Fuertes cruces de opiniones tras el cacerolazo del jueves

El gobierno desacredita la protesta

Abal Medina y Kunkel ratificaron la estrategia oficialista.

 

De la redacción de El Litoral

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El gobierno nacional optó por criticar con dureza a quienes se manifestaron en su contra a través de cacerolazos en todo el país, mientras la oposición se hizo responsable de algunos reclamos, aunque en general adjudicó la protesta a la gestión de la presidenta Cristina Fernández.

El portavoz de la administración de Cristina Fernández fue el jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, quien consideró que quienes se movilizaron son personas a las que “les importa más lo que pasa en Miami que en San Juan”, además de calificarlos de un grupo minoritario. Esta mañana, el diputado Carlos Kunkel desafió a los dirigentes de la oposición a mostrar sus propuestas de gestión. “De Narváez ganó en 2009 diciendo que tenía un plan para solucionar la inseguridad y han pasado tres años y no lo hemos visto. O mintió y no tenía ningún plan o tiene un egoísmo muy grande”, sentenció. Aseveró que frente a los reclamos manifestados en distintos puntos del país por miles de protestantes “vamos a seguir trabajando en el marco de nuestras concepciones”.

Desde la oposición, dirigentes de la UCR, el PRO, el FAP y el peronismo disidente coincidieron en la necesidad de “tomar registro” de los cacerolazos porque, razonaron, no sólo evidencian la falta de representación política de esos sectores que se manifestaron contra el gobierno sino también la necesidad de unidad del arco antikirchnerista.

En línea

En sintonía con Abal Medina, el titular de la Anses, Diego Bossio, señaló que muchos de los que protestaron “no ven más allá de su egoísmo personal” y los desafió: “Si quieren, que se organicen democráticamente en un partido político y se presenten a elecciones”. Para el jefe del bloque kirchnerista en la Cámara Baja, Agustín Rossi, “el escenario fue absolutamente funcional a las corporaciones” y admitió que “fue una protesta sin disturbios, pero con una fuerte carga de violencia simbólica y discursiva porque no parece muy republicano y respetuoso de las instituciones pedir que se vaya un gobierno reelegido hace meses o desearle a través de los cantos la muerte a la presidenta de la Nación”.

El jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, opinó que “es una protesta a la presidenta pidiendo que escuche los problemas reales y para que no diga que se puede comer con seis pesos por día, que no hay inflación, que no hay inseguridad. Que baje la inflación, que se ocupe de la inseguridad”. Por el radicalismo, su titular Mario Barletta aseguró que “el cacerolazo fue expresión del hartazgo social”. El referente del FAP, el socialista Hermes Binner, comparó los cacerolazos con las protestas de 2001, aunque advirtió que todos tienen que hacerse “cargo de esto, no solamente quienes gobiernan”. El gobernador bonaerense, Daniel Scioli, a diferencia del discurso desde Casa Rosada, sostuvo que “con mucho respeto, humildad y seriedad se deben escuchar e interpretar los reclamos” y que ello “exige que redoblemos los esfuerzos para cumplir con la expectativa que tiene la sociedad sobre distintas cuestiones”.

/// la clave

Contramarchas

El diario La Nación afirma hoy la presidenta habilitó al ala juvenil Unidos y Organizados a convocar a dos contramarchas a la Plaza de Mayo. Una de ellas se hará el 27 de octubre, día en que se cumplirá el segundo aniversario de la muerte de Néstor Kirchner. La otra, en principio, se haría el jueves próximo, aunque no fue aún confirmada ni anunciada y tendría además de Unidos y Organizados como convocantes a Kolina, La Cámpora y el Movimiento Evita.

/// el dato

Santa Cruz

La presidenta Cristina Fernández viajó a Santa Cruz por primera vez desde que a principios de mes el gobierno acusó al gobernador Daniel Peralta de realizar tareas de espionaje sobre la mandataria lo que profundizó el enfrentamiento entre ambos. La jefa del Estado pasa el fin de semana en esa provincia sureña y el martes viajará al Chaco para inaugurar obras.