Frank Darío Kudelka, a solas en su casa con El Litoral...

“Siento que al renunciar, les allané el camino”

El ex técnico de Unión dijo que se va “dolido” y que “la despedida pareció como la de alguien que le hizo daño al club”. Sobre el plantel dijo que “me di cuenta de que ya no tenía la llegada de antes y que la cirugía debía empezar por mí mismo”. “Igual quiero aclarar que lo primero que siento con los dirigentes es agradecimiento por haberme dado trabajo”, señaló.

“Siento que al renunciar, les allané el camino”
 
 

Enrique Cruz (h)

Fue una larga charla. Abierta, sincera, con algunas pausas antes de contestar. Parecía que Darío Kudelka se tomaba el tiempo necesario para encontrar las palabras justas que pudiesen definir su pensamiento y, más que nada, su sentimiento. Es difícil, a veces, explicar lo que se siente. Y Kudelka deja en claro que está dolido y que esperaba otro final. Pero no sólo por el aspecto deportivo. Los técnicos saben que así como están los momentos dulces y de gloria, también llegan los amargos y de derrotas. Estas cinco caídas consecutivas marcaron su final en Unión pero no manchan lo que hizo. Por algo recibió más de mil mensajes en su celular, algunos de ellos increíbles y que lo ponen en un nivel casi de idolatría por parte de la gente. Y por algo también se le ponen rojos los ojos cuando cuenta las cosas que le suceden a diario, cada vez que sale de su casa y se choca con los hinchas de Unión en la calle. El dolor pasa por otro lado. Kudelka lo expresa, más allá de que siempre aclara que antepone el sentimiento de gratitud hacia la dirigencia por encima de sus broncas internas.

—¿Cómo te sentís?

—Me siento agradecido, con el deber cumplido de haber sido un granito de arena para ascender y para mantener al club en Primera. Me siento pleno en mi interior por haber vivido cosas como ser humano que jamás soñé vivir, como ese contacto con la gente y el saber que al mirarnos estábamos sintiendo lo mismo. Y también tengo cierta tristeza porque me voy de un club que quiero, pero era lo que debía hacer, irme.

—¿Sentís que te tuviste que ir antes, a fines del último campeonato?

—Creo mucho en el trabajo y sólo adentro del trabajo se puede demostrar. Si me quedaba de brazos cruzados en mi casa, me iba a sentir mal. No siento que debí irme ni tampoco que fue una equivocación haberme quedado. Lo volvería a hacer y más por Unión, que no es un club cualquiera para mí.

—¿Compartís la primera evaluación que hace la gente respecto de que hay menos plantel o que se debieron retener algunos jugadores?

—No haber mantenido esos jugadores indicaba la conformación de un equipo nuevo, pero no por la cantidad o calidad de los que debían llegar, sino porque aquellos que se fueron conocían la mecánica del trabajo. Todo lo que se hizo fue bajo el techo económico que impuso el presidente. No gasté un solo peso más de lo que Spahn proyectó. Eso es positivo por un lado, pero también se asumen riesgos. Digo que las conclusiones hay que sacarlas al final del trabajo.

—Como pasó en los otros dos torneos...

—Claro, porque en ninguno de ellos se armó el equipo ideal pero al final consiguieron el logro. Ahora pasa lo mismo, hay que darle tiempo a este equipo.

—Siempre dijiste que eras un administrador del plantel y que pretendías que se valorara con qué presupuesto se armaron esos planteles. ¿Se armó el equipo que podían los dirigentes y no el que querías vos?

—Lo que siempre quise es que se mantuvieran los jugadores que estaban. Pero corro el riesgo de ser preso de mis palabras y prefiero que las cosas terminen antes de hacer una evaluación. Ni siquiera me puse a pensar en lo que me hubiese gustado, porque el estilo de Spahn es no pasarse un milímetro de lo que quería gastar. Entonces, ni siquiera había lugar para ponerse a soñar.

—¿Quisiste “transformarte” como técnico, en lo táctico y estratégico, sin el tiempo suficiente porque los resultados mandan?

—Siempre estuvo la intención. En cada reinicio de campeonato lo intenté. ¿Te acordás que en los dos enero también lo hice?, pero esta vez fue el más difícil, dio la impresión de que nunca le encontré la vuelta al equipo y a encontrar el sistema, hice muchos cambios, yo soy más táctico que intuitivo y veía que el tiempo no era el que necesitaba. Yo siempre terminé mejor de lo que empecé. Esa es la realidad.

—¿Cómo era tu llegada al plantel?

—Sentí que no era igual, que había que hacer un click, que debía haber cirugía y que esa cirugía se tenía que hacer conmigo. Por eso me fui. Pero no por maldad, no porque estaba en contra.

—De todos modos, el apoyo de los jugadores fue rotundo...

—A la gente y a los jugadores no tengo más que agradecerles. Lo que pasa es que tenía una convivencia muy buena, pero sin resultados.

—¿Hasta qué punto afectó la interna del club?

—La interna, por mi forma de ser, me fue desgastando. Pero me hago responsable de los partidos que perdimos, porque los perdí yo y no la interna. Di lo mejor de mí, no para involucrarme porque no soy político, sino para ayudar a que se unieran. Eso fue minando mis fuerzas, porque no se puede estar todo el día hablando mal del otro o del que no está. No entra en mi cabeza y me afecta.

—¿Lo de “Unidos por Unión” que tanto empleaste, era un mensaje o un pedido de auxilio?

—Siempre vi que en Unión cada uno lucha por sus intereses personales. Entonces me pregunto: ¿por qué esa permanente cultura del divisionismo, de la desconfianza?, ¿por qué no la frontalidad?

—¿Con quién te sentiste más cómodo, con Spahn o con Molina?

—Cuando estuvieron los dos juntos en el ascenso.

—¿Se aclararon las cosas luego de lo que pasó ese lunes a la noche en el que casi se pone fin a tu ciclo, apenas terminó el torneo anterior?

—Si me hubiese dado cuenta en ese momento de que no había convencimiento y que no me querían, no hubiese seguido. Los dirigentes no estaban en contra mío, no son culpables de que hayamos perdido los partidos. Pero está claro que nosotros no éramos ya lo mismo para algunos de ellos. Spahn, Lamas y Piazza eran los que estaban al frente de todo. Te voy a dar un ejemplo: los logros los conseguimos entre todos, sin embargo hoy nos vamos del club y los dirigentes ni siquiera nos vinieron a saludar. Y no entiendo por qué, no pedimos de más y nos cumplieron lo pactado.

—Spahn dijo que ellos querían que vos siguieras, que te apoyaban. ¿No fue tan así, según tu entender?

—Sí, lo sentí y se los dije. A lo mejor estoy equivocado o algo mal hice. Yo no le echo la culpa a los dirigentes de que ya no me quieran. Me hubiese gustado que cuando fuimos a firmar la rescisión estén ahí para saludarnos todos. Mi salida no fue traumática, la gente no insultó, no presionó, se portó maravillosamente y el que se fue, fui yo. Entonces, ¿por qué si estábamos todos en la foto inicial no estuvimos todos en la foto final?

—Querías una despedida más cálida y de mayor reconocimiento...

—Pareció una despedida de gente que le hizo mal al club... Sentí que cuando renuncié les allané el camino a los dirigentes... Pero no está mal, no le echo culpas a los dirigentes, todo lo contrario, les estoy agradecido... La vida nos encargará de demostrar quiénes fuimos, el tiempo se encargará de ponernos en el lugar que merecemos.

—¿Estás convencido de que los dirigentes querían que el ciclo terminase?

—No, porque jamás lo escuché. No quiero culparlos, sólo pretendía que en mi despedida estén allí, en todo caso para despejar mis dudas o para demostrarme que estoy equivocado.

—¿Te vas resentido de Unión?

—No, resentido no es la palabra, me voy con dolor... Con los dirigentes, lo primero que tengo es agradecimiento y esto quiero que quede bien claro. Pero muchas veces se acompaña por convencimiento y otras veces por obligación. Durante gran parte de mi trayectoria en Unión, me acompañaron con convencimiento. En la otra parte del trayecto, me da el derecho a estar dolido.

—¿En algún momento sentiste que estuvieron obligados a mantenerte entonces?

—Siento que llegó el momento en que ya no era el hombre que ellos querían que esté. Igualmente, les estoy agradecido por haberme dado trabajo... En mi escala de valores, exceptuando a los jugadores, está la gente en primer lugar. Cuando a ellos, a los hinchas, no les gustó lo que hacía, me lo dijeron en la cara. Y el día del partido con Boca me demostraron un cariño incomparable. Por eso sentí que tenía que quedarme un partido más.

—Spahn dijo que los dirigentes lloraban en el vestuario el día del partido con Boca y que él quería que te quedaras. ¿Esto no ayudó también?

—El presidente nunca me pidió la renuncia y a su manera me dio el apoyo. El presidente estuvo siempre en una postura de construcción y no de destrucción, a eso lo valoro mucho. Si el presidente estaba convencido de que siguiera o esperaba mi renuncia no lo sé porque a eso lo siente él interiormente... Hablo del presidente y nada más que de él.

—¿Nada más que del presidente?

—Nada más que del presidente.

 

— “A Cavallaro me hubiese gustado ponerlo de Rosales, a pesar de que son distintos. Pero se lo llevaron a la selección y no lo tuve casi nunca”.

— “Limia no es un jugador más para mí, le estoy agradecido y tengo sólo palabras de reconocimiento. Yo valoro más lo que nos dimos mutuamente que haberlo sacado en el último partido. Limia no me reprochó esa decisión y le agradecí, el día del partido con All Boys, cómo se comportó conmigo y con el resto de sus compañeros”.

— “Pensé en Alemán de enganche, pero no hubo tiempo. A él lo vi en Uruguay jugando como volante por izquierda y la idea es que no tuviese tanto recorrido. Iba a ser el enganche del equipo, pero no tuve tiempo de trabajarlo”.

/// FRASES SUELTAS DE fdk

“Llevo a la gente en mi corazón”

—Y de la gente, Darío, ¿qué tenés para decir?

—No hay un banderín, un cuadro, un estandarte ni nada que se compare con el sentimiento que me dio la gente, con el afecto que me brindó. Podemos tener mil millones de carnés que nos acrediten como técnico, pero nada más importante que este crédito que me dieron los hinchas de Unión para tenerlos por siempre en mi corazón.

—¿Vas a volver?

—En este momento soy escéptico y creo que no voy a volver más a Unión, pero a esta gente la llevo en el mejor lugar de mi corazón. Es algo tan lindo, tan placentero y tan grato para mí, que es lo mejor que me llevo de este club.

—¿Y el día del partido con Boca?

—Ese día no gritaron mi nombre porque estábamos ganando un partido, fue porque me estaban ayudando, me estaban acompañando y estaban sintiendo por mí cuando las cosas me iban mal. Es muy fácil estar con alguien cuando le va bien, el problema es cuando le va mal. Y esa gente estuvo conmigo cuando me fue mal. Y a eso no lo olvidaré jamás.

fotos: luis cetraro

“Siento que al renunciar, les allané el camino”
“Siento que al renunciar, les allané el camino”