Estar con y contra la ley

Evelin Sampietro

DNI: 30.075.654.

Señores directores: Escribo estas palabras no sé con que intención, quizás por el simple hecho de que alguien escuche esta mezcla que tengo de bronca, tristeza y resignación.

Mi historia sé que es una más de las tantas que pasan a diario.

El otro domingo salimos a pasear con mi esposo (él manejaba) y mi hijo de 14 meses. Volvíamos por la tarde en el auto cuando se nos vino de frente un chico en moto a alta velocidad, en contramano y nos chocó, sin casco, sin seguro. La ambulancia se lo llevó, la policía tomó la denuncia.

Al otro día mi marido fue a la comisaría, le dijeron que el chico está quebrado, y que le van a marcar las huellas digitales e iniciar un sumario a mi marido.

Nuestro auto quedó con el frente roto, nadie va a responder por eso, encima te inician un sumario, pareces culpable, pero no nos sentimos culpables, nos sentimos idiotas, por llevar todo en regla, circular en dirección y velocidad correctas, tener el seguro al día, el bebé en su silla, los tres con cinturones puestos.

Qué ingenuos somos. Esta sociedad no premia por esto; a nadie le importa.

La ley ampara a la moto por ser mas chica, aun cuando estaba totalmente en falta. Era de tarde, me pregunto si no éramos nosotros y era una persona caminando la que pasaba, un vehículo manejado bajo esas condiciones es un arma.

Hoy me siento insegura en la calle, tengo miedo del nene de 12 años que maneja, de los que pasan en rojo, del borracho que choca y alega que no estaba en su sano juicio.

Quizás sea el momento de comenzar a ser más viva, de “ponerme a la moda”, sacarle la patente al auto y empezar a hacer lo que se me dé las ganas, total nadie te hace nada.

Doy gracias porque los tres estamos bien de salud, pero al susto y a la bronca no nos lo quita nadie.

A un isleño bueno y generoso

Mario Ciprian.

DNI. 6.215.747.

Señores directores: vaya este recuerdo póstumo del Club Gimnástico Excursionistas Unidos con Juan Daniel Pintos, fallecido el 6 de mayo pppdo. Bien montado, callado, aquerenciado en el riacho y ahijado del ambiente isleño. Hoy lo llora el sauce y se enrojese el ceibo. Su contribución reiterada alentó a los directivos.

En tu viaje definitivo te despedimos emocionados y agradecidos, amigo Juan.