Facebook “ya no me gusta”

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Los datos que se vuelcan en las redes sociales dejan rastros que crean una “identidad virtual”; difícil de borrar.

 

Eliminar una foto en una red social puede ser más difícil que cliquear “ya no me gusta”. Conseguir que la información almacenada sobre nosotros en internet desaparezca, el denominado “derecho al olvido”, es una petición tan novedosa como necesaria y complicada y, las redes sociales, los lugares donde a los usuarios más les gustaría que facilitaran esta amnesia digital.

TEXTO. ANA ARANDA MENÉNDEZ. FOTOS. EFE REPORTAJES.

Internet tiene mucha mejor memoria que la mayoría de los humanos: se empeña en recordarnos aquel vídeo que quisiéramos olvidar y se resiste a desaparecer por mucho que cliqueemos en “ya no me gusta”.

Es una red que muchas veces también peca de memoria selectiva y se empeña en recordar una información errada o que ya no tiene vigencia pero que sigue apareciendo una y otra vez cuando, por ejemplo, un posible nuevo jefe realiza una simple búsqueda de tu nombre en internet.

¿CÓMO ME DEFIENDO EN INTERNET?

Para conseguir que internet defienda el derecho fundamental a la protección de datos ha surgido en los últimos años una tendencia a reclamar lo que se denomina “derecho al olvido”, un nombre que “no es otra cosa que jugar con las reglas del derecho a la cancelación de datos de carácter personal, o el derecho de oposición a un tratamiento”, según Jorge Campanillas. Este abogado, especializado en Tecnologías de la Información y Comunicaciones, trabaja con temas relacionados con la actividad de indexación de los buscadores y las redes sociales donde se producen “insultos, injurias y calumnias”, “suplantaciones de identidad” o la publicación de datos personales por terceras personas.

El derecho de cancelación se reclamaría en el caso de la publicación de datos privados por parte de terceros, mientras que el de oposición se aplicaría, por ejemplo, con una multa de tráfico que aparece publicada en un boletín oficial, ya que por razones legales no se puede eliminar de la red pero si se puede evitar que aparezca en los resultados de buscadores como Google o Yahoo!

Junto a estos dos derechos, legislaciones como la española, la mexicana o la nicaragüense permiten también reclamar derechos como el de rectificación o el de acceso.

Pero aplicar estos derechos supone un gran reto cuando las legislaciones mundiales sobre privacidad son tan divergentes, por lo que “una respuesta global” es necesaria, según apunta Campanillas. “No sirve tener una normativa europea más restrictiva si luego las grandes redes sociales se encuentran en EEUU con una normativa más laxa”, algo a lo que se han aferrado Facebook y Google.

De hecho, el buscador Google está a la espera de que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea se pronuncie, entre otras cuestiones, sobre si se puede aplicar la normativa europea a casos que afecten a sus ciudadanos o si debe regir la legislación de California, donde la empresa tiene su sede.

LAS LEYES SE ADAPTAN

Este problema de jurisdicción podría verse resuelto con una de las propuestas del proyecto de reglamento presentado por la comisaria europea de Justicia y Derechos Fundamentales de la UE, Viviane Reding, por el que se obligaría a las redes sociales a tener domicilio en un país europeo para tener que ceñirse a las leyes comunitarias.

Un proyecto cuyo borrador reconoce por primera vez en la legislación comunitaria el “derecho al olvido”, aunque ya lo contemplan otras como la aprobada en Nicaragua este año, de manera explícita.

Desde el despacho de abogados especializado en protección de datos www.salirdeinternet.com destacan el avance que supone la existencia de una configuración de privacidad de las redes sociales “desde el diseño” y que por defecto “no se recojan ni se conserven los datos más allá del mínimo necesario”, lo que puede paliar problemas como “las informaciones acerca de la comercialización de los datos personales, los cambios constantes de sus políticas de privacidad, los fallos de seguridad y la tardanza en resolver problemas”. Aunque todo ello sea todavía una propuesta que se está debatiendo en la Unión Europea.

Mientras que Estados Unidos, y con el respaldo de su presidente, prepara una ley de protección de la privacidad con siete principios como la transparencia o la rendición de cuentas, en la que destaca la posibilidad de que el consumidor pueda evitar, previa petición explícita, que sus movimientos sean seguidos y luego utilizados de manera comercial.

“SUICIDIOS” DIGITALES

Y mientras que la Justicia y los legisladores intentan seguir el acelerado ritmo de la tecnología, desde internet se ofrecen soluciones “radicales” no solo para hacer desaparecer uno de nuestros datos en un red social, sino para cometer un “suicidio virtual” de nuestros perfiles, prometiendo un borrado total de datos, incluso de aquellos que permanecen en los registros de las empresas a pesar de que la cuenta haya sido borrada, algo que las legislaciones actuales no ha eliminado.

Desde la web holandesa suicidemachine.org se pueden eliminar de manera permanente e irrevocable perfiles en Facebook, Myspace, Twitter y LinkedIn, para devolver el protagonismo a la vida “analógica”. Una actividad surgida desde el espacio artísitico “moddr_” cuya filosofía representa una “actitud crítica” al nuevo espacio mediático, según se puede leer en su web. Una idea que ha sido rechazada por Facebook ya que considera que el procedimiento utilizado viola sus políticas de derechos y responsabilidades, según la carta que les hizo llegar a los responsables de la página y que ellos han colgado en la web. Una batalla que la gigantesca red social ganó con Seppukoo.com, una iniciativa similar también creada por un grupo de artistas, en este caso italianos, que siguen atrayendo a “suicidas” que hacen uso de sus consejos.

Sin embargo, no hay que olvidar que la primera decisión es un uso responsable y consciente de la gestión del usuario de su “identidad virtual”, empezando porque la mayoría de los usuarios dejen de ser fieles seguidores de un grupo tan popular en Facebook como “La mentira más grande”: “He leído y acepto los términos y condiciones de uso”.

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El derecho al olvido en Internet es el derecho a la cancelación de datos de carácter personal, o el derecho de oposición a un tratamiento.

Para conseguir que internet defienda el derecho fundamental a la protección de datos ha surgido una tendencia a reclamar que se denomina “derecho al olvido”.