Vivencias santafesinas en Sudáfrica

Una experiencia inolvidable

Una docena de veteranos de Santa Fe Rugby Club compartieron una gira organizada por sus pares de Jockey Club de Córdoba, coincidiendo con el histórico partido de Los Pumas con los Springboks.

Una experiencia inolvidable

La delegación completa, en el Hamilton Rugby Club, donde concretaron los primeros entrenamientos. Detrás, el estadio que fuera sede del Mundial de Fútbol 2010. Foto: El Litoral

José Ignacio Caputto

Especial para El Litoral

Un grupo de integrantes del plantel de Classics de Santa Fe Rugby Club fuimos invitados por pares del Jockey de Córdoba, para disfrutar de una experiencia en Sudáfrica, que sin lugar a dudas, resultó inolvidable.

La excusa era tentadora: presenciar el histórico debut de Los Pumas en el Rugby Championship, recorrer ese gran país y jugar algunos partidos con equipos sudafricanos.

La gira comenzó en la Reserva Kariega, ubicada a pocos kilómetros del océano Índico, donde comenzamos a conocernos, en medio de las típicas postales de atractivos safaris: rodeados de leones, elefantes, jirafas, etc. y entremezclados con danzas típicas, que realmente nos pusieron en clima.

Port Elizabeth fue nuestro segundo destino: ciudad costera, ubicada en el centro sur del continente, con clima marítimo bastante cambiante. Luego de un primer entrenamiento en plena tormenta de viento, incursionamos en la diversión y compras, esperando lo que sería nuestro primer desafío deportivo.

Un día fresco y lluvioso fue el entorno para el partido de este combinado de veteranos con el club local Harlequins. Resultó muy oportuno para comenzar a descubrir el cambio en su filosofía de vida, después de tantos años de sufrimientos provocados por el apartheid.

Los rugbiers sudafricanos son muy abiertos; siempre tienen una actitud positiva y, fundamentalmente, se divierten a pleno. El tercer tiempo tuvo comidas muy condimentadas y un ambiente más que adecuado para comenzar a despedirnos de Port Elizabeth.

El primer traslado

La madrugada siguiente nos sorprendió viajando hacia una de las ciudades más bellas de Sudáfrica: Cape Town. Cosmopolita, con unos 7 millones de habitantes, está ubicada en el extremo sureste del continente sudafricano; allí donde el Índico y el Atlántico se unen.

Mientras el mar golpea sus orillas, las montañas respaldan la ciudad otorgándole una particular identidad. Ver la ciudad desde la Table Mountain, permite realizar una mirada de 360 grados inigualable. También el cabo de la Buena Esperanza, en su punto más austral, nos ilusiona con visualizar dos gigantescos océanos chocarse en ese último punto de tierra continental.

El crecimiento se ve, las distintas razas se entremezclan, la historia y la modernidad están a la vista en la arquitectura y los colores se anteponen en la maraña de calles de piedra, avenidas y autopistas, demostrando la pujanza de un pueblo que tiene aptitud para salir adelante.

Otro partido

El segundo encuentro se daría en un club histórico: Villagers Football & Rugby Club. Una cancha enmarcada por una cadena de montañas de fondo y por pintorescas galerías de estilo colonial inglés (se usan como oficinas), que balconean como tribunas a la cancha principal.

Este fue el cuadro que nos sorprendió para jugar nuestro segundo partido en las tierras de Mandela. Más allá del resultado de los encuentros, lo destacable es sentir que pese a la distancia, los valores del rugby se mantienen y el tercer tiempo, sirve para amalgamarnos y convertirnos en uno solo.

Junto a Los Pumas

Ya metiéndonos en la previa al match histórico, pudimos visitar Stellenbosch: ciudad con mucha historia de colonización, que hoy cuenta con unos 12.000 estudiantes que viven en los collages. Distante a 50 minutos en micro de Cape Town, pudimos profundizar el sentir del rugby, cómo se vive el rugby en este país. “Aunque éste está cambiando aquí (desde el profesionalismo), los collages son el semillero de este deporte”, nos comentaba un lugareño.

La previa la vivimos a pocas cuadras del Newlands Stadium, gracias a la gentileza de “los Villagers”. Una barbacoa nos servía para humear la terraza cedida para cocinar unos bistecs a la parrilla que empanizamos y acompañamos con cerveza.

Los colores argentinos comenzaron a verse; las calles que circundan al estadio comenzaron a vestirse de celeste y blanco, además del tradicional verde y amarillo de los Springboks, en medio de una generalizada algarabía.

Ya dentro del imponente estadio, impresiona la cantidad de palcos y la cercanía para visualizar la cancha, con capacidad para 45.000 personas. En el verde césped, calientan algunos Pumas: entre ellos, el rosarino Juan Imoff, quien se acerca a saludarnos y compartir un recuerdo fotográfico, además de agradecer la presencia.

El partido se vive con intensidad, pero con gran clima, entremezclados con los locales. Aunque el resultado resulta adverso, estamos compartiendo un momento memorable. Al volver a transitar las calles, somos argentinos orgullosos de nuestros Pumas; algo que los sudafricanos conocen muy bien.

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Santafesinos. Agustín Erbetta, Ranwell Caputto, José Caputto, Fernando Ceratto, Juan Antonio Pegassano, Hugo Christen, Mauro Lipes, Juan Passadore, Agustín Erbetta, Martín Rava, Martín Fruttero y Pablo Trivero.

Sólo falta Juan Carlos Paillet. Foto: El Litoral