Mesa de café

De leales y traidores

Remo Erdosain

Abel desliza un comentario acerca del uso del Tango por parte de la presidente.

-Ayer fue la hija, hoy es el hijo...

-Lo de la hija te lo dejo pasar -contesta José- pero lo del hijo me parece de una crueldad injustificable de tu parte.

-¿Y se puede saber por qué? -pregunta Abel.

-Una madre hace cualquier cosa cuando el hijo está enfermo. ¿O que hubiera hecho tu madre? ¿O que haría tu esposa si tu hijo estuviera grave?

-Movería cielo y tierra, pero yo no tengo aviones oficiales...

-¿Y si los tuvieras? -pregunto.

-Posiblemente los usaría -admite Abel.

-Discusión concluida -se ufana José.

-Si al tema lo instalamos como un culebrón sentimental -interviene Marcial- está claro que José tiene razón, pero acá se trata de una madre que es al mismo tiempo la presidente de la república, una presidente que desde hace rato está convencida de que los bienes del Estado son patrimonio personal. O sea que no mezclen los tantos ni me vengan con golpes bajos. La presidente es madre y nadie le niega el derecho a desvelarse por su hijo, pedir licencia y hacer todo lo que se le ocurra para estar a su lado, pero la señora no es una indigente, alguien que recurre al avión del Estado porque no tiene otra alternativa.

-Según los datos conocidos, la señora tiene una cuenta de tres millones de dólares... -dice Abel.

-Que pesificados suman algo así como catorce millones de pesos -agrego.

-Según los entendidos -reitera Abel- los millonarios tienen en sus cuentas bancarias más o menos el cinco por ciento de su fortuna...

-O sea que no es una madre desvalida -observa Marcial.

-A mí me parece un disparate lo que están diciendo. El hijo estaba enfermo y lo trajo en el avión. ¿Qué tiene de malo?

-Para ella no tiene nada de malo, es evidente -admite Marcial.

-Todo es cuestión de acostumbrarse -agrega Abel- nos acostumbramos a que la señora use el avión para el cumpleaños de su hija, o para que le traigan lo diarios de Buenos Aires cuando está en el Calafate, no puede sorprendernos que haga lo mismo para atender al hijo.

-Yo creo que ustedes son muy severos con ella y sospechosamente complacientes con otros.

-¿Por ejemplo?

-Scioli también hace propaganda oficial y usa los bienes del Estado para atender cuestiones personales.

-Según las palabras de ese vicegobernador leal que se llama Mariotto -ironiza Marcial- Scioli es un gorila.

-Perdón -digo- si no estoy mal informado Scioli es de ustedes.

-Más o menos -dice José.

-Convengamos que la foto que se sacó con Moyano es bastante sugestiva -dice Abel.

-Según mi modesto criterio es la manifestación opositora más consistente que he visto en los últimos meses -afirma Marcial.

-Scioli y Macri son los candidatos del 2015 -anuncio.

-El que está con ganas de salir a la cancha es Cobos -dice Abel.

-No le veo uñas para guitarrero -observa José- además la gente no vota traidores.

-¿Si Cobos es traidor, Mariotto qué es? -pegunta Abel.

-Un soldado de la causa.

-Me lo imaginaba -dice Marcial- un soldado con mansión en Marbella.

-No le busquen la quinta pata al gato -insiste José- Cobos es un traidor y Mariotto es un compañero.

-Ustedes a Cobos le tiene que levantar un monumento -dice Marcial.

-¿Por qué tanto? -pregunta José.

-Porque si aquella madrugada del voto positivo, el resultado hubiera sido otro, la señora habría dejado de ser presidente.

-¡Qué democráticos! -exclama José.

-Yo te digo las cosas como son. Después hagamos las evaluaciones del caso. La verdad objetiva es una: la gente que estaba movilizada no iba a aceptar perder en el Parlamento lo que habían ganado en buena ley en la calle.

-A mí me consta -dice Abel- que si el gobierno esa noche se salía con la suya el país entero se paralizaba.

-O sea -repite Marcial- que el voto de Cobos le salvó la vida a los Kirchner. Un par de meses más tarde empezaron a recuperarse, pero si Cobos no hubiera votado como votó el país se incendiaba.

-De ello se deduce -repite José- que ustedes aceptan lo que dice el Parlamento cuando les conviene, pero si no es así le prenden fuego a todo. Lo que se dice unos demócratas extraordinarios.

-No te hagás la rata cruel -le dice Abel con tono festivo- ustedes quisieron sacar las retenciones por decreto y recurrieron al Congreso cuando perdieron la calle. Y en el Parlamento perdieron, no porque Cobos los traicionó, sino porque antes de que Cobos decidiera, muchos legisladores peronistas se cruzaron para el otro lado. Y fue lo más sensato que hicieron, porque sabían que si no tomaban esa decisión jamás podrían regresar a sus provincias.

-El hecho de que Cobos haya tenido que desempatar demuestra que muchos peronistas habían traicionado antes.

-Estábamos hablando del avión de Cristina y terminamos con el lock out patronal del 2008 -dice José- no sé por qué nos fuimos tan lejos.

-No nos fuimos lejos -dice Marcial- estamos bien cerca hablando de lo mismo.

-Es más -digo- en el 2008 los Kirchner estaban fuertes, contaban con el apoyo de los sindicatos, de los gobernadores, de los intendentes...

-Hoy ella está sola -dice Abel con tono dramático.

-No está sola -contradice Marcial con sonrisa burlona- tiene a los chicos de la Cámpora.

-Que, como dijera Guillermo Moreno, -digo- no sirven para nada.

-¿Ustedes creen en serio que va a volver a pasar lo del 2008? -pregunta José algo desconcertado.

-Creo que va a ser peor -retruca Marcial.

-Te morís de ganas de que así sea.

-No me muero de ganas -responde Marcial- pero cuando veo las decisiones que toma la señora, me dan ganas de morirme.

-A mí lo que más me exaspera -digo- es que todos los problemas que la señora se ha creado en estas últimas semanas son gratis. El dólar, las importaciones...con un mínimo de sensatez y muñeca podrían haberse evitado

-Yo no comparo fechas, porque son incomparables. La Argentina del 2008 no es la misa que la del 2012, pero lo que observo son los problemas. Cacerolas en el centro porteño, paro de la CTA, peleas con Macri y Scioli, paro agrario, rencillas cada vez más duras con Moyano.

-Y a ello agregale -dice Abel- la inflación, el fraude del Indec, la paralización creciente de la actividad económica, la corrupción, la inseguridad...

-Hace diez años que ustedes vienen pronosticando lo peor, pero la señora está cada vez más fuerte.

-No esta cada vez más fuerte, está cada vez más sola.

-No comparto -concluye José.