porque días más tarde se jugará una nueva fecha (la penúltima), donde Argentina se medirá con Perú, en Lima.

por la total falta de adelantamiento que hubo de parte de sus compañeros.

La estrategia argentina fue muy sólida y contundente: tres delanteros y volantes con libertades absolutas. Así, por ejemplo, Gago y Di María jugaron bien cerrados y cerca de Mascherano, aunque en el caso de Di María también aprovechando el lateral para encarar a Achilier e intentar el mismo desequilibrio por los laterales que se daba en el sector central, donde Ecuador juntó mucha gente pero poca marca y, además, contó con una floja respuesta de la dupla Guagua-Campos en defensa. Di María le metió un pase milimétrico (¿fue offside?) a Agüero en el primer gol y repitió la misma acción cuando lo dejó solo a Higuaín, que no definió bien en ésa pero lo hizo en la otra, recibiendo una notable habilitación de Messi.

Párrafo aparte para el “10”. Se lo vio cómodo, activo, bien acompañado, tiró paredes, metió esas diagonales fulminantes que repite partido tras partido en su equipo y que le pudieron dar a Argentina —y a él— la posibilidad de otro gol y redondeó una actuación muy cercana a la perfección futbolera. Lo bueno de Messi es que además de jugar muy bien y de imponer el desequilibrio individual que todos esperamos de él, tuvo adecuada compañía. Recuerdo aquel partido en Rosario frente a Brasil, cuando su impotencia lo llevó a buscar la pelota en el propio terreno para chocar una y otra vez contra volantes y defensores adversarios; o los escasos momentos lujosos que tuvo luego, más allá de algunos partidos en los que anduvo bien. Pero nunca como anoche, metiendo un golazo, haciendo jugar a todos, participando de cada jugada de ataque y desparramando rivales con una habilidad sobrenatural. Un lujo.

Vuelvo a la anterior pregunta: ¿se ganó 4 a 0 por jugar con tres delanteros? Creo que sería un nuevo ingreso a una discusión de nunca acabar. Soy de los que creen más en las posturas, en las variantes, en los movimientos estratégicos y en la confianza o libertad que tengan los jugadores, que en los esquemas. Pero acepto que la notable jerarquía que Argentina tiene en sus delanteros, anoche fue la gran clave de la goleada. Del medio hacia arriba, el equipo mete miedo por nombres y también por rendimientos. Se jugaba de local y ante una Selección que, estoy seguro, Sabella sabía de antemano que se iban a meter atrás. Ecuador no fue Chile en el planteo. Por eso, los “miedos” del técnico (que en la mitad de la cancha se pueda ejercer superioridad numérica de parte de los ecuatorianos), jamás se cristalizaron en los hechos.

No creo que este esquema sea el definitivo. Uno tiene la impresión de que ante otra clase de rivales se puede ver un 4-4-2; y que algunos “riquelmistas” quisieran un 4-3-1-2 con Riquelme de enganche y Messi con Agüero o Higuaín arriba. Pero lo cierto es que Riquelme, por ahora, no está; que Messi se puede cargar el equipo al hombro como lo hizo anoche o en el segundo tiempo de aquella notable victoria ante Colombia en Barranquilla y que el desequilibrio individual de los delanteros puede más que cualquier esquema. Por más que siga pensando que un equipo no es más ofensivo porque juegue con más delanteros netos.

El “Fideo” jugó un partido bárbaro, metió pase-gol y le pegó de cachetada para marcar el cuarto gol de la selección. Arrancó por izquierda, se volcó al medio y terminó jugando por derecha. Allí recibió el centro de Lavezzi para convertir su gol. Foto: Efe

/// SÍNTESIS

Argentina 4

Ecuador 0

Cancha: Estadio Monumental de River.

Árbitro: Víctor Rivera.

Recaudación: 8.562.210 pesos.

Argentina: Sergio Romero; Pablo Zabaleta, Federico Fernández, Ezequiel Garay y Clemente Rodríguez; Fernando Gago, Javier Mascherano y Angel Di María; Lionel Messi, Gonzalo Higuaín y Sergio Agüero.

DT: Alejandro Sabella.

Ecuador: Alexander Domínguez; Gabriel Achiller, Jorgue Guagua, Jairo Campos y Walter Ayoví; Antonio Valencia, Pedro Quiñonez, Cristian Noboa, Fernando Saritama y Cristian Suárez; Cristian Benítez.

DT: Reinaldo Rueda.

Goles: en el primer tiempo; 20 min Agüero (A), 29 min Higuaín (A) y 31 min Messi (A). En el segundo tiempo, 30 min Di María (A).

Cambios: en el primer tiempo, 39 min Jaime Ayoví por Saritama (E). En el segundo tiempo: antes de comenzar, Jefferson Montero por Suárez (E); 17 min José Sosa por Agüero (A); 28 min Ezequiel Lavezzi por Higuaín (A); 37 min Maximiliano Rodríguez por Di María (A) y 38 min Renato Ibarra por Benítez (E).

BAJO LA LUPA

ROMERO (6).- Poco trabajo en el primer tiempo y una tapada junto al palo derecho en el segundo. Atento y expeditivo.

ZABALETA (5).- Algo complicado en el complemento, cuando Ecuador se animó y llegó bastante por su sector. Discreto aporte ofensivo.

F. FERNÁNDEZ (6).- Impuso todo su vigor y presencia cada vez que fue a pelear una pelota dividida. Se nota que tiene una fuerte personalidad. Necesitó mejor complemento con su compañero de zaga.

GARAY (5).- Hay que esperarlo, darle más oportunidades y, sobre todo, chances de trabajo para lograr un mejor entendimiento con Fernández. No dio la mejor de las imágenes.

CLEMENTE RODRÍGUEZ (5).- Llamativamente impreciso en las salidas desde el fondo, cuando perdió varias pelotas. Pocas veces decidió subir por el lateral. Lejos del muy buen rendimiento que tuvo, por ejemplo, ante Bolivia.

GAGO (6).- Buen trabajo, preciso en el juego, asociándose con los puntas y dándole una mano a Mascherano en la marca.

MASCHERANO (6).- Jugó bien a pesar de que en Barcelona se entrena y juega como marcador central y no como volante. Su temperamento lo traicionó y se hizo amonestar con el partido ya definido.

DI MARÍA (8).- Una de las grandes figuras del partido. Mucha movilidad, confianza para jugar y el aporte siempre valioso de un gol. Jugó por todo el frente de ataque.

AGÜERO (7).- Arrancó para comerse la cancha, hizo un gol y luego alternó buenas con malas, con cierta imprecisión que, de todos modos, no altera un muy buen rendimiento.

MESSI (9).- La gran figura. Activo, desequilibrante, participativo, hizo un golazo, participó en casi todos, hizo jugadas deslumbrantes que no terminaron adentro del arco ecuatoriano por poco y la gente lo ovacionó. Gran noche.

HIGUAÍN (7).- Fue de los que menos lució y no arrancó bien cuando marró una buena oportunidad tras un pase de Di María, pero después se redimió con un gol. Cometió una “avivada criolla” que le valió la amonestación (le pegó con la mano cuando no llegaba a la pelota).

LAVEZZI (6).- Las corrió todas, aunque no tuvo chances ciertas para marcar. Entró con ganas.

SOSA.- No entró del todo bien, se paró por izquierda y trató de tener la pelota.

MAXIMILIANO RODRÍGUEZ.- Pocos minutos para mostrarse.