Evo contra un gigante

Carlos Vernazza

Evo Morales es el 84º presidente en la historia de Bolivia. Y aunque su nombramiento provocó convulsiones en la política local e internacional, tiene una distinción imposible de igualar: es el primer mandatario indígena electo democráticamente en el mundo. Además, lo hizo con el 54 por ciento de los votos.

Su origen no puede ser más pobre: es hijo de agricultores y pastores de llamas que cuidaban sus cultivos en la zona de Oruro, famosa por su clima frío y desértico. Un dato que pocos saben es que, a los seis años, Morales estuvo trabajando en la Argentina, precisamente en Tucumán, en la zafra de la caña de azúcar. Luego volvió a su país y se instaló en las cercanías de Cochabamba, la segunda ciudad en importancia. Allí, a pocos kilómetros, está la zona del Chapare, lugar por excelencia para la producción de coca y epicentro de la producción de cocaína.

Desde joven mostró inclinaciones sindicales y políticas, por eso, junto con un grupo de militantes, refundó el MAS (Movimiento al Socialismo), partido que lo llevaría al poder supremo.

Bolivariano como Chávez

Venezuela y Bolivia están distantes y en primera instancia se parecen poco. El primero tiene 30 millones de habitantes y un producto bruto interno de 320 mil millones de dólares. El segundo tiene apenas 10 millones de pobladores y un PBI seis veces inferior.

Bolivia, como sabemos, lleva su nombre en honor a Simón Bolívar. Y el presidente Chávez, que se declara un ferviente seguidor del prócer independentista, también quiso homenajearlo de alguna manera, por eso es que su país se hace llamar República Bolivariana de Venezuela.

El cocalero Morales está identificado ideológicamente con el Coronel Chávez, pero las diferencias son notorias en otros aspectos: por ejemplo, el dólar se vende libremente, sin controles, en este país vecino. Mientras que en Venezuela, al igual que aquí, las limitaciones son muchas. A pesar de ello, el paralelo cuesta en Caracas exactamente el doble que el oficial.

Contra la gaseosa Nº1

El presidente venezolano dio la nota, días atrás, cuando adelantó que desde el 21 de diciembre de este año no se comercializará más Coca Cola en su país. ¿Por qué esta fecha? Porque ese día, según el calendario maya, y después de 26.000 años, los planetas se alinearán, lo que para algunos significa el fin del mundo. Pero Morales, aparte de tomar ese argumento, dice que, se cumpla o no esa profecía, la medida apunta a que se concrete “el fin del egoísmo y de la supremacía del capitalismo”.

El canciller boliviano, David Choquehuanca, dice que no hay marcha atrás con esta decisión. Además, hizo referencia a otra compañía estadounidense, porque McDonald’s, con sus ocho sucursales, tuvieron que irse del país por quiebra, algo absolutamente inédito en el mundo. El caso fue tan relevante que hasta se filmó un documental llamado “Por qué quebró McDonald’s en Bolivia”, donde se explica que el fracaso se debe a que los pobladores rechazan su comida por una “tradición alimenticia”.

En 196 países

La gaseosa nacida en Atlanta, Georgia, donde aún tiene su central, se vende en 196 de los 198 países independientes del planeta, menos en Corea del Norte y Cuba. Sin embargo, este periodista tomó en enero pasado Coca Cola en la nación de Fidel Castro, pero con esta salvedad: está envasada en México, se vende sólo en latas y es absolutamente prohibitiva para la inmensa mayoría de los nativos. Es que cuesta 2 dólares en un lugar donde la población gana 0,60 centavos de dólar por día. Es decir, necesitan más de tres días de trabajo para acceder a esta bebida.

Según Morales, la Coca Cola es uno de los íconos universales de los Estados Unidos y, además, “un emblema perverso del capitalismo”. Por eso el gobierno decidió que a partir de ese día también va a lanzar un refresco de durazno, llamado Mocochinche. Recordemos que ese país ya produce una bebida energizante, llamada Coca Colla (así con doble ele), la cual es elaborada en base a la hoja de coca.

En Atlanta

La capital del Estado de Georgia, Atlanta, es la novena ciudad de los EE.UU. en importancia, y no solamente es la sede central de Coca Cola. También lo es de la CNN, de la poderosa telefónica ATT y de Delta Airlines, la línea que más pasajeros transporta en el mundo. El aeropuerto internacional de Atlanta se llama Hartsfield-Jackson y es el de mayor cantidad de vuelos en el mundo, más precisamente, tres por minuto.

Aquí nacieron dos importantes personalidades, Martin Luther King y James Carter. El primero defendió, como nadie, los derechos civiles de los negros. Carter, como se sabe, fue presidente de la Nación y un activista de los derechos humanos. Estas tierras recibieron a los Juegos Olímpicos de 1994, y cuarenta millones de turistas la visitan por año.

Y si de recorrer la ciudad se trata, los fanáticos de la Coca Cola tienen un agregado: la visita a su museo. Queda en el centro de la urbe, la entrada cuesta 16 dólares, o 26 si es con guía, y allí se puede comprar todo lo que existe sobre la marca. Este periodista aprovechó para saborear algunas de las Coca Cola que hoy están presentes en 196 países, y que en poco tiempo podrían ser 195, si es que en diciembre próximo Evo concreta su anhelo.

(*) Ex subdirector de El Tribuno (Salta)

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Una indígena toma Coca Colla, la bebida energizante que intentará reemplazar en Bolivia a la gaseosa más vendida del mundo. Foto: EFE