LLEGAN CARTAS
La magnanimidad: una virtud muy necesaria
María Teresa Rearte
DNI Nº 6.844.546
Sres. Directores: La Sra. presidenta de la Nación dijo: “Sólo hay que temerle a Dios y a mí un poquito”. En tal sentido, quiero a mi vez expresar que Josef Pieper, conocido filosofo español decía, citando a Santo Tomás de Aquino, que “características del magnánimo son la sinceridad y la honradez. Nada le es tan ajeno como callar la verdad por miedo. El magnánimo evita, como la peste, la adulación y las posturas retorcidas”.
“La magnanimidad implica una fuerte e inquebrantable esperanza, una confianza casi provocativa y la calma perfecta de un corazón sin miedo. No se deja rendir por la confusión cuando ésta ronda el espíritu, ni se esclaviza ante nadie, y por sobre todo no se doblega ante el destino: únicamente es siervo de Dios”.
La magnanimidad resulta así una virtud muy necesaria en la Argentina actual. En la que la Dra. Cristina Fernández de Kirchner, máxima autoridad del gobierno nacional, parece haber incorporado el miedo a su metodología de gestión. Lo cual me mueve a decir que la autoridad es un instrumento delicado, cuyo uso requiere prudencia y moderación. Gracias por este espacio de expresión.