Mesa de café

¿Clase media gorila?

Remo Erdosain

El humor de la mesa es variado. Como siempre. Marcial está contento, pero, maestro en disimular las emociones, apenas sonríe; Abel en algunos momentos se pone eufórico, pero de a ratos parece que algo lo preocupa y hace silencio y su mirada adquiere un tono receloso. José es el que está más enojado, aunque a veces se ríe y promete reírse más en el futuro. Yo, como siempre, juego de francotirador, pero de a ratos me meto en la cancha y digo lo mío.

-Los gorilas están contentos apostrofa José- tuvieron su día de fiesta. Y tenia que ser en septiembre, como en aquel septiembre de 1955...las mismas caras, la misma clase social, las mismas consignas, el mismo odio al pueblo.

Marcial le dice a Abel en voz baja: -Cuando se inspira para decir pavadas no hay quien le gane.

José, mientras tanto, continúa con su perorata:

-Hablan de dictadura y no hay un preso, hablan de libertad y pueden decir y escribir lo que se les da la gana, dicen que pasan hambre y por lo que se ve en las cámaras de televisión están todos muy bien alimentados y bien vestidos.

-No tan bien vestidos como tu jefa observa Abel.

-A mi me parece digo- que los peronistas se equivocan si creen que lo sucedido el jueves pasado es una reedición de 1955. Puede que en las apariencias haya algo parecido, pero en las apariencias, porque en la vida real la situación es otra y los intereses comprometidos son otros.

-¿Cómo ser? pregunta José.

-En primer lugar, no hay un golpe de Estado de por medio.

-¡Ganas tendrían de darlo! acusa José.

-Y ustedes se salen de la vaina para reprimir y meter presos, pero lo que tienen que entender, y lo tenemos que entender todos, es que estamos en el siglo XXI y algunas de las soluciones de hace décadas no van más. Ni el gorilismo, ni la prisión a los disidentes, ni las persecuciones...

-Yo creo interviene Marcial- que la gente que salió a la calle es lo mejor que tiene la Argentina.

-Que amplio se burla José.

-Es lo mejor por las razones que ustedes mismo acusan: la clase media, una clase media que dinamiza la movilidad social, cree en las libertades individuales y defiende el progreso.

-Es la clase más egoísta de la Argentina corrige José.

-Es la clase a la que vos pertenecés y a la que pertenecen tus jefes- observa Abel.

-Supongamos que no sean progresistas, que no sean revolucionarios, que no practiquen la solidaridad social; supongamos todas estas cosas digo- ¿eso autoriza a declararlos muertos civiles, considerar que no sirven para nada? ¿Acaso esa descalificación no es también una forma de racismo, tan odiosa como la que se practica contra los pobres?

-Yo creo que así como hay diversidad en el movimiento obrero y diversidad entre los ricos, también hay diversidad en la clase media -señala Abel-, pero en conjunto esa clase media es lo mejor tenemos, es a lo que deberían aspirar los pobres.

-Es lo que digo siempre apunta Marcial-, una política popular en serio, no demagógica o manipuladora, debería aspirar a que los pobres se incorporen a la clase media. Si se habla de integración, de mejor calidad de vida, la verdadera consigna debería ser, ¡viva la clase media!.

-Y sin embargo agrega Abel- el populismo la odia, la considera liberal, gorila, contrarevolucionaria, egoísta, ¿Qué es lo que les molesta de ellos’

-La autonomía digo- les molesta que sea un sector social relativamente autónomo. Ellos están más cómodos con los pobres, repartiéndoles lo justo para que los voten, pero cuidando de que nunca dejen de ser pobres, porque cuando dejen de serlo, no los podrán manejar más.

-Todo lo que dicen es una sanata que conozco bien reacciona José-, los pobres no pueden acceder a la clase media no porque los peronistas no querramos, sino porque la clase media no quiere que ellos se eleven a ese sector social, no sólo no quieren sino que les molesta que los pobres, con sus malos modales y sus costumbres guarangas, invadan sus espacios.

-Regresemos al jueves a la noche -propone Marcial-, porque con tantas especulaciones me estoy mareando. La gente salió a la calle para decirle al gobierno que pare la mano, que no puede hacer lo que se le da la gana y que, para bien o para mal, vivimos en un país democrático, con gente que no está dispuesta a ser manejada como un rebaño.

-Y nadie salió a la calle encapuchado -puntualiza Abel-, nadie cortó el tránsito, nadie fue arreado con choripanes y cajitas de vino...la gente salió, protestó civilizadamente y regresó a su casa.

-Lo que pasa -amplía Marcial- es que al otro día esa gente tenía que trabajar. A nosotros no nos dan vino, choripanes y asueto para salir a la calle.

-Dicen del pueblo lo mismo que decían los gorilas en 1945. Falta que le agreguen lo del aluvión zoológico.

-Yo creo digo- que los pobres hace rato que han perdido capacidad propia de movilización y lo único que los entusiasma es un partido de fútbol.

-Ustedes dicen que los pobres salen a la calle por un choripán, pero no dicen una palabra de esa clase media que sale por un viaje a Miami.

-Hay de todo en la viña del Señor expreso-, pero no me parece que la política más adecuada de un gobierno sea atizar el enfrentamiento social, descalificando a los que salen a la calle.

-Si ustedes tienen derecho a criticarnos, nosotros tenemos derecho a hacer lo mismo.

-No es así replica Marcial- y no es así porque ustedes son gobierno.

-¿Y porque seamos gobierno tenemos que bajar la cabeza y dejarnos basurear?

-Porque son gobierno, deben contribuir a asegurar la paz social.

-Nosotros sabemos que estamos gobernando a favor de los sectores populares y eso es algo que a los gorilas los pone furiosos. Ahora salieron ustedes y se dieron el gusto, mañana vamos a salir nosotros y también nos vamos a dar el gusto, porque a diferencia de ustedes, nosotros sabemos tomar la calle.

-Esa es la verdadera diferencia observa Abel-, el jueves pasado la calle no fue tomada, fue ocupada por los ciudadanos, mientras que ustedes la toman de prepo.

-Lo que yo observo digo- y lo observo con preocupación, es que cada vez es más evidente que hay dos argentinas, dos argentinas que no tienen nada que ver una con la otra.

-En eso tenés razón afirma José- está la Argentina gorila y la Argentina popular.

-Por ese camino vamos a la disolución nacional y la guerra civil afirma Marcial-, el populismo es así de irresponsable.

-Pero lo más lindo de todo enfatiza Abel- es que dicen defender una Argentina popular y hacen todo lo contrario. La señora no es Fidel, tampoco Salvador Allende y mucho menos Lula o Mujica. La señora que ustedes idolatran es la titular de un gobierno manejado por multimillonarios. Y su exclusiva habilidad reside en haberle hecho creer a los imberbes de antes y de ahora que es popular y revolucionario.

-No comparto- responde José.

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