“Los dueños de las maternidades son los bebés y sus familias”

 

Aula Corazón

“Antes, el recién nacido era inmediatamente abrazado y puesto sobre el pecho materno tranquilizado, admirado y amado. Hoy, si bien la hospitalización ha logrado descender notablemente la mortalidad materna y del recién nacido enfermo, lo ha hecho a un alto costo afectivo para las familias”.

El médico conduce el Centro de Perinatología del Hospital Iturraspe, un equipo formado por enfermeras, psicólogos, asistentes sociales, voluntarios y médicos que apunta a un enfoque humanístico a la hora de afrontar la llegada de un bebé.

 

Natalia Pandolfo

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“Maternidades seguras y centradas en la familia”. Bajo este título se resume un cambio de perspectiva a la hora de asumir la llegada de un recién nacido. Bajo este título, el Dr. Fernando Redondo brindó recientemente una charla en el Sirio Libanés, en un acto organizado por la Sociedad Argentina de Letras, Artes y Ciencias.

Allí contó sobre el programa que desarrolla en el Centro de Perinatología del Hospital Iturraspe desde 2000, un trabajo en equipo que incluye a enfermeras, asistentes sociales, el grupo de voluntariado Mamá Corazón, psicólogos, médicos y a la cooperadora del hospital. “Es cultura organizacional distinta a la clásica, con importantes resultados en la contención social y en los indicadores de salud”, resume el pediatra.

Para explicar el concepto, dio varias vueltas hacia atrás las agujas de la historia: “Hace años, el nacimiento era un acontecimiento familiar, compartido con la comunidad. Ocurría en hogares con la protección y ayuda de otras mujeres (abuelas, madres, comadres, vecinas) que tenían conocimiento de los partos normales. El trabajo de parto transcurría en el ambiente familiar, protector, donde la mujer era libre de moverse y expresar su dolor y felicidad al mismo tiempo”, contó.

“El recién nacido era inmediatamente abrazado y puesto sobre el pecho materno tranquilizado, admirado y amado. Se alimentaba exclusivamente al pecho sin horarios ni restricciones, complementos o suplementos. El niño transcurría sus primeros días en su casa en interacción continua con su familia en su comunidad, su experiencia era muy agradable, sin separaciones ni desconocidos alrededor.

“Esta imagen resumida es la un parto normal que ocurre aproximadamente en el 80% de los nacimientos. Pero no deja de ser cierto que algunos trabajos de parto y nacimientos no son normales, y que el recién nacido y su madre pueden enfermar y morir en estas circunstancias. Esta situación, al ser minoritaria, no es asumida por la comunidad como una probabilidad, como un riesgo, a pesar del progreso médico de la obstetricia y la neonatología. Es difícil aceptar actualmente la muerte relacionada con el embarazo y el parto, ya sea de la madre como del niño. ¿Cómo es posible que desaparezca la nodriza del hogar o su bebé, que tiene una esperanza de vida de 75 años? Esto ocurre y seguirá ocurriendo porque la ciencia no puede resolver aún varios interrogantes médicos como el trabajo de parto prematuro o la infección del líquido amniótico.

“Tampoco la sociedad resuelve el tema de la exclusión y el abandono de los más necesitados, casualmente los que más se mueren, lo que la ciencia médica no puede modificar y opta por estar en primera fila del espectáculo del fracaso”, resumió.

El costo afectivo

“Desde hace un tiempo, con el objeto de evitar infecciones, surge la hospitalización del parto y el nacimiento. De este modo, la mayor parte de la población tuvo acceso a las mismas posibilidades de higiene y control de las madres y sus bebés al momento de nacer”, explicó el profesional.

“Este verdadero cambio llevó a la gestante a maternidades y hospitales acostumbrados a asistir enfermos. Pero las mujeres embarazadas no están enfermas en su mayor parte, todo lo contrario: están en la plenitud. Los hospitales funcionan en su mayoría como lugares de atención de enfermos y emergencias, dejándose de lado patrones sociales donde transcurren las familias.

“Las embarazadas pasan mucho tiempo en las salas de espera, cuando ingresan en trabajo de parto lo hacen en ambientes muy blancos, libres de infecciones, no familiares, intimidantes, solas, y cuando ha ocurrido el nacimiento son alojadas en sitios poco acogedores, feos y con comodidades limitadas donde el acceso a familiares siempre, por alguna razón, está ‘temporalmente’ vedado”, sostuvo el médico.

“Pero lo más preocupante es que la embarazada accede y enfrenta el ámbito hospitalario sola, sin su marido ni sus familiares. Ellos han quedado afuera, no están contemplados en la planificación del sistema. No hay salas de espera confortables pero sí horarios restringidos de visitas”, definió.

“Los hospitales tienen además servicios de Neonatología para el cuidado de recién nacidos enfermos; allí éstos son separados inevitablemente de sus madres para la asistencia por tiempo prolongado en momentos vitales para el desarrollo del vínculo madre-hijo. Si bien la hospitalización ha logrado descender notablemente la mortalidad materna y del recién nacido enfermo, lo ha hecho a un alto costo afectivo para las familias”.

Una cuestión de actitud

Un grupo de profesionales santafesinos, siguiendo al Dr. Miguel Larguía -jefe de la Maternidad Sardá de Buenos Aires y pionero en Latinoamérica de este tipo de proyectos-, decidió hace algunos años implementar el programa de Maternidades Seguras y Centradas en la Familia (MSCF). El de Santa Fe fue uno de los primeros equipos que se formó, luego del porteño.

Éste incluye varios ejes de acción:

- Organigrama de funcionamiento que incluyan “Servicios a la Familia” (acciones de educación para la salud básicas y de procreación, medicina anticipatoria, programa de apoyo a los padres, a madres adolescentes, organización de residencias para madres).

