Mesa de café

Un “Vatayón” en la calle

Remo Erdosain

Marcial se queja de la ola de frío. Dice que el único problema que tiene con Londres y con Gran Bretaña es el frío. -Los admiro, pero no son perfectos, el frío y la niebla así lo prueban. José le está por contestar con alguna bravuconada nacionalista, pero en ese momento llega Abel. Se lo ve inquieto, molesto, fastidiado por algo que no conocemos, pero que no puede disimular.

-Lo que están haciendo con las cárceles y los presos no tiene nombre -dispara como si a la frase la hubiera tenido encajada debajo del paladar.

-¿Se puede saber a qué te referís? pregunto, como si estuviera haciendo un chiste.

-¿Vos no leés los diarios? -pregunta.

-Depende de que diario -contesto.

-La tapa de Clarín -por ejemplo-, dice Marcial para meter la cuchara.

-¿No es que Clarín miente? -digo.

-Por supuesto que miente -interviene José.

-Es que ya se sabe que a la verdad la poseen la señora y su encantador compañero de fórmula: ellos no mienten, son la encarnación de la virtud.

-Dejemos las chicanas de lado y que Abel nos cuente qué pasa con los presos -propongo.

Abel espera a que Quito termine de servir la vuelta y después de asegurarse que volvió a la barra arranca diciendo que el gobierno con estos actos ha cruzado la raya.

-¿Pero qué hizo? -insisto.

-Abrió las puertas de las cárceles para que los presos puedan asistir a los actos del gobierno.

-Contala bien -reaccionae José -no macanées.

-Yo no miento -responde Abel-, es más, cuando lo leí en Clarín pensé que el diario de los Noble estaba macaneando y que en su afán de criticar al gobierno había recurrido a la mentira y el sensacionalismo.

-¡Hace rato que Clarín vine haciendo lo mismo! -se exalta José.

-Pues bien, nunca ha estado tan verdadero, nunca dijo la verdad con tanta precisión -subraya Abel.

Yo insisto en que traten de contar las cosas como fueron y en orden, porque sigo sin entender anda.

-Lo que pasó -explica Marcial con su habitual flema- es que se supo que en las cárceles se ha organizado una rama de “la Cámpora” y la agrupación se llama Vatayón...

- ¿No es con “b” larga? pregunto.

- Para los peronistas ese detalle no tiene ninguna importancia -acota Marcial con su sonrisa inconfundible.

-No nos detengamos en gorileadas menores y sigan contando lo que pasó.

-Esa agrupación “Vatayón...”, explica Marcial suspirando, está integrada por presos comunes, algunos condenados a prisión perpetua. Pues bien, lo que se ha hecho es inventar un llamado programa de resocialización e integración de los delincuentes y con esa coartada los sacan a la calle para que animen los actos kirchneristas.

-Si esto es así -enfatizo- han cruzado una raya que ningún gobierno se había decidido a cruzar, ni siquiera los militares.

-Es verdad -confirma Abel-, hasta ahora el gobierno se había metido con los bancos, el dólar, la caja de los jubilados, los diarios, pero manotear las llaves de las cárceles para abrirlas es algo increíble.

-A ustedes la mala fe los desborda -se indigna José-, por un lado se hacen los progresistas y garantistas, pero cuando realmente se está aplicando un sistema organizado por profesionales para integrar a los presos en términos humanitarios, nos acusan de las peores cosas.

-Las fotos no dejan mentir -responde Abel-, a estas criaturitas de Dios se las ve animando actos populares y lo mas interesante es que la orientación política de esos actos es oficialista.

-Schoklender lo acaba de confirmar -digo.

-No acepto declaraciones de un parricida -acusa José.

-Ahora es parricida, pero durante quince años fue el compañero del alma de la señora Bonafini -puntualizo.

-Yo lo siento por todos nosotros -dice Marcial-, pero tan mal andan las cosas en esta Argentina que las verdades están en la boca de un tipo como Schoklender.

-¿Tan seguro estás?

-Lo suficiente. Schoklender no miente cuando dice que la señora Bonafini es la responsable de los desfalcos producidos en Madres de Plaza de Mayo. Tampoco miente cuando asegura que los Kirchner sabían todo lo que estaba pasando y miraban para otro lado. Por último, los hechos han demostrado que su denuncia acerca de los operativos de barrabravas carcelarios por parte del oficialismo es un hecho que se viene realizando desde hace varios meses.

-Es como para tener los pelos de punta -se lamenta Abel-, el país está cada vez más inseguro, a la gente le roban y la matan en sus casas o en la calle, y a los pocos delincuentes que meten presos el gobierno ahora los larga para que asistan a sus actos.

-¡Criaturitas de Dios! -exclama Marcial.

-Lo más grave -digo-, es que por lo que me acabo de enterar, la primera en defender lo que está ocurriendo es la presidente.

-Eso es alucinante -manifiesta Abel-, porque se puede admitir que en el país ocurran cosas graves que la presidente no conozca, pero que la máxima autoridad política de la Argentina le brinde una coartada política e intelectual a los delincuentes, es algo nunca visto.

Nada debe extrañarnos -expresa Marcial-, es la misma presidente que esta semana defendió a los barrabravas, los defendió y los trató como si fueran tiernas ovejitas.

-Pensar -digo- que desde hace años se viene diciendo que estas barras son una peste, que hay que combatirlas porque se trata de delincuentes de baja calaña que ejercen la violencia contra los ciudadanos.

-Macri y los radicales también tienen sus barrabravas.

-¡No es verdad! -reacciona Abel indignado.

-Y si lo fuera -digo-, peor para Macri y los radicales.

-Todo lo que quieras -dice Marcial-, pero convengamos que la señora hizo lo que nadie hizo hasta el momento.

-¿A qué te referís? -pregunta José receloso.

-A ponderar en una tribuna pública a las barrabravas. De aquí en adelante, con qué legitimidad un directivo de un club, un agente policial o un político, van a proponer límites a los barrabravas si la máxima autoridad política del país los apoya.

-Y los viene apoyando desde hace rato -agrega Abel-, el gobierno en este tema tiene amianto en el estómago. No nos olvidemos que en el mundial de fútbol de Sudáfrica les pagó el pasaje en avión a los muchachos de Hinchadas Argentinas y hoy cada vez que les puede dar una mano se las da, a cambio de apoyo político, por supuesto.

-El sinvergüenza de Di Zeo -dice Abel indignado -no en vano declaró que había votado por la señora y que la seguirá votando.

-Di Zeo no es un sinvergüenza -corrige Marcial-, Di Zeo es un tipo de avería.

-¿Quiénes son más delincuentes- pregunto- los que cometen los delitos o los que les dan carta blanca para que los cometan?.

-Es una buena pregunta -comenta Abel.

-No comparto -concluye José.