Después de una noche de excesos

Está procesado el autor de un crimen cometido en San Jorge

El acusado dijo que primero lo golpeó por manosear a su novia de 14 años. Después lo apuñaló hasta matarlo porque le mordió la mano.

Juliano Salierno

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El juez de Instrucción de San Jorge, Néstor Troncoso, dictó procesamiento por un homicidio ocurrido en una vivienda de calle General Paz al 1200 de esa ciudad, donde un grupo de personas se reunió luego de compartir una larga velada en el bar “La Cristina”.

La resolución judicial conocida el 11 de julio se encuentra firme y tiene como único procesado a Walter Marcelo González, un joven de 21 años al que se le atribuyen los delitos de “homicidio agravado por alevosía y hurto calificado en concurso real” en perjuicio de Juan Carlos Peralta.

La víctima de 39 años fue hallada por su tío Raúl en horas de la siesta del sábado 23 de junio. El hombre, que tiene un taller de chapa y pintura en la edificación contigua a la de su sobrino, se encontró con un cruento cuadro cuando tras tocar infructuosamente el timbre, decidió entrar por una puerta del fondo.

En el piso y con las manos y pies atados, el hombre encontró a Juan Carlos Peralta con varias heridas de arma blanca y bañado en sangre. Como lo creyó aún con vida solicitó los servicios de emergencias, que sin sentido acudieron al lugar, dado que a esa hora llevaba largo rato de muerto.

En el boliche

La Policía Científica de la Unidad Regional XVIII del departamento San Martín registró la escena y levantó las muestras que luego servirían como prueba en la instancia judicial. Asimismo, los investigadores de la Comisaría 2da. de San Jorge, descubrieron que la mañana del homicidio, Peralta había estado compartiendo mesa en el boliche “La Cristina”, junto a dos parejas, más jóvenes que él.

Pronto los uniformados dieron con los nombres y los lugares donde se encontraban ocultos los supuestos agresores. Además de la captura de Walter González, la policía atrapó a la novia, una santafesina de 14 años; el hermano de ésta, Federico Quinteros de 18 años y Julia Soledad Schneider de 30 años.

Si bien los tres mayores fueron puestos bajo arresto -la menor quedó a resguardo de la Secretaría de la Niñez-, tanto Quinteros como Schneider recuperaron más tarde la libertad y recibieron el falta de mérito, ya que no se pudo comprobar su participación en el ataque mortal.

En cambio para el juez Troncoso sí se encuentra acreditada la responsabilidad penal de González, que además confesó y brindó detalles de la forma en que consumó la faena. “El imputado buscó y aprovechó que la víctima se hallaba desprevenida y en total estado de indefensión”, afirmó el magistrado.

Motores y música

Todo comenzó en una noche de diversión y excesos, en la que los involucrados terminaron compartiendo mesa en el bar mencionado. Testigos del lugar dijeron que estos fueron los últimos en irse, cuando el reloj marcaba las 9.30 de la mañana del sábado.

Como la noche les había quedado chica, el grupo se trasladó a la casa de Peralta, que si bien apenas conocía a sus “nuevos amigos”, les ofreció toda su hospitalidad.

Los vecinos cuentan que a esa hora se oyeron motos aceleradas y luego música a todo volumen, pero nada dijeron de gritos, golpes o alaridos de dolor.

Pero una vez en la casa de calle General Paz sobrevino el incordio entre el anfitrión y uno de sus invitados, que increpó a Peralta tras enterarse que éste había manoseado a su novia, una jovencita de 14 años.

Según descifró la Justicia, González aprovechó cuando el resto de los convidados se fueron a sus casas para escarmentar a Peralta y casi sin advertencia lo golpeó con el caño de una escopeta recortada.

Lo quiso degollar

Con eso logró derribar al adversario, al que con unos cordones que había en uno de los cuartos, ató de pies y manos.

Tal como lo confesó en sede judicial, para fingir un robo comenzó a desordenar la casa y a preparar un par de mochilas con pertenencias de la víctima, cuando advirtió que de pronto el herido comenzó a reaccionar.

Entonces tomó un cuchillo e intentó degollarlo, pero como Peralta se quejaba demasiado y temía que sus gritos fueran oídos por algún vecino, trató de colocarle un trapo en la boca. Fue en ese momento en que el indefenso mordió a su verdugo, que enfurecido le asestó tres puñaladas letales en el pecho, el cuello y la espalda.

Con frialdad limpió el cuchillo, cargó las cosas y se fue en bicicleta, cerrando la puerta con llave, como si nada hubiera pasado. La policía lo atrapó esa misma noche en su casa del barrio Federal y desde entonces se encuentra tras las rejas, aguardando que la causa sea elevada a juicio.

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La policía del departamento San Martín arrestó enseguida a las personas que compartieron mesa en un bar de San Jorge, la madrugada previa al homicidio.

Foto: Prensa URXVIII

Mochilas y pruebas

Una vez consumado el crimen de Juan Carlos Peralta, el joven González escapó de la casa de calle General Paz al 1200 montado en una bicicleta de la víctima. Al hombro llevaba dos mochilas bien cargadas con pertenencias del muerto.

Para evitar ser descubierto en caso de que lo detuvieran, González se descartó de los bultos arrojándolos a la cuneta. En horas de la noche del sábado 23 de junio la policía de San Jorge encontró sobre bulevar Las Américas, entre Iturraspe y Almirante Brown una mochila con estéreos de autos y una campera de jean.

Más tarde, sobre calle Santiago del Estero, entre calle Bordabehere y Lavalle, apareció la otra mochila con un caño recortado de escopeta calibre 16, una chimaza de madera, una culata, cartuchos, una billetera con los carné de conducir de la víctima. El caño del arma desarmada tenía rastros de sangre, lo mismo que las prendas que le secuestraron a González en su propia casa.