Detracción de fondos federales a la provincia

Para Zaffaroni, la política debe resolver el planteo de Santa Fe

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“La Corte no tiene plazos”, aclaró el jurista sobre el reclamo de Santa Fe ante la instancia suprema del Poder Judicial.

Foto: Pablo Aguirre

El ministro de la Corte Suprema de Justicia advirtió sobre la pérdida de la capacidad de negociación política en la Argentina. Las razones de la necesidad de dictar un nuevo Código Penal y de reformar la Constitución.

 

Mario Cáffaro

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Eugenio Zaffaroni alentó un acuerdo político entre la Nación y la provincia de Santa Fe que cuestionó ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación la detracción de fondos federales ante la no ratificación de un pacto federal vencido y no ratificado por la provincia. “Algunos problemas son de índole política que se derivan a la Corte, pero que tienen que tener solución política. Lamentablemente, no la tienen y se pretende que la Corte los resuelva. Este problema que se plantea con la provincia de Santa Fe se tendría que resolver políticamente. Se nos deriva a nosotros una conflictividad cuya naturaleza, en el fondo, si la analizamos, es de naturaleza política”.

La definición de Zaffaroni se produjo en la sala del decanato de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la UNL en rueda de prensa previo a participar de una mesa debate sobre “Democracia, seguridad y reforma policial”, junto a Marcelo Sain, Gabriel Anitua, Máximo Sozzo y Gustavo González.

El planteo de Santa Fe recobró notoriedad en la semana que el procurador general interino de la Nación, Luis González Warcalde, dictaminó que la Corte Suprema de Justicia debe rechazar las demandas presentadas por las provincias de Santa Fe y San Luis para que el gobierno central deje de descontar indebidamente -según el planteo- recursos coparticipables.

El ministro de la Corte puso otros ejemplos de planteos de provincia. “Se está perdiendo esa capacidad de negociación y se están produciendo lo que llamamos judicialización. La política está perdiendo la capacidad de negociación, esto es sentarse en una mesa. Esa capacidad es la esencia de la política, el que no tiene ese arte no puede hacer política. Esto es lo que se está perdiendo en la Argentina”, remarcó.

“La Corte no tiene plazos y el dictamen del procurador no es vinculante”, aclaró ante un pedido concreto de El Litoral.

Las dos reformas

Por otra parte, Zaffaroni justificó la necesidad de dictar un nuevo Código Penal cuyo anteproyecto le fue encomendado a él y a juristas de diferentes partidos políticos e insistió con la necesidad de reformar la Constitución Nacional para ir hacia un parlamentarismo.

“Un Código Penal, institucionalmente es un apéndice de la Constitución, el menú donde dice cuánto cuesta cada infracción. El Código Penal tiene que ser algo claro, orgánico; cada delito tiene que ser proporcional a la jerarquía del bien jurídico, del daño que se causa. Hoy, tenemos un caos total, un viejo Código -que era bueno- totalmente destrozado. En la época de mi abuela, todos intuitivamente sabíamos qué era delito y qué no era; hoy no lo sabemos ni los profesores de derecho penal porque se han empezado a crear tipos y tipos y tipos de derechos penales, porque se ha alterado todo el Código, porque se le metieron 900 reformas, se destrozó todo. Vale más la propiedad que la vida, hay delitos contra la propiedad que tienen más penas que delitos contra la vida. Son cosas incoherentes y un montón de leyes especiales que están fuera del Código. Existen un montón de disposiciones penales en leyes no penales, disposiciones extravagantes, disposiciones en leyes no penales que no sabemos si son delitos, contravenciones o faltas. Es una aquelarre por el que en algún momento hay que poner orden y hacer un Código”, señaló.

En cuanto a la reforma constitucional, Zaffaroni dice ser crítico de la enmienda de 1994 donde participó como integrante del Frente Grande. “Muchas instituciones quedaron a medio hacer con una serie de dificultades que después se no están planteando: autonomía de la ciudad de Buenos Aires; el Ministerio Público aparece extra poder pero hay articulitos que no resuelven mucho; no se ha resuelto la coparticipación federal donde se puso como condición una ley imposible que requiere tanto consenso que nunca se va a poder sancionar. Varias dificultades institucionales tienen su fuente en la Constitución. La Constitución no es el Himno, la Bandera, el escudo, es un instrumento que -no nos engañemos- la hemos puesto en funcionamiento hace menos de 30 años. Era como un auto que teníamos en el garaje, lo pusimos a funcionar y ahora que funciona nos damos cuenta de que hace unos cuantos ruidos. Lo que correspondería es pararlo y repararlo un poco”.

Pero además, Zaffaroni descarta el tema de la re-reelección siempre presente al momento de incluirse el tema en la agenda política. “Primero no lo creo viable; segundo, no creo que la presidenta tenga ganas de eso, tampoco creo que sea humanamente exigible ya que el ejercicio del Poder Ejecutivo en la Argentina es algo sumamente deteriorante en lo personal, no es fácil. En tercer lugar la re-re es mala palabra en la Argentina y lo sabemos desde hace años. Habría que pensar en cambiar el sistema de gobierno, si vamos a seguir con un presidencialismo o vamos a ir a un parlamentarismo. Soy partidario de un sistema parlamentario que no nos preserva de la crisis política y las crisis existen en todas las democracias; pero una cosa es que haya una crisis política y otra que cada crisis política en un sistema presidencialista se convierta en una crisis de sistema”, justificó.

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La política está perdiendo la capacidad de negociación; esto es sentarse en una mesa, esa capacidad que es la esencia de la política; el que no tiene ese arte no puede hacer política”.

Eugenio Zaffaroni,

ministro de la Corte Suprema de Justicia.

“No estamos vacunados contra otra crisis”

Zaffaroni admitió haber quedado muy impresionado por la crisis de 2001 y entiende que el sistema político argentino tiene que estar preparado para hacer frente a situaciones de las cuales no están exentas ninguna de las democracias del mundo. De allí su insistencia en discutir el sistema de gobierno para una nueva reforma constitucional.

“No veo en ciernes una situación de crisis. Quedé muy impresionado por el 2001 y aunque no veo esa situación cerca, todas las grandes democracias han tenido crisis en algún momento y nosotros no estamos vacunados contra eso. Un día nos volverá a pasar, no en la misma forma, y creo no tenemos que buscar la solución. Tenemos que prevenir el incendio, fuera de todo contexto. Una cosa es que el auto vuelque y otra que se desbarranque; vuelcos vamos a tener, tratamos de que no se conviertan en desastre”.

Sostiene que “un sistema parlamentario nos protegería más, reforzaría el sistema de partidos políticos e incentiva la negociación que está faltando en la Argentina. No digo que hay que reformar la Constitución por el hiperpresidencialismo, quien gobierna debe tener poder, si no no podés gobernar. Creo que es mucho más fuerte un gobierno parlamentario que uno presidencialista. Un gobierno parlamentario cuenta siempre con mayoría parlamentaria; la perdió y se cayó; un gobierno presidencialista que pierde la mayoría parlamentaria se encuentra en figurillas tiene que negociar o legisla por decretos de necesidad y urgencia que no es nada agradable. Necesitamos tener un gobierno fuerte, pero vamos a ver cómo lo elegimos”.