A PROPÓSITO DE “PELÍCULAS DE NOVELA” (2012, UNL)

Modos de leer el cine

Modos de leer el cine

Imagen de la filmación de la película santafesina “Cicatrices” (2000), dirigida por Patricio Coll y basada en la novela del mismo nombre de Juan José Saer (1969). Se trata de uno de los filmes analizados en el presente volumen. Fotos: ARCHIVO el litoral

Estanislao Giménez Corte

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Es posible que el máximo hallazgo del ciclo “Psicoanálisis y Cine” -expandido, comentado, difundido a lo largo de unos quince años entre profesionales del psicoanálisis, amantes del cine, interesados en la literatura, artistas de diversas ramas (celebrado por igual entre iniciados y experimentados, entre melómanos y lectores)-, haya sido, no tanto la elección de las películas y los “temas”, no únicamente las disertaciones en sí mismas, no solamente los debates, sino la multiplicidad de abordajes posibilitados sobre la relación película-interpretación-opinión.

Dicho de otra forma, quizás su gran mérito haya sido no cerrarse en las especializaciones y especificaciones, ni de lo académico ni de lo estrictamente profesional (nos referimos lógicamente al psicoanálisis), y anteponer a ello, desde su concepción, el diálogo con otras miradas posibles. Dicho de otra forma: el haber generado el encuentro a partir de la necesidad de establecer un corrimiento o desplazamiento del campo propio de los responsables del ciclo, para que la propuesta no quedase circunscripta a un reducido grupos de colegas especializados que intercambian conceptos y nombres en un dialecto accesible a unos pocos.

Esa capacidad de asumir, de reunir, de abrir las posibles interpretaciones y lecturas a gentes de las más diversas procedencias e intereses, esa tendencia a asumir los otros discursos posibles y sumarlos en pos de un natural enriquecimiento producto de ese mestizaje, es lo que celebra de alguna forma esta publicación. El volumen colectivo “Películas de novela. Psicoanálisis y cine. Un dispositivo en extensión (2)”, editado por UNL este año y compilado por Giusti y Norma Barbagelata, es un fiel reflejo de ello.

EL CONTENIDO DEL LIBRO

El libro acopia las presentaciones realizadas durante el ciclo de 2009 (“Películas de novela I y II”). La primera parte de la publicación consta de tres textos introductorios. El prólogo, a cargo de Isidoro Vegh. El texto “Un dispositivo en extensión”, de Giusti, donde se dice, por ejemplo, que “desde sus inicios, este dispositivo se ofreció como un espacio de intersección entre el cine y el psicoanálisis; en su transcurso, el surgimiento de nuevas propuestas fueron anudando otros discursos: el de la literatura, el de la educación, el del arte, el jurídico, el político-social”. Y “Psicoanálisis y cine”, de Barbagelata.

En el apartado “Escritos” se encuentran ya los abordajes concretos a los casos particulares de las películas emitidas y de los trabajos de exposición realizados a propósito. “Cicatrices” (2000), film de Patricio Coll sobre la obra homónima de Saer (1969), es la primera obra interpelada. Hay aquí un primer texto del propio director sobre la película. Y le siguen los análisis de Analía Gerbaudo, “Cicatrices diseminada(s). Lecturas desde el cine y otra mediaciones”, y de Adriana Ferrer, “Cicatrices: la ficción como sutura”.

La segunda película abordada es “Las relaciones peligrosas”, de Stephen Frears, sobre la novela homónima de Pierre Chorderlos de Laclos (1782). A propósito de ésta, se encuentran en el aludido volumen el ensayo de Adriana C. Crolla “Las relaciones peligrosas o de los secretos especulares en la erótica verbal libertina”, y uno del mencionado Giusti “Las relaciones peligrosas. Más allá del bien, más acá del mal”.

La siguiente película tratada es “Orgullo y prejuicio” (2005), de Joe Wright, sobre una novela de Jane Austen (1813). Los textos incluidos a propósito de ésta son “Jane Austen: desde el orgullo de la palabra propia al prejuicio de la banalidad”, de Ana María Piedrabuena; y “Orgullo y prejuicio”, de Barbagelata.

