LLEGAN CARTAS

La magnanimidad: una virtud muy necesaria

 

María Teresa Rearte

DNI Nº 6.844.546

Sres. Directores: La Sra. presidenta de la Nación dijo: “Sólo hay que temerle a Dios y a mí un poquito”. En tal sentido, quiero a mi vez expresar que Josef Pieper, conocido filosofo español decía, citando a Santo Tomás de Aquino, que “características del magnánimo son la sinceridad y la honradez. Nada le es tan ajeno como callar la verdad por miedo. El magnánimo evita, como la peste, la adulación y las posturas retorcidas”.

“La magnanimidad implica una fuerte e inquebrantable esperanza, una confianza casi provocativa y la calma perfecta de un corazón sin miedo. No se deja rendir por la confusión cuando ésta ronda el espíritu, ni se esclaviza ante nadie, y por sobre todo no se doblega ante el destino: únicamente es siervo de Dios”.

La magnanimidad resulta así una virtud muy necesaria en la Argentina actual. En la que la Dra. Cristina Fernández de Kirchner, máxima autoridad del gobierno nacional, parece haber incorporado el miedo a su metodología de gestión. Lo cual me mueve a decir que la autoridad es un instrumento delicado, cuyo uso requiere prudencia y moderación. Gracias por este espacio de expresión.

Música ciudadana

Hugo Brizio.

DNI. 16.022.276. Ciudad.

Señores directores:

Hace unos días en un conocido programa de TV, en el que hacen concurso de baile, se bailó cumbia, ritmo que nos super identifica a los santafesinos. ¿Pero qué bailaron? Ninguno de los que realmente son pesos pesados: Sergio Torres, Palmeras, Leo Matioli, Los del Fuego, Trinidad, Coty, etc. que arrasan en Buenos Aires y que llenan el Luna Park.

Y eso es culpa nuestra también, porque nadie es profeta en su tierra. Mucho menos, acá en Santa Fe. Nosotros, los santafesinos, le damos la espalda a la cumbia, nadie hace nada en esta ciudad para que esto, que “es muy nuestro”, crezca.

El cuarteto identifica al cordobés. La chacarera, a los santiagueños. La chamarrita a los entrerrianos. El tango a los porteños. El chamamé a Corrientes. Estos son ritmos que identifican a un lugar y nadie reniega de ello. La cumbia, es nuestra y hay que apoyarla como tal.

Cada lugar, explota al máximo, sus virtudes. Y nosotros, las que tenemos, no las aprovechamos como debemos.

Hay fiesta hasta de la peperina, ¡que es un yuyo! Y nosotros, que tenemos los mejores alfajores, la mejor cerveza, el mejor pescado, la mejor cumbia, no hacemos nada con ello.