EDITORIAL

Árboles para cuidar el medio ambiente

Disminución de la contaminación sonora y ambiental; moderación de la temperatura que, a su vez, puede redundar en un ahorro de la energía que se utiliza en refrigerar ambientes, y aumento en la calidad del aire son algunos de los beneficios que representa el arbolado, sobre todo en las áreas urbanas donde resulta imperioso contrarrestar los efectos del tránsito, la polución y el ruido. Por si todo esto fuera poco, constituye un aporte indiscutible a la estética urbana: el espectáculo visual que ofrecen los árboles en las distintas estaciones es una ventaja extra, tal vez subjetiva pero necesaria.

 

El plan de forestación anunciado por el municipio local para este año, que se enmarca en un proyecto concebido para toda la gestión, se orienta al cumplimiento de estos objetivos: 6000 ejemplares con prioridad para los autóctonos y de producción propia se plantarán a lo largo de 2012, según anunció el titular del Ejecutivo santafesino. El número se corresponde con la cantidad de niños y niñas que -se estima- nacen por año en la ciudad, de manera que se convierte en un poderoso dato simbólico por cuanto la idea de que haya un árbol por cada nuevo habitante resulta auspiciosa.

Desde otra perspectiva, la cifra resulta relativa, tanto para saber si es suficiente esta cantidad de especies en una ciudad que crece en población y en ocupación del territorio, como para anticipar si todas lograrán llegar a su pleno desarrollo. Para el primer caso, cabe recordar que el plan tiene una continuidad y el anuncio realizado en el Día del Medio Ambiente corresponde a este año -el primero de la actual administración- con promesa de continuidad. Para el segundo, conviene tener en cuenta que, más allá del tiempo que una planta demanda para crecer y desarrollar follaje, el vandalismo suele ensañarse también con los árboles.

Más allá de estos hechos que protagonizan una minoría pero afectan al conjunto de la sociedad, se pidió en esta instancia un explícito compromiso por parte de vecinos y comerciantes para acompañar y favorecer el desarrollo de las especies. El pedido no es ocioso, ya que por un lado ratifica el protagonismo que requiere el cuidado del medio ambiente. En este sentido, la clasificación domiciliaria de residuos y el reemplazo de bolsas plásticas por otras reutilizables -dos de las medidas que, con éxito, se pusieron en marcha en los últimos años- también requieren una acción concreta. Por otra parte, este compromiso asumido puede llegar a contrarrestar acciones tan inexplicables como la poda indiscriminada y la extracción de árboles que, en no pocos casos, se realiza sin más justificación que las molestias ocasionadas por la caída de hojas o la necesidad de hacer más visible un cartel o una vidriera. Es un hecho que, en algunos tramos de la ciudad, la falta de sombra se convierte en un verdadero problema en los agobiantes meses de verano y termina desalentando el tránsito peatonal, con lo que se consigue el efecto contrario al que se pretende lograr.

Una vez más, las políticas públicas de este tipo deben ser alentadas y controladas, pero de poco sirven sin la real participación de la sociedad.