“Siempre elegí cantar”

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Araceli Tano

Viene de la otra orilla, de la entrerriana Hasenkamp, donde hizo la primaria y la secundaria, y de paso despuntó las primeras ganas de escenario, baile y público en los corsos, como pasista de Malibú. Fue a estudiar a Paraná canto y música y desde allí nunca paró de aprender y de sesgar sus actividades hacia su pasión: la música y el canto. El amor la trajo a Santa Fe se puso de novia y se casó con un santafesino-, donde vive desde 2005. Al canto, le agregó el teatro y ahora busca su espacio, a puro talento, voz y carisma.

 

TEXTOS. REVISTA NOSOTROS.

ALMA DE PUEBLO. “En Hasenkamp, pueblo cercano a Paraná, vivía con mi familia. Soy la anteúltima de seis hermanos -cuatro mujeres y dos varones-, y en mi casa siempre se escuchó música. Mi viejo cantó siempre. Le gustaba le gusta- mucho el folclore y tenía una orquesta. Cuando era joven salía a cantar por los pueblos. Él me enseñó los primeros acordes con la guitarra. Así que en casa siempre se cantó. También mi mamá y otros miembros de la familia actuaban, les gustaba el teatro. O sea que yo siempre estuve en una casa y en un entorno en que la música y el teatro, la alegría, florecía en cada reunión. Enseguida aparecían las guitarras, algún acordeón, y ya se armaba la fiesta. En ese sentido, ayuda mucho el apoyo de la familia. Mis dos hermanos también son músicos; a uno le gusta el rock, el otro toca folclore. Mi primer contacto con la música fue el folclore. Mi viejo decía que con mi voz, tenía que dedicarme a la música litoraleña. Y María Elena era la referencia en ese momento. Todavía canto sus temas... Ya en la primaria, habíamos hecho nuestro propio conjunto musical, ‘Flor de ceibo’, con mi prima y dos chicas más. Nosotras mismas, a los diez u once años tocábamos la guitarra y cantábamos. Y no había una fiesta en la zona en que no estuviéramos convocadas. Mi mamá, que es modista, nos había hecho unos vestidos rojos para actuar, porque éramos como flores de ceibo...”

APRENDER, APRENDER Y APRENDER. “Ya en el secundario, cantaba sola. El grupo se disolvió, cada cual siguió su vida. Pero a mí siempre me gustó la música. Estudiaba, pero cantar era lo que quería hacer. Así que el sábado, agarraba mi guitarra y cantaba en las peñas, en las fiestas, donde me llamaran. Y si no me llamaban iba igual. Cuando llegó el momento de la facultad, pensé en estudiar un profesorado, Ciencias Sociales. Y también aprender canto. Fui a Paraná, donde había un profesorado de Música. Así que las Ciencias Sociales quedaron automáticamente de lado e hice tres años relacionados con la Música. Fue un poco de casualidad, pero si el destino quería que fuera docente, de pronto me parecía natural que fuera de Música. Yo no sabía entonces, pero de alguna manera siempre estuve cerca de la música, del canto, de la escena. En algún momento, en medio de la carrera, me vino el clic, cuando me planteé realmente qué quería hacer con mi vida. Y quería cantar”.

EN LA SENDA. “Ya tenía identificado lo que quería ser y hacer. En su momento le dije a mi familia que iba a estudiar canto. Y en broma, me dijeron, ‘eh, pero son como diez años’. Y sí, le dije. Y es así, ya llevo diez años y siempre hay que seguir estudiando y aprendiendo. En 2005 terminé la carrera de Música soy maestra de música y doy clases en distintas escuelas: me apasiona-, me vine para Santa Fe y me recomendaron a Rosemarie Helf, que fue formadora de buena parte de los cantantes de la zona. Hace ya siete años que voy a aprender. Me acuerdo que prácticamente estuve todo un año con un solo tema. Porque te enseña técnica y luego a aplicarla en el tema, muy minuciosamente. Te enseña a respirar, a colocar la voz. Ahí empecé a cantar tango. Siempre me gustó pero nunca me había animado. Así que de pronto se abrió todo ese universo y desde entonces hice folclore y tango a la vez. Hasta entonces hasta sufría con el tango: tengo una voz de soprano y hasta sentía un prejuicio, claro, después me solté- que era muy fina para el tango. Pero allí recibí todo el apoyo de mi profesora. Y lo demás fue todo pasión y trabajo. Soy muy autocrítica, así que me exijo mucho, practico mucho, exploro, insisto. Pero sentí que progresivamente fui encontrando mi voz, mi tono”.