Luego es el turno de “Soldados de Salamina” (2002), de David Trueba, sobre una novela de Javier Cercas (2001). Escriben Isabel Molinas -”En la patria del gesto. Apuntes sobre política, estética y ética en ‘Soldados de Salamina‘”- y Giusti “¿La batalla continúa?”.

Otra gran película analizada es “El amante” (1991), de Jean-Jacques Annaud, sobre la novela de Marguerite Duras “El amante de la China del norte” (1984). Escriben Germán Prósperi -”Llorar en francés”- y Ruth Storni -”La metáfora del amor”-.

SEGUNDA PARTE

En la segunda parte se encuentra, primero, el tratamiento de “El perfume. Historia de un asesino” (2006), de Tom Tykwer, basada en la famosa novela de Patrick Süskind (1985). Los textos “El perfume, o historia de una rana a la que ningún beso podría transformar en príncipe”, de Ana María Piedrabuena y “El perfume, una lectura posible” de Martha Serenelli pueden encontrarse a su inicio.

A continuación se trata “Sostiene Pereira”, de Roberto Faenza (1996), sobre la novela de Antonio Tabucchi (1994). A propósito de ésta, se hallan los textos “Hablar sobre lo que sostiene Pereira, hablar sobre cómo sostiene Tabucchi lo que sostiene Pereira”, de Silvia Calosso y “‘Sostiene Pereira‘ (una declaración)”, de Mónica Niel.

Sigue el tratamiento de la película “El cartero” (1995), de Michael Radford, basada en la novela “Ardiente Paciencia”, de Antonio Skármeta (1985). Pueden leerse: “El cartero de Neruda: leer la poesía en la imagen”, de María Alejandra Ramírez y “El cartero y su ardiente paciencia”, de Alejandro Barchiesi.

Finalmente, se trabaja sobre “El lector” (2008), de Stephen Daldry, sobre una novela de Bernhard Schlink (1995). Sobre ésta versan los textos “El lector o del secreto lenguaje del desconcierto”, de Adriana Crolla y “El lector” de Claudia Karina Rosciani. Cierra el volumen un epílogo a cargo de Héctor Libertella, “Psicoanálisis y literatura”.

CIERRE

En alguna parte de “El origen de la tragedia”, Nietzsche propone “considerar la ciencia con la óptica del artista”, elaborar una suerte de “metafísica de artista en el fondo”, ya que “sólo en tanto fenómeno estético puede justificarse la existencia del mundo”. Podría decirse que, en el caso particular de este volumen, algunos autores recorren un camino inverso, como suele hacer la crítica académica: la observación del arte y del artista (de las películas) a partir de categorías teóricas devenidas de determinadas disciplinas (de la ciencia: el psicoanálisis, la literatura, la sociología, etc). A pesar de las interesantes referencias bibliográficas que se encuentran diseminadas a lo largo del volumen, de Lacan a Foucault, de Barthes a Ricoeur, los textos no caen en un registro hermético ni en el abismo de las citas de autoridad. Pueden leerse sin dificultad aún sin conocer a fondo los rasgos discursivos y conceptuales de cada disciplina.

Una vez más, podríamos decir, he aquí la pretensión de apertura. Pretensión que, entendemos, acaba favoreciendo lateralmente a los propios autores de estas intervenciones ya que, desligados en algunos casos de los rígidos protocolos de los papers académicos y de los abstratcs, parecieran echar mano a la búsqueda de un autor que, si bien cimenta su perspectiva en el aparato crítico aludido, puede emerger de a ratos con mayores licencias y “decir” sin las ataduras habituales: sin que su voz quede empalidecida por el peso de kilos de papel de aquél aparato crítico. En algunos textos particulares se halla ese margen de libertad que, muchas veces, posibilita interesantes hallazgos y originales reflexiones. Un embate sobre el texto que se sale de lo habitual, alejado por un momento de aquello que decía Wilde en “El retrato...”: “el conocimiento mata a la acción”.

 

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