Llegan cartas

Homenaje a Jorge Reynoso Aldao

Alberto Cassano

DNI Nº 6.220.825

Sres. Directores:

El Litoral le hizo dos excelentes homenajes escritos. El Club del Orden ha organizado un Ciclo de Conferencias en su recuerdo. Y el lunes 6 de agosto, el Consejo Social de la Universidad Nacional del Litoral, con emotivas palabras a cargo de Gustavo Vittori, lo honró por su trayectoria y activa participación en el mismo. En esa ocasión interrumpir para completar un poco más su admirable personalidad y tarea, hubiera sido un despropósito.

Personalmente tuve el placer de ser su amigo y él me correspondió con su amistad y su sabiduría, ayudándome en una actividad para la que hubiera sido incapaz de realizar.

Desde el año 1972 hasta el presente, he recibido muchos subsidios del Conicet para investigación y desarrollo. Hasta 1985 se percibía el subsidio y se rendía sólo por el monto otorgado, sin que se tuviera en cuenta lo que el investigador pudiera hacer con los intereses del depósito del dinero (una falla seria). A partir de 1975 empecé a recibir fondos muy importantes (creación del Intec, el Ceride, las obras en El Pozo y la ejecución del Proyecto de Agua Pesada) y decidí que una organización controlada por el Estado (una fundación que creamos con ese objetivo, denominada Arcien, que significa arte y ciencia y la presidía el Dr. R. Cerro) se ocupara de la administración de estos fondos de manera de que todo fuera transparente, a cambio de un 2% de los ingresos, que los debitábamos de los intereses.

De ese porcentaje, a la parte más importante la reinvertíamos en la biblioteca o equipos de aire acondicionado (siempre algo inventariable), otra la dedicábamos a pagar la Obra Social a los becarios que hasta hace muy poco tiempo no la tenían (cosa que nos parecía absurdo), otra nos servía para pagar el estipendio de becarios desde el momento en que el Conicet le adjudicaba la beca hasta que se la hacía efectiva. Y finalmente, una fracción menor, pero no despreciable, decidimos dedicarla a la promoción de actividades artísticas y culturales.

Nosotros no nos sentíamos capaces de esta tarea. Lo convocamos a Jorge, para crear un Consejo Asesor para guiarnos en este cometido. Reunió lo mejor de Santa Fe y no quiero dar nombres por temor a olvidarme de alguno. Es increíble la labor que nos ayudó a llevar a cabo. Desde obras de teatro, concursos literarios y conferencias, hasta exposiciones de pintura y muchas otras acciones más. Hasta nos ayudó a conseguir un subsidio del Fondo Nacional de las Artes, para comprar todas las butacas de lo que hoy es la Sala Ceride. Y si bien la mayor parte del peso de la tarea recaía en Jorge, él trabajaba en la Comisión Asesora, ad-honorem o si se quiere, por amor al arte. Sirvan estas palabras para participar a los lectores, el maravilloso recuerdo de esos diez años y todos los que compartí con él después, a partir de esos momentos.