Entrevista con el psicoanalista Fabián Naparstek

“Se empuja a creer que a través del consumo se puede paliar el malestar”

“Se empuja a creer que a través del consumo se puede paliar el malestar”

En foco. Naparstek dictó una conferencia en Santa Fe sobre toxicomanías y adicciones. Foto: PABLO AGUIRRE.

El especialista en toxicomanías plantea que el fuerte impulso al consumo, como salida al sufrimiento y a la frustración, estimula una forma de vida adictiva. Los alcohólicos y drogadictos, en realidad, son emergentes de una tendencia más profunda.

 

Gastón Neffen

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El psicoanalista Fabián Naparstek piensa que la adicción generalizada al consumo es uno de los ejes centrales de las sociedades modernas. Una condición de época. Uno de los mecanismos para lidiar con el sufrimiento, la angustia y la frustración, característico de la hipermodernidad y que es diferente a las formas de canalizar las tensiones individuales y sociales que desarrollaron otras culturas.

No hay que pensar en el estereotipo del comprador compulsivo; en realidad, se trata de una fuerza, un imperativo, que tensiona sobre todos y que también se manifesta en la adicción a la televisión, al sexo, al juego, a las drogas, a los fármacos y al alcohol, entre muchas otras posibilidades.

“Es un camino a una forma de vida adictiva, que empuja a creer que en el consumo se puede encontrar la felicidad”, explicó Naparstek en una entrevista con El Litoral. El psicoanalista es codirector del Departamento de Investigación en Toxicomanías y Alcoholismo del Instituto Clínico de Buenos Aires y miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP). Vino a Santa Fe para dictar una conferencia titulada “Toxicidades en el época actual”, que se realizó el jueves pasado en el Centro Cultural Provincial organizada por el Movimiento hacia el TyA en Santa Fe.

En la entrevista, Naparstek analizó las consecuencias de este constante impulso al consumo, la forma en que se relaciona con el consumo de drogas y alcohol, y planteó las posibilidades que hay en la clínica psicoanalítica para que el sujeto pueda encontrar una alternativa diferente al malestar.

— ¿Por qué dice que el consumo es una salida al malestar?

— En la actualidad hay un empuje a que todo el mundo encuentre una satisfacción consumiendo. Creemos que a través de ese consumo podemos encontrar la felicidad. Es un fenómeno que otros colegas llaman la toxicomanía generalizada. El consumo se ha transformado en la principal salida frente a lo que Sigmund Freud (1856-1939) llamaba el Malestar en la Cultura.

— ¿Se trata del malestar que supone vivir en sociedad?

— Lo que decía Freud era que toda cultura tiene su malestar. No hay manera de vivir en la civilización sin tener un malestar. No se puede vivir todos juntos sin que no haya algún tipo de renuncia. Toda cultura intenta paliar ese sufrimiento de distintas maneras. El paradigma de la época actual es hacer creer a la gente que consumiendo se puede paliar el malestar en la cultura.

— Comprarse un auto, un televisor, un celular, es uno de nuestros mecanismos para “tapar” la frustración y la angustia.

— Esto es parte del consumo, que no era así en otra época. La religión era una vía para tratar de evitar el malestar por otro camino. Ninguno termina de paliar totalmente el malestar, pero son vías distintas y tienen consecuencias diferentes. Esta tendencia es consecuencia de la modernidad pero surge con lo que algunos autores llaman la hipermodernidad, o la posmodernidad, depende al autor. La paradoja de la modernidad es que cuando alguien tiene algo nuevo deja de serlo en ese mismo momento. La hipermodernidad, un concepto del filósofo y sociólogo francés Gilles Lipovetsky, es híper en el sentido de llevar la modernidad al colmo, al extremo.

— ¿El estímulo constante al consumo también es un camino hacia la adicción clásica?

— Sí, y también es una forma de vida adictiva, más allá de la lógica distinción entre un verdadero toxicómano del que no lo es. Hay una forma de vida en la cual todo el mundo está empujado a eso.

— ¿Los alcohólicos y drogadictos se pueden pensar como emergentes de una tendencia que nos atraviesa a todos?

— Se puede pensar así, o que es un modo de satisfacción en la época actual que tiene la consecuencia de llevar a la muerte. El consumo de sustancias ha aumentado enormemente también, sea con drogas recetadas o con las ilegales. Hoy está totalmente expandido que se tome una pastilla para dormir, para tener sexo, para subirse a un avión. Y hay gente cada vez más joven que las consume.

— ¿Qué alternativas hay en la clínica psicoanalítica para enfrentar estas patologías?

— Es muy importante que el sujeto pueda encontrar una salida diferente a su propio malestar, que no sea la de matarse consumiendo. La primera cuestión que hay que tomar en cuenta, y que viene de los griegos, es si el problema es la droga o el sujeto. Es una vieja discusión. La OMS había empezado a hacer un listado de las drogas que deberían ser prohibidas y hoy en día es interminable esa lista. En realidad todas las sustancias pueden llegar a ser tóxicas. Doy un ejemplo, un colega cordobés presentó un caso de una persona que se drogaba con agua. Era un paciente que tenía un problema renal y tenía contraindicado tomar líquido en ciertas cantidades y se levantaba todas las noches a tomar agua. Se estaba matando con agua. Es un ejemplo paradigmático de lo que es la toxicomanía ya que cualquier sustancia puede ser transformada en tóxica. Lo que hace a esa toxicidad está en el sujeto mismo. Lo que nosotros llamamos la toxicidad de la satisfacción pulsional en psicoanálisis. Hay que ir por el camino del sujeto y no por la vía de la sustancia.

/// el dato

Grupo de investigación

El Movimiento hacia el TyA en Santa Fe forma parte del Departamento de Estudio e Investigación sobre Toxicomanía y Alcoholismo del Instituto Clínico de Buenos Aires. En la ciudad sus responsables son Elvira Dianno y Sabina Serniotti, miembros de la Escuela de Orientación Lacaniana (EOL) y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP).

Drogas con tinte euforizante

En la entrevista con El Litoral, Fabián Naparstek advirtió que el tipo de drogas que se consumen en la actualidad producen un “empuje maníaco”, en sintonía con las condiciones de época.

“Hay sustancias que tienen un efecto nocivo terrible, por ejemplo el paco. No son las drogas de antes, sin querer hacer una apología de ellas. Las actuales tienen un tinte euforizante. Son psicoestimulantes, en general. Una característica que es propia de la manía de esta época. Son drogas que empujan a seguir adelante, a ir al frente”, explicó.

El psicoanalista también reflejó su posición sobre el debate de la legalización de las drogas. “La toxicomanía no tiene nada que ver con que las drogas estén prohibidas o no. Es una enfermedad que va más allá de las prohibiciones. Podrá haber sociedades más abiertas o más cerradas, pero toxicomanía va a seguir habiendo”, planteó.

Naparstek reconoció que muchos de los países que llevaron adelante programas de sustitución y legalización de drogas mejoraron todo lo que tiene que ver con el entorno del consumo, la criminalidad y el contagio de enfermedades a través de las jeringas, entre otras variables. “Por supuesto que son cuestiones muy importantes, pero no han eliminado la toxicomanía, que sigue firme y tiene que ver con causas más profundas. Es una enfermedad, no porque uno prohiba el cáncer va a desaparecer”, concluyó.