En el auditorio de ATE

Presentan “Molly precisa un blues”, el nuevo libro de Sergio Ferreira

Se trata de una nueva apuesta de publicación independiente del grupo Temps era Temps. El libro fue ilustrado por Gonzalo Geller. La presentación será el 7 del corriente, a las 20.30, en San Luis 2854, con entrada libre y gratuita.

Nicolás Loyarte

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Sergio Ferreira no tiene mejor oportunidad de festejar los 50 años de vida -que cumplió el 4 de junio- que celebrando el encuentro de la palabra hecha poesía con el puente que supo construir a través del tiempo entre él y sus lectores: un nuevo libro. “Molly precisa un blues” es el nombre elegido para esta nueva obra que cuenta además con ilustraciones de Gonzalo Geller y dice ser un “cómic fatal”.

Desde su portada la obra fija posición al enunciar que “hay otra literatura en Santa Fe”. Y ésta es la de Ferreira, quien cuenta con doce publicaciones que saben de paisajes urbanos, escenas y espejos de la sociedad santafesina; y de sus amigos literarios miembros del taller Temps era Temps, que genera cultura en nuestro medio desde 1998. Juntos llevan adelante desde el año 2003 el Fondo Editorial Cooperativo “Los juegos del Temps”, que es independiente.

En diálogo con El Litoral, Sergio Ferreira expone su mundo creativo y anticipa algo del nuevo libro.

—¿Cuándo y en qué circunstancia nace “Molly precisa un blues”?

—Molly es hija del blues, como género musical. El blues tiene un espíritu melancólico fruto de una circunstancia humana. Es la música de los negros oprimidos del sur de los EE.UU., que tiene su cuna en la fe, en el gospel, en la esperanza de otra vida posible. Para mi personaje, Molly, que no se siente una mujer negra y sufrida, pero que sí comprende a esa sufrida raza que destila música con el dolor, el blues es una salida de la mediocridad que la asfixia. Es la música lenta y sentida, como si la música pudiera materializarse en una cosa viva o en carne viva, de acuerdo con una existencia, como la suya, en una pequeña sociedad de un pueblo portuario, donde el olvido de los funcionarios y la desidia de la gente ha hecho que anide la desesperanza, y la vulgaridad. Pero ella es capaz de pensarse distinta, por eso y para eso precisa un blues.

—¿Quién es Molly?

—Algo de esta pregunta ya lo respondí en la anterior, pero también Molly es un retrato en cómic, un cómic fatal, de la chica de clase media baja argentina, con sus contradicciones, sus búsquedas, sus límites impuestos por otros a los que no conoce, sus caminos no trazados por otros a los que sí conoce. Quizá por eso el mar es el camino no trazado pero siempre transitable que queda insinuado o propuesto al final.

El tono

—¿Cuál es el tono del libro? Obviamente, de un blues...

—El blues es una música capaz de atravesar fronteras, quizá esa propiedad la tienen la mayoría de los géneros musicales (no así ciertas marchas o canciones con consignas), pero ese atravesar, esa travesía la hace con personas y personajes que no sólo no se dejan separar por las vivencias disímiles, tampoco por el color de la piel, ni por las cuestiones propias de la historia de una raza en un lugar del mundo: el blues es hoy fusión más que nunca. Fusión quizá menos en lo musical y más en el contexto cultural que lo promueve. Eso se ve por ejemplo en el gustosísimo trabajo “Wynton Marsalis & Eric Clapton Play the Blues”, grabado en vivo en el Lincoln Center, para quien quiera darse un lujo musical.

—¿De una “Canción del abandono” (libro anterior) se sale con un blues?

—Mis trabajos publicados son absolutamente temáticos e independientes uno del otro, aunque suman a una expresión totalizadora. “De la Canción del Abandono” publicada hace menos de un año, no puedo (ni quiero) salir, como no pude salir del “País de las máscaras”, del cual podría escribir una nueva versión aggiornada a esta crisis mundial devastadora; ni salir de una espera perpetua como la planteada en “(La espera de) Gabrag”; ni mucho menos del “Éxodos” entrañable de mi experiencia de desarraigo en Barcelona allá por el 2002. Yo no salgo de mis libros, creo que con cada uno voy sumando un ladrillo en el muro de una obra que, incluso, primero me sorprende a mí mismo. No quiero decir que por lo buena, por lo mala o por lo despareja, eso queda a cada lector decidirlo, sino por lo complementaria. Mi trabajo total publicado expresa cada vez más un pensamiento y un sentir que sólo asumo cuando sale a la luz de la publicación.

—Contame un poco sobre esta experiencia de trabajar con un ilustrador. ¿Cómo fue el proceso creativo de ambos?

—Molly como obra es un cómic, fatal, pero cómic al fin. Nunca pensé publicarlo de otra manera que de ésta en la que sale ahora. Necesitaba este trabajo el contexto material de un libro/revista, como éste. Es más, siempre imaginé sus personajes como personajes de historieta (yo de adolescente me leía todo el D’Artagnan, el Tony, la revista Fierro, etc.). El trabajo con Gonzalo Geller fue en dos etapas: yo escribí el texto y él lo dibujó posteriormente, con toda libertad. Nunca le sugerí siquiera un detalle de los personajes. Es su trabajo de acuerdo con lo que el texto le disparó.

—Se sabe que tus presentaciones tienen algo de actuación, música y otros artes, anticipame cómo será esta vez.

—Las presentaciones de los libros de mi grupo de trabajo siempre son puestas en escena, no teatrales, no somos actores, pero sí jugamos con los espacios escénicos, y fusionamos disciplinas: en este caso será una banda de blues (Pariente Pobre) y lectores orales (L. Pablo Casals y mi hija Milena Ferreira) que me acompañarán, con la asistencia técnica de Lucas Fornillo.

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Sergio Ferreira Foto: Gentileza producción

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Tapa del nuevo libro.

Foto: Gentileza producción

Éxodos

—Más allá de presentar Molly, ¿está naciendo un nuevo libro?

—Actualmente estoy reescribiendo un ensayo que en su momento me llevó tres años y medio de investigación, análisis documental y redacción, que es “Éxodos”.

Ese libro, como ensayo, nunca fue publicado porque es demasiado grande y el costo de edición es impagable para el proyecto que dirijo desde hace ya nueve años y que se llama Fondo Editor Cooperativo “Los Juegos del Temps”. Lo había terminado y ahí quedó, sin publicarse, en el año 2003.

Hace dos semanas me llegó una propuesta de Ediciones Académicas Españolas, una marca propia de una editorial alemana, la Lap Lambert Academic Publishing Gmb H& Co. KG, quienes conocieron algo de mi trabajo literario a partir de una publicación que hicimos con el taller literario Temps era Temps en la Universidad Autónoma de México, en 2006 y se interesaron.

La cuestión es que “Éxodos” (el ensayo) se va a publicar a nivel global apenas termine de revisarlo, corregirlo, ajustarle datos periodísticos y quitarle la parte que hablaba de los éxodos masivos de personas que provocó la crisis argentina del 2002 y la reemplace por los éxodos masivos de personas que sufre España a partir de la crisis económica actual que los agobia.