Una voz para el jazz

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Karol Bayer

 

Nacida en Cali, la joven cantante de jazz se abre camino en la escena local y nacional. Con su primer disco recién editado, “Natural”, se proyecta con su voz dentro del género. Admira a Billie Holiday y Abbey Lincoln, lidera su propio cuarteto y -además- aborda el canto lírico como integrante del Coro Polifónico Provincial. De Colombia a Argentina, de Cali a Santa Fe. Aquí, sus migraciones, sus inquietudes musicales, su instrumento, su vida.

TEXTOS. MILI LÓPEZ.

LOS COMIENZOS. “Empiezo a estudiar canto con orientación lírica en la Universidad del Valle, en Cali. Luego, me incliné hacia la música colombiana, del Atlántico, del Pacífico, trabajé con ritmos y con las letras que se basan en decir cosas de mi tierra. El jazz llegó a mí cuando un amigo me invitó a una jam session y yo no sabía lo que era. Esa noche, había un trío muy creativo, donde los músicos improvisaban con mucho swing. Fue un momento muy revelador para mí; con el pianista de ese grupo empezamos a tocar juntos. Luego vinieron los años de estudio”.

EL LENGUAJE. “El jazz es un lenguaje en sí mismo, y en cuanto a la voz hay que pensar en otra ubicación y en otro proceso distinto del que hice en canto lírico. Dicen que en la música es mejor empezar desde muy chiquito, yo arranqué muy tarde cuando tenía 23 años y pensaba que el instrumento no iba a estar adecuado, por eso estudiaba mucho. Cuando empecé a estudiar jazz me tropezaba con todo, la ubicación de la voz, el timbre, esos giros melódicos que tienen más tierra, están más sucios. Fue un tiempo de mucho estudio, y de escuchar mucho, fue una búsqueda muy linda”.

ESAS MUJERES. “En el proceso de búsqueda ha habido muchas cantantes que me gustaron. Te puedo nombrar dos: por un lado a Billie Holiday, una gran influencia, un gran respeto por su forma de improvisar, de ver la música. Ella dice en su biografía que no se imaginaba cantar la misma canción igual todos los días porque sería más un ejercicio que hacer música. La otra voz es Abbey Lincoln, que arrancó siendo una cantante de moda, de standards de comedia musical y se tomó su tiempo junto a su marido -en ese momento, Max Rouch-, y arrancaron a hacer música que tenía que ver con su origen africano. Su interpretación, el color de su voz, el enfoque para abordar las canciones, pero sobre todo, el sentido social; eso es muy importante para mí”.

EL DISCO. “El repertorio del disco tiene una búsqueda con las letras, lo que se acerca a lo que quiero decir. Escogí una canción de un poeta estadounidense que escribía como hablaban los afro descendientes, elegí un tema de Ray Charles, uno de Mahalia Jackson... Todas están dentro del mismo marco, en el que se dicen cosas, y uno se apropia del contexto social. Son canciones escritas en los ‘60 y hoy por hoy tienen toda la vigencia”.

EL IDIOMA. “El idioma es otro proceso enorme, arrancó con el canto lírico, cuando se estudian canciones italianas, alemanas o francesas. Se comienza desde la escucha de las canciones, trabajando con las letras y ese nivel expresivo que tiene que ver con la fonética y la pronunciación. A su vez, las letras tienen dentro de su poesía esa fuerza expresiva, más allá del lenguaje o idioma en el que se cante; las letras te dan, solas, su inflexión o su color”.

DIÁLOGOS. “Hace un tiempo me di cuenta de que los músicos no deben acompañar a la cantante. Darme cuenta de ello implica hacerme parte de los instrumentos, como uno más. Desde ese punto de partida, me gustan todos los combos, ya sea con vientos, con base o acompañada por piano: con cada uno de ellos ha sido una búsqueda, un hallazgo, y me permite sentir que soy parte del grupo, no alguien que sobresale. En el disco traté de que el sonido fuera muy parejo a nivel de volúmenes; a diferencia de los discos de cantantes que hacen que la voz esté más resaltada, preferí plantear un contrapunto con los instrumentos”.

LOS STANDARDS. “Los standards me parecen una gran escuela. Al interpretar un standard hay un gran dilema: cuando uno se enfrenta a la partitura, a la estructura, a ver qué pasa armónicamente, aprenderse la canción, lo que pasa melódicamente. Se enfrenta también al lenguaje que es como la historia del tema. Esto ha sido muy revelador y pienso que hacer sonar estos clásicos implica poner una huella, un sello... Hay temas que te sugieren algo más libre o algo más soul, hay letras que van a lo profundo o algo más superfluo. Con las letras no se puede engañar, es algo más profundo que te sugiere cómo interpretar”.

MIGRACIONES. “Santa Fe no sólo me abrió sus puertas, sino que tiene una capacidad increíble de abrazar a quien llega; es una ciudad llena de cultura. Primero estuve tres años en Buenos Aires, donde llegué por la búsqueda del jazz, de los grandes maestros que estuvieron en Berklee y trajeron la escuela a Argentina, con Ernesto Jodos, como cabeza del conservatorio. Pero las migraciones comenzaron antes: yo soy de Cali, y me fui a Bogotá para hacer teatro, y fui pésima actriz y me volví con la cola entre las patas (risas), y luego me encontré con la música. Ese proceso de migraciones ha sido un proceso de crecimiento muy fuerte. Siento que tanto Santa Fe como Cali son dos lugares de arraigo”.

CANTANTE LÍRICA

Durante varios años conformó los elencos estables del Taller de Ópera de la Univalle, el Coro de la Ópera de Colombia, el Coro Filarmónico de Bogotá y La Fundación Jaime Manzur (Colombia) y, en Argentina, actualmente es parte del Coro Polifónico Provincial de Santa Fe.

SU GRUPO

Su cuarteto dedicado al jazz y al soul se ha presentado en diferentes ciudades de Argentina como Buenos Aires, Rosario, Paraná y Santa Fe; en esta ciudad fue invitada a participar, en 2011, de la 14º edición del Festival de Jazz.

“NATURAL”

Es el nombre de su primer disco editado a principios de este año, que incluye principalmente canciones de jazz, soul y gospel. Fue grabado el 30 de julio de 2011 en la ciudad de Buenos Aires, junto a destacados músicos argentinos como el pianista Francisco Lovuolo, el guitarrista Sebastián López y el baterista Luciano Ruggieri.