Elecciones en Estados Unidos

El turno de los demócratas: empieza la convención que consagrará a Obama

El turno de los demócratas: empieza la convención que consagrará a Obama

Unos niños posan junto a una imagen del presidente estadounidense, Barack Obama, en el centro de Charlotte, Carolina del Norte. Foto: EFE

 

Lucia Leal - EFE

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EFE

La convención demócrata arranca hoy en EEUU con la promesa de ser “la más abierta y accesible de la historia”, un mensaje que esconde la necesidad de reinventar un espectáculo que cuesta muchos millones y depara pocas sorpresas.

Más de 35.000 visitantes, entre ellos 15.000 periodistas de todo el mundo, y unos 16.000 voluntarios se han desplazado a Charlotte (Carolina del Norte) para un descomunal ritual cuyo principal titular se conoce desde hace meses: el presidente de EEUU, Barack Obama, aceptará la nominación demócrata para la reelección.

Las convenciones, nacidas en 1832 como una excusa para que los delegados de todo el país analizaran en profundidad los objetivos del partido, viven una crisis de identidad casi dos siglos después, cuando se ven reducidas a largas ceremonias de promoción.

Consciente de ello, el Comité Nacional Demócrata decidió este año acortar el programa a tres días en vez de cuatro y emitir en su página web todos los discursos en vivo, en español e inglés, quizá ante la pérdida de interés de las grandes cadenas de televisión.

“La gente suele ver las convenciones como actos a puerta cerrada, exhibiciones pomposas de la elite del partido”, reconoció el director del comité para la convención demócrata, Steve Kerrigan, a la revista Politico. Para esquivar esa imagen, los organizadores recogieron más de 200 sugerencias, se aliaron con redes sociales como Twitter o YouTube para conectar con activistas demócratas de todo el país y diseñaron ocho plataformas mediáticas, además de conceder miles de acreditaciones comunitarias para el discurso de Obama.

El resultado es “el comienzo de una nueva manera de implicar a los estadounidenses en el proceso político”, según dijo este lunes a los periodistas el alcalde de Los Ángeles (California) y presidente de la convención, Antonio Villaraigosa.

Ese planteamiento ha calado en gente como Funmilayo Smallwood, una delegada afroamericana de 53 años que viajó hasta Charlotte pese a que el huracán “Isaac” acababa de derribar un árbol sobre su casa de Nueva Orleans (Luisiana) porque, según dijo a Efe, “necesitaba estar presente” en la convención.

“Me da pena que la gente pueda tener una mente tan cerrada sobre las convenciones. Es algo abierto, emocionante y fabuloso”, señaló Funmilayo, que también estuvo en la cita demócrata de Denver (Colorado) en 2008.

Otro de los esfuerzos para acercar a los estadounidenses al acontecimiento ha sido la decisión de prohibir todas las donaciones de grupos de presión, grupos de acción política o corporaciones, y limitar el resto de contribuciones a un máximo de 100.000 dólares.

Esa estrategia ha sido un “enorme éxito” y ha permitido atraer a “80 veces más donantes en esta convención que en cualquier otra en la historia”, según aseguró Kerrigan a los periodistas en Charlotte. El comité no ha divulgado sus cuentas, pero sí ha revelado que espera recaudar 37 millones de dólares en pequeñas donaciones, frente a los alrededor de 55 millones que gastaron los republicanos en Tampa (Florida). Aun así, Obama se encuentra por detrás de su rival republicano, Mitt Romney, en recaudación y los demócratas no han querido desaprovechar la oportunidad que presenta la cita de Charlotte para sus arcas.

Por eso, aquellos que aumenten hasta el máximo permitido sus donaciones tendrán 50 entradas a una fiesta con la actriz Jessica Alba, el rapero Pitbull y el grupo de pop Scissor Sisters, y otras seis invitaciones a la casa del multimillonario Jim Simons, donde se codearán con el senador Harry Reid y la congresista Nancy Pelosi.

Esa rama elitista de las convenciones es la que hace que muchos estadounidenses se sientan como el periodista Ted Koppel, que en 1996 abandonó con todo su equipo la cita republicana tras enterarse de que el candidato Bob Dole ni siquiera se había molestado en leer la plataforma ideológica del partido.

“Esta convención es más un anuncio que un evento noticioso. No ha habido nada sorprendente, y no se espera nada sorprendente”, señaló entonces el veterano presentador de la cadena ABC.

Por muy vigente que siga hoy esa definición, y por muy previsible que sea el resultado, las convenciones se las arreglan para emocionar a decenas de miles de personas en torno a una sola figura política, aunque sólo sea durante unos días y con la oposición fuera de la vista.