Patricia Sosa en Casa España

Una Torre inexpugnable

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Oscar Mediavilla se sumó en la guitarra en algunas canciones, como en las viejas giras por Latinoamérica y la Unión Soviética.

Foto: Gentileza Marian Alem

Ignacio Andrés Amarillo

 

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Corría noviembre de 1982, y en el IV Festival BARock aparecieron muchas barbas, símbolos de la paz, vestimentas hipponas y caras de querer escuchar “Los juguetes y los niños”. Los que fueron con esa expectativa, recibieron un impacto similar a una patada en la cabeza: allí estaban los juveniles V8 de Ricardo Iorio, con la voz de Beto Zamarbide (“y los hippies que se mueran”, una de sus primeras “ricardescas” conocidas); la reencarnación de Norberto Aníbal Napolitano al frente de Riff, tirando tappings a lo Van Halen; y por supuesto estaba La Torre, encabezada por una juvenil Patricia Sosa, la misma que al mostrar hoy sus declaraciones para el documental que registró aquel encuentro, se dirá parecida a Dalma Maradona.

El tiempo pasó, y Patricia fue cantante melódica, actriz de tiras de Pol-ka y jurado de “Cantando por un Sueño”. Pero las vueltas de la vida hicieron que ella y Oscar Mediavilla, su compañero de la vida y de la música (y de esa banda inicial) se propusieran regrabar aquellas viejas canciones y salir a presentarlas por los caminos, como hace tres décadas.

Cruce de épocas

Y así aparece ella, casi mejor (“más buena”, diría alguno) que entonces: más enrulada, vestida con campera y jeans (calados adelante) con flecos, musculosa y abajo un body push up que terminará quedando al aire: nada que envidiarle a las Runaways o las Bangles en su momento de gloria.

Y ahí está, cantando “Colapso nervioso”, la misma canción que (contaría después) explotó cuando Juan Alberto Badía la impulsara desde Radio Rivadavia. Y entonando “Moscú”, compuesta a la vuelta de una gira por la entonces roja Unión Soviética, cuando recién bandas como AC/DC o Scorpions se animaban a cruzar la Cortina de Hierro. Y por supuesto, llegando a la apoteosis con “Sólo quiero rock and roll”, revoleando la musculosa (que finalmente fue a parar a las manos de un espectador afortunado), con Mediavilla en la segunda guitarra (en uno de los pocos temas en que se sumó) y calentando el ambiente como en las postrimerías de la dictadura y los albores de la primavera alfonsinista.

Así fue la presentación de “Desde La Torre” en ATE Casa España, el sábado pasado. Un recital de rock clásico, de cuando el rock más contundente era un medio de gritar contra la opresión: ahora, tras interpretar “Tratando de cambiar el mundo”, la cantante dirá que hoy hay que comenzar por cambiar el mundo interior. Ese giro místico (habló también de cuerpos áuricos, de que en 2012 hay que hacer “lo que la intuición mande, nunca menos”) es quizás la diferencia más llamativa entre aquella chica rebelde y esta madre profesional y mediática.

Tan profesional como la banda que la acompañó, integrada por Daniel Leis (guitarras y coros), Gustavo Giuliano (bajo), Nacho Abad (piano y coros), Mariano Mere (teclado y coros), Pablo Garrocho (batería) y Sofía Sobral (coros). Merece destacarse el virtuosismo de Leis en sus solos, contraponiendo a la potente voz de la solista el ganancioso sonido hard rock de sus guitarras.

Intercambios

El punto de conflicto podía ser con los que fueron a escuchar a la Patricia de los últimos años y no a la indómita rockera; la solución intermedia, aportada por un Mediavilla que soplaba al oído repertorios alternativos (que igualmente estaban ensayados) fue sumar “Luz de mi vida” en medio del set y reemplazar “Vuelvo a anclar en mi lugar” por “Endúlzame los oídos” en los bises, antes de una versión rockera de “Aprender a volar”.

Entre los homenajes, estuvo el recuerdo de Pappo a través de ese televisivo momento en el que junto a Sebastián Borensztein compusieron “Mi vieja” para el programa de Tato Bores; tras esa versión, ilustrada en las pantallas (como casi todos los temas, con un video alusivo) con imágenes de la Ruta 66, llegaría “Muchacha ojos de papel”, llevada por el piano de Abad y adornada con ilustraciones del propio Luis Alberto Spinetta, momento que sirvió también para recordar a otros “idos” en el último tiempo, como Estela Raval y Adrián Otero.

Hubo mucha interacción de la cantante con los públicos de todas las edades, pero especialmente con las mujeres, como cuando les pidió finales alternativos a “Para amarte una vez más” (tema que no fue regrabado en este disco); las mismas a las que les dijo un “paren, chicas” cuando se mostraban seducidas por un Mediavilla de saco blanco y zapatillas. Así transcurrieron dos horas de concierto, con la fuerza y el calor del hard rock clásico: calor necesario para afrontar el mordiente frío que aguardaba a la salida.


Setlist

Estamos en acción

Colapso nervioso

Tratando de cambiar el mundo

Moscú

Rompe mi amor rompe

Llórame un río

No me vencerán jamás

Para amarte una vez más

Tiempo de descuento

Viaje a la libertad

Mi amor eterno

Mi vieja

Muchacha ojos de papel

Siluetas de sal

Luz de mi vida

Pesadilla en Oriente

El valor de mis sueños

Sólo quiero rock and roll

Endúlzame los oídos

Aprender a volar