Un delito aberrante

Una suerte de calendario paralelo pone en agenda temas vinculados a problemáticas sociales cuya gravedad merecen la reflexión, difusión y consideración de los medios y de la comunidad en general y que, desde hace algún tiempo -en muchos casos a partir del trabajo incansable de organizaciones de la sociedad civil-, también pasaron a formar parte de la agenda oficial.

 

El 23 de septiembre fue instituido como el Día Internacional contra la Trata de Personas, un tema que, como un goteo permanente, tiene una presencia cotidiana en los medios aunque pase inadvertido para la opinión pública o no se llegue a considerar en toda su dimensión. Las crónicas de mujeres rescatadas de la explotación sexual se suceden y tienen a distintos puntos de la provincia y el país como escenario.

Hace cuatro años, una ley nacional logró tipificar un delito que se hizo visible y al que se puso nombre recientemente, aunque su práctica se remonta a mucho tiempo atrás. La trata con fines de explotación sexual está considerada la esclavitud del siglo XXI; una expresión que puede sonar exagerada pero que se comprende en tanto se analizan las formas de captación de las víctimas, y la manera en que son separadas de todo vínculo con su entorno y entregadas como un objeto para su comercialización.

La ley 26.364, sancionada por el Congreso Nacional en abril de 2008 fue sin dudas un avance importante en esta materia, aunque algunos de sus artículos siguen recibiendo cuestionamientos por parte de organizaciones no gubernamentales y legisladores que reclaman su modificación. Entre las principales objeciones a la norma se cuenta la distinción entre víctimas mayores y menores de 18 años y, particularmente, la exigencia de que se descarte el consentimiento en el caso de las primeras para poder lograr una condena. La eliminación de esta irritante figura tiene media sanción en el Senado y aguarda tratamiento en la Cámara baja del Congreso.

La aplicación de esta norma facilitó -de acuerdo a datos del gobierno nacional- rescatar 3.518 víctimas de trata. En los primeros ocho meses de este año se registraron 765, la mayoría luego de ser sometidas a explotación sexual. Un dato que surge de la misma estadística indica que, de ese total, las víctimas argentinas y extranjeras prácticamente se cuentan por mitades, lo que pone de relieve otra grave faceta asociada a este tema, como es el tráfico de personas entre países y el nuestro como destino de víctimas de trata.

La fecha tuvo, este año, una connotación especial. En abril se cumplió una década del secuestro de María de los Ángeles (Marita) Verón, en Tucumán. Desde entonces, su madre, Susana Trimarco, inició una búsqueda incansable y contribuyó al rescate de otras víctimas de este flagelo. El juicio por este caso entrará en su tramo final el mes próximo, en un hecho que significará un antes y un después en la lucha contra este delito, pero que además logró desnaturalizar y hacer visible una de las más aberrantes violaciones a los derechos humanos.