Sa Pereira: Tierra de nadie

Ulises Perren DNI 25.432.320

Sres Directores: En la historia de Sa Pereira, una localidad de casi dos mil habitantes ubicada en el centro de la provincia de Santa Fe, los sucesos no solían ser tan frecuentes.

Fundada en 1886 y recordada por el trágico accidente ferroviario de 1978 en el que perdieron la vida 55 personas, nuestra población pasó generalmente desapercibida y alejada de situaciones que llamaran demasiado la atención. Tiempos lejanos y muy añorados.

En el último lustro sucedieron cosas más desagradables que a lo largo de 115 años de historia. Y lo peor es que son cada vez más frecuentes; detectadas, comentadas y sufridas por lo pobladores, pero desapercibidas para los ojos de las autoridades policiales locales.

Como cualquier pueblo de la región, Sa Pereira se fue “enterando” de los distintos fenómenos sociales mucho más tarde que en las grandes urbes. La droga casi ni se conocía y actualmente la mitad de los habitantes saben quienes la comercializan y quienes la consumen. Todos hablamos en voz baja, quizás por miedo, pero sabiendo quienes impulsaron su llegada al pueblo.

También desconocíamos a la prostitución y el abuso. Sin embargo, hoy funciona un prostíbulo en pleno centro y hace escasos dos meses los sapereirinos nos sacudimos con la noticia de una violación de menores. Esto puede ser habitual en las ciudades, pero no aquí. Lo peor es que el caso sólo fue mirado de reojo por la policía.

Por suerte para ellos, ya tenemos otro tema del cual ocuparnos y preocuparnos: una feroz matanza de perros causada por un desconocido. En diez días murieron treinta animales envenenados y todavía siguen los casos.

La situación es dramática porque la mayoría de esas mascotas murieron en patios cerrados y los vecinos temen por la salud de los niños, que por una cuestión lógica de edad no tienen la capacidad de razonar como los adultos, pudiendo entrar en contacto con los perros causando males mayores. Aparentemente una persona que no está en su sano juicio tiene el tiempo suficiente para aterrar a los pobladores y circular como si nada estuviera pasando.

Este es un simple escrito en un medio masivo de comunicación que hace las veces de “grito de auxilio”, de pedido de ayuda, de catarsis necesaria.

¿Hasta cuándo tenemos que soportar esto? ¿Quién nos aporta soluciones? ¿Quién nos transmite tranquilidad? ¿Quién nos garantiza que mañana no pasen más desgracias?

Nadie, porque hoy Sa Pereira parece ser “tierra de nadie”.