Ocurrió en 2004

La Corte confirmó la perpetua para un ex policía por matar a su padre

DyN

La Corte Suprema dejó firme la condena a prisión perpetua contra un ex policía santiagueño por el homicidio de su propio padre, a quien ultimó de un hachazo mientras dormía por un supuesto enfrentamiento vinculado con una relación sentimental del agresor.

En fallo dividido, cuatro jueces de la Corte se inclinaron por ratificar la condena contra Alberto Irineo Catán, hoy de 30 años, por el crimen de su padre, Raúl Alberto Catán, el 10 de noviembre de 2004.

Según documentación a la que tuvo acceso DyN, “cuando Raúl Alberto Catán se hallaba acostado durmiendo en su domicilio..., el encartado Alberto Irineo Catán le asestó un golpe en la cabeza con un hacha, que le produjo una herida traumática en el cuero cabelludo y una lesión en los tejidos óseos de la calota craneana de tal magnitud que le traería la muerte, poco tiempo después”.

A mediados de abril de 2008, Catán hijo fue condenado por la Cámara de Crimen de Tercera Nominación, con los votos concordantes de los jueces Osvaldo Encalada y Julio David Alegre, con la disidencia de Juan Storniolo.

Catán hijo siempre proclamó su inocencia, e invocó el “beneficio de la duda” ya que -según consideró- no había pruebas para condenarlo: “Llegué a juicio porque no lloré en el velorio de mi padre y porque siempre me mantuve tranquilo”, dijo.

El procurador general adjunto Luis González Warcalde había recomendado a la Corte confirmar la condena, alegando que “el tribunal sentenciante descartó expresamente toda posibilidad de duda acerca de la autoría material del hecho, exponiendo un razonamiento lógico que despeja- cualquier intento del imputado de desconocer lo sucedido y negar su participación”.

“Uno a uno, los indicios son entrelazados, evaluados en el fallo y cotejados con lo declarado por Catán: el haber ingresado la motocicleta al interior del living de la casa; la ausencia de manchas de sangre y huellas de pisadas en la habitación; la afirmación del imputado de haber tocado el cuello de la víctima y sin embargo no presentar rastros de sangre en su mano ni en el teléfono que utilizó para llamar a la policía; lo extraño que resulta que alguien haya ingresado a la casa de los Catán a la madrugada y matara a la víctima sin más, y sin que el perro ni siquiera ladrara ante la presencia de un extraño”, añadió el dictamen.