EDITORIAL

Dos candidatos que apostarán por el aislacionismo

Barack Obama ya es el candidato presidencial del partido Demócrata para las próximas elecciones y en sus primeras apariciones públicas ha señalado que necesita cuatro años más en el poder para cumplir con su programa de reformas y estabilización en el orden interno. Por su parte, el candidato republicano Mitt Romney, asegura que su experiencia exitosa como empresario, además de sus antecedentes políticos, le permitirá gobernar con eficiencia al país en la actual coyuntura.

 

Lo cierto es que después de una intensa actividad interna, los dos partidos históricos han designado a sus presidenciables. El acontecimiento fue celebrado con la clásica puesta en escena de estos casos, pero más allá del jolgorio, todos saben que de aquí en más no todas son rosas para los candidatos. Obama es muy criticado por sus adversarios y, en particular, se le imputa ser el responsable de la decadencia de Estados Unidos; por su parte Romney es considerado un derechista duro que liquidará en nombre de la eficiencia y la libertad de mercado las políticas sociales implementadas en los últimos años.

Romney en esta campaña dispone de los beneficios de ser opositor y de presentarse como una alternativa de cambio al actual orden de cosas, pero Obama, además de contar con el voto casi unánime de la población negra, se presenta ante la sociedad como el garante del orden y el mandatario capaz de impedir el retorno de la derecha republicana con su cuota de autoritarismo y revanchismo social.

Para las elecciones faltan menos de dos meses y si bien las encuestas hablan de un empate, todas coinciden en señalar que si hay alguna diferencia, ésta se inclina levemente a favor del actual presidente de los Estados Unidos. La palabra definitiva, de todos modos, no está dicha, ya que a nadie se le escapa que más de un treinta y cinco por ciento del electorado define sus preferencias en la última semana.

Por lo pronto, lo que se sabe que el tema central del debate, el eje por donde circularán los diversos puntos de vista, será el de la desocupación. Obama confía en que podrá resolver progresivamente este desafío a través de las reformas educativas que se están implementando desde hace unos años. Por su parte, Romney estima que el protagonista principal de la lucha contra la desocupación, es el empresario, motivo por el cual lo que se debe hacer es rebajar los impuestos.

Por razones históricamente atendibles, los candidatos han decidido privilegiar los temas políticos internos. En efecto, ni a los demócratas ni a los republicanos les interesa reivindicar a un Estados Unidos intervencionista y justiciero, un Estados Unidos actuando como si fuera el gendarme o el sheriff del mundo. Las experiencias en Medio Oriente los ha convencido a ambos acerca de la inutilidad y los perjuicios de defender causas justas en un mundo que todos los días los repudia por un motivo o por otro. El aislacionismo es la respuesta a esta situación y, lo interesante del caso, es que los dos candidatos coinciden en este punto.