- Organización de consultorios externos en todas las áreas donde se priorice de veras a la embarazada, a los efectos de asegurar el número y la calidad de los controles prenatales.

- Programa arquitectónico para la adecuación ambiental hogareña de la embarazada y del recién nacido.

- Asistencia al parto en un Centro Obstétrico según modalidad de salas únicas del trabajo de parto, parto y recuperación, con participación familiar y asistencia de acompañante.

- Promoción y apoyo incondicional de la lactancia materna, de acuerdo con la iniciativa Hospital Amigo de la Madre y el Niño de Unicef.

- Tratamiento de las interferencias hospitalarias mediante el sistema de internación conjunta madre-hijo recién nacido.

- Ingreso irrestricto de los padres a los servicios de neonatología y programación de visitas dirigidas a hermanos y abuelos.

- Residencia hospitalaria para la estadía de madres de prematuros y recién nacidos patológicos internados en cuidados especiales, incluyendo salas para la extracción de leche.

- Estimulación individualizada de los recién nacidos prematuros con prevención/tratamiento de estrés y dolor, asistencia de nido y adecuación hogareña de su lecho y contacto precoz piel a piel, independientemente del grado de cuidados necesarios.

- Programa de apoyo a futuros padres, padres de prematuros, madres adolescentes, etc.

- Estimulación y organización de servicios de voluntarias para el apoyo y asistencia integral de grupos familiares con carencias.

- Detección precoz del maltrato, abandono y de privación materna.

“En general las acciones propuestas están basadas en el respeto de los derechos de la mujer embarazada y sus recién nacidos (declaración de Barcelona de 2001). Nada más (ni menos) que el respeto de los derechos humanos”, consignó el médico. Y concluyó: “Se debe entender a este programa como un cambio de actitud del equipo de salud, una cultura organizacional distinta, poniendo la mira en que los únicos dueños de las maternidades son los recién nacidos y sus familias”.

 
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Este grupo de profesionales decidió hace algunos años implementar el programa de Maternidades Seguras y Centradas en la Familia. El de Santa Fe fue uno de los primeros equipos que se formó, luego del porteño, pionero en Latinoamérica. Fotos: ARCHIVO EL LITORAL

DR. FERNANDO REDONDO

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El Dr. Fernando Redondo dirige desde hace más de diez años el proyecto, en el que participa profesionales y voluntarios.

“Lo más preocupante es que la embarazada accede y enfrenta el ámbito hospitalario sola, sin su marido ni sus familiares. Ellos han quedado afuera, no están contemplados en la planificación del sistema. No hay salas de espera confortables pero sí horarios restringidos de visitas”.

Dr. Fernando Redondo

Pediatra

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“En general las acciones propuestas están basadas en el respeto de los derechos de la mujer embarazada y sus recién nacidos. Nada más (ni menos) que el respeto de los derechos humanos”.

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“Una mamá que conoce y comprende, será la primera en enseñar a su hijo cómo cuidar su cuerpo”. Foto: LUIS CETRARO

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Según estima el médico, un 35 por ciento de las madres que llegan del interior de la provincia con sus chiquitos prematuros no saben leer ni escribir. “El objetivo de tener una Residencia para Madres dentro del hospital es que la mujer se apropie de los cuidados de su hijo y aprenda, para después poder asistirlo en la casa. Y entonces, pueda sentirse absolutamente útil. Ésa es la importancia de que esté durmiendo y comiendo todo el tiempo dentro del hospital. Por otra parte, en ese tiempo proporciona el calostro que el bebé necesita. Y, finalmente, aprovechar esa oportunidad para ponerlas en contacto con el sistema educativo: hace unos cuatro años incluimos una escuela primaria, y éste es un hecho único en Latinoamérica”, se enorgullece el médico.

Si la mamá permanece durante bastante tiempo, finalmente obtiene el título de Escuela Primaria para Adultos. Y si no, se le establece el vínculo con la escuela de adultos de la zona donde vive, y se le garantiza un banco para que siga allí sus estudios.

María Inés Pernuzzi está a cargo de la Escuela para Madres. “Para mí muy gratificante poder colaborar con este equipo de trabajo -cuenta-. El Aula Corazón es parte de la educación pública de nuestra provincia, ya que surge como un proyecto de la Escuela Primaria para Adultos República de México Nº 2543, para abrir las puertas a la comunidad.

“Lo que se trata de hacer en las clases es sostener desde lo afectivo y desde lo pedagógico, para que las mamás de los bebés internados en Neonatología puedan capitalizar esta experiencia como una instancia de aprendizaje que resulte trascendente en sus vidas, en las de sus hijos y en las de sus familias”, explica la docente.

“Intentamos ayudar a comprender los procesos por los que transitan los bebés o sus propios procesos personales durante y después de la hospitalización; conocer acerca del cuerpo humano para poder cuidarlo”, resume.

“Ser parte de este equipo me enorgullece enormemente, sobre todo porque sé con la humanidad y el corazón con que se trabaja. Los espacios públicos, como los hospitales y las escuelas, son lugares de servicio a la comunidad que no deben perder la amorosidad y deben ver siempre desde lo humano. Eso garantiza cualquier aprendizaje y predispone siempre para buenos resultados”.

“Las embarazadas pasan mucho tiempo en las salas de espera, cuando ingresan en trabajo de parto lo hacen en ambientes muy blancos, libres de infecciones, no familiares, intimidantes, solas, y cuando ha ocurrido el nacimiento son alojadas en sitios poco acogedores, feos y con comodidades limitadas donde el acceso a familiares siempre, por alguna razón, está ‘temporalmente’ vedado”.

Dr. Fernando Redondo

Pediatra.