TAMBIÉN TEATRO. “Como un modo de complementar el manejo escénico, Rosemarie me recomendó que hiciera teatro. Y tuve tanta, pero tanta suerte, que caí en el Centro Cultural Provincial, con Sergio Cangiano, otro gran maestro. Y con un grupo impresionante, con el que conformamos. ‘La Yesca’. Nunca paramos de actuar, de trabajar, de ensayar. Luego de tres años de estudio, el grupo siguió formalmente y exploramos todo tipo de obras, desde dramas hasta comedias, incluso ahora con teatro para chicos, donde tengo la posibilidad de actuar y cantar. Y siempre con muchísima actividad. Es un grupo grande, de más de diez actores, y siempre, siempre tuvimos la suerte de tener obras, estrenos, puestas en distintos escenarios y lugares. Y toda esa actividad suma, aporta también para moverte en el escenario. Siento que el teatro me aportó confianza. También fui a aprender a bailar tango, a la Academia Discepolín. Siento que el teatro modificó, para mejor, mi actitud escénica. Así que siempre fui sumando cosas: canto, guitarra, baile, actuación. Y folclore. Y tango. Porque tenés que tener una actitud abierta, de nutrirte, de seguir creciendo”.

A CANTAR. “Ya instalada, con un repertorio, con músicos amigos, fueron sumándose actuaciones en los escenarios más diversos. Fui semifinalista en un concurso de tango en Paraná; me fue bien en Baradero, porque gané en la provincia en el Pre Baradero y tuve una buena participación; el Paso del Salado. Fui sumando experiencia. También hice muchas participaciones con la Academia Discepolín: mientras los bailarines se cambiaban, yo cantaba tangos. Este año retomé fuerte el folclore también. Y en julio presenté por primera vez mi propio espectáculo: ‘Cantando mis recuerdos’. Ahí tuve el aporte de Fanny Martínez, cantante y actriz. Es un muy buen espectáculo, donde las canciones se van desgranando, pero con un guión. Ahí pude integrar todo lo que estuve haciendo. Fanny me aporta en interpretación, en el manejo del cuerpo específicamente en un escenario, cantando temas. Tuve muy buena respuesta y de alguna manera rescaté ese primer amor que es el folclore”.

LO QUE VIENE. “Además de seguir actuando y cantando, estoy construyendo la idea de un CD y lo imagino con música litoraleña. Y si se puede, con músicos y referentes del género invitados. Hoy me acompañan muy buenos músicos como Gabriel Martínez en guitarra- y, como última incorporación, Víctor Zárate en bajo y Guillermo Mazza, segunda guitarra. Hay allí un buen sonido y mucha química. Hemos encontrado una buena dinámica y una excelente fusión para armar un espectáculo que se destaca. Con esa base, con un repertorio cuidado, estamos trabajando en el armado de ese CD, que a la vez nos permitirá seguir recorriendo los escenarios”.

FORMACIÓN

Integró Flor de Ceibo, conjunto infantil; luego estudió música en Paraná, canto lírico en Santa Fe con Rosemarie Helf, teatro con Sergio Cangiano integra “La Yesca”; técnicas de interpretación escénica con Fanny Martínez; baile en la Academia Discepolín. En julio, puso en escena “Cantando mis recuerdos”, en LOA.

LETRA Y MÚSICA

En “La Yesca” lleva ya una decena de puestas y apuestas diferentes en cinco años, desde dramas de Florencio Sánchez hasta comedias de Hugo Daniel Marcos o Jorge Accame. Ahora, están en pleno armado de una obra para chicos hecha íntegramente con artistas santafesinos, desde la letra hasta el vestuario, incluyendo canciones originales que canta “la Tano”.