Artes visuales

“Fotografías”

La nota

Obra de Daniel Muchiut. Fotos: Gentileza producción

Domingo Sahda

En el Espacio de Arte de la Fundación Osde -Av. Rivadavia 3238, 3º piso, ciudad de Santa Fe- han sido habilitadas recientemente dos muestras fotográficas firmadas cada una de ellas y de modo independiente por los autores Raúl Cottone y Daniel Muchiut. Los trabajos de Cottone se resuelven visualmente dentro del arco expresivo que provee el armónico contraste de la luz-sombra, en tanto que las obras firmadas por Daniel Muchiut se determinan, en un aspecto, por el color en su máxima expresión planimétrica.

Cottone denomina a su producción, inscripta en el marco del Festival de la Luz como “Desde abajo”, en tanto que Daniel Muchiut llama a la suya “Canto Popular”, también inscripta en el espacio del mismo festival ya mencionado.

La producción de Muchiut se inscribe y gira en una suerte de estudio antropológico del personaje que otorga el título a la colección y deviene en mirada abarcativa, en análisis de los comportamientos sociales centrados en un protagonista y su entorno. El “ojo de la cámara”, el fotógrafo, intencionadamente captura aspectos que individualizan el gesto, el ámbito y el pensamiento devenido en actitudes y gestos cargados de sentido. Las imágenes operan a modo de instantáneas, en decir, no poses, y por tal son pasibles de su interpretación y la elaboración de una reflexión en torno a las mismas, más allá del aspecto técnico que a ojos vista resulta impecable. El arte de la imagen sirve, como siempre lo ha hecho cuando se trata del serio compromiso del creador, en un espejo generador de construcciones conceptuales, sociales y políticas. El autor deviene en cronista impersonal; el receptor deberá activar su conceptualización pues en ningún caso el aspecto rutilante de las fotografías induce al éxtasis paralizador, sino que se asume como activador sensoperceptivo e intelectual. La fotografía que captura cada escena se convierte en dispositivo del soporte lingüístico sostenido en todos los casos por la calidad técnica específica de la realización cuanto por el nivel de referencia y contaminación subjetiva de los actuantes que contagia subrepticiamente al espectador.

El fotógrafo Daniel Muchiut es el otro “yo” del cantor que registra, que narra historias de polivalente proyección desde el ojo de su cámara, su ojo alternativo.

Cada toma impecable en sus registros cromáticos asume el rol discursivo del contraste de la luz explicitando cada situación sin ambages, lejos de herméticas disquisiciones interpretativas. Hay una evidente sobrecarga ideológica en el periplo documentado del “Cantor Popular”. Nada aquí es aséptico o incontaminado.

Desde la sola elección temática de la tarea creativa autopropuesta está presente un marco conceptual desde el que se asumen posiciones sociopolíticas, criterios y definiciones. No se busca la proposición estética por sí misma sino que se vale de ella para contar una historia de directa cognición inicial.

El ícono se explicita de modo rutilante en el plano sin que ello signifique por sí mismo una categoría de valor artístico. La figuración, la abstracción son caminos de resolución que se eligen y no presupuestos que predeterminan calidades artísticas.

El tópico elegido por el expositor vale, esencialmente hablando, por su calidad de resolución en cada proposición a la vista, especie de historiografías contada en imágenes. Forma y contenido se imbrincan y sostienen esta colección a la vista.

“Desde abajo”

Desde una óptica contrastada, Raúl Cottone exhibe su colección “Desde abajo”, centrando inicialmente el gesto fáctico, el punto de anclaje desde el cual define cada configuración en el plano desde “abajo”; deliberadamente por debajo del nivel de la mirada convencional y esperada. Obliga al espectador a reposicionarse, a reformular conceptos a partir del descubrimiento del recorte de la imagen desde un ángulo inesperado.

Este desafío, resuelto de modo impecable por Cottone, ayuda a la ampliación del concepto de “imagen en el plano”. No sólo la frontalidad previsible sino el ángulo insólito son despertadores de consciente atención y descubrimiento de vías alternativas. Enriquece, quizás sin proponérselo de modo didácticamente explícito, la percepción del mundo entorno.

En esta colección, la luz en sus infinitas modulaciones de claroscuro evita cualquier desplazamiento de interés hacia lo “espectacular”, centrando su objetivo icónico en imágenes silentes cargadas de la poética de lo ambiguo, de lo insólito, de aquello que fuga, sea frontal o tangencialmente. Se abre a interpretaciones múltiples. De este modo, cada pieza firmada por Cottone opera como ventana a lo insondable. Lo “dicho” está logrado con preciso y cuidado refinamiento, prueba del “oficio” del fotógrafo. En cada escena, la luz tamiza y diluye los ámbitos de pertenencias sugiriendo su hipótesis de desarrollo infinito. El diálogo entre la luz y la sombra tamiza expresivamente cada instancia recortada transformándola en cristalizados enigmas de alta ponderación e impecable resolución.

El ojo atento de la cámara, el “ojo del fotógrafo” explora, espía cada situación fijando de una vez y para siempre una escena que eventualmente podrá repetirse al infinito sin modificar su tensión expresiva inherente. El logro contemporáneo de la reproductibilidad técnica “democratiza” —por así decirlo— el discurso visual pero no incide en su calidad específica. Se asume como documento eventual de un estado del tiempo y de las sociedades y sólo se rotula como rango de condición artística esencial cuando genera espacios de intelección y sensibilidad que extienden los horizontes de la cultura social humanística de la contemporaneidad.

Ambas colecciones, con sus particularidades específicas, cargan con los méritos suficientes como para ser recorridas y apreciadas, pues de sobra se sabe, o debiera saberse, que la mirada “profunda” ensancha los espacios del conocimiento.

 

La nota

Obra de Raúl Cottone.