A propósito de “Malos pensamientos”

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Por Ana María Shúa

“Malos pensamientos”, de Sonia Catela. Ediciones del Dragón. Buenos Aires, 2011. Premio Fondo Nacional de las Artes 2010. Jurado: Ana María Shúa, Inés Fernández Moreno y Alejandra Laurencich.

Tengo que agradecer al concurso del Fondo Nacional de las Artes que premió a Sonia Catela, la oportunidad de leer este libro sin saber de quién era; la más justa y distanciada de las lecturas posibles. No hubo ninguna duda en el fallo unánime: las tres jurados admirábamos del mismo modo al autor o la autora de ese texto maravilloso: literatura en estado puro, el placer de leer sin límites. Yo estaba convencida de que su autor/a era muy joven, por la gran originalidad de los textos. Inés Fernández Moreno y Alejandra Laurencich trataban de convencerme de que era alguien un poco mayor, con cierta experiencia en la vida y en la literatura. Abrimos los sobres y allí estaba: Sonia Catela.

Esta mujer inventó algo. Inventó una nueva y perturbadora manera de contar. Esta mujer, que a veces es hombre, niña, barro o iguana, nos sorprende, siempre nos sorprende. Intensamente original, nueva, fresca, en cada uno de sus cuentos que son tan radicalmente distintos entre sí como pueden serlo los hermanos. Algo en su hechura los delata como geniales hijos de Catela y, sin embargo, cada uno vuelve a ser inesperado, único.

Cuentos breves y extraordinarios, originales hasta en su medida, dos o tres páginas cada uno y, en ese espacio, intenso como la vida. En un país de grandes cuentistas, como es la Argentina, rara vez tiene uno la oportunidad de chocar —porque estos cuentos arrollan al lector, se lo llevan por delante— con un libro de cuentos de esta calidad literaria.

Usted tiene hoy la posibilidad envidiable de leer estos cuentos por primera vez. No quiero contaminar su placer con el análisis o la descripción de los textos. Abra este libro y entre al universo duramente realista y sin embargo mágico de Sonia Catela. Conozca, disfrute, lea.