En menos de tres días (66 horas), Sensini la pegó en todo...

¿Quién dijo que los DT no ganan partidos?

No pudo trabajar entre el partido con Cerro y éste de Vélez, debió respetar los tiempos de descanso, tomó decisiones clave y los que entraron respondieron. A todo esto, el equipo tuvo lo que antes le faltó: eficacia ofensiva.

¿Quién dijo que los DT no ganan partidos?

Se destapó el “paragua”

El paraguayo Jorge Achucarro hizo un partido aceptable —según la óptica del entrenador— ante Cerro Porteño, pero superó las expectativas ayer en Liniers. Metió un gol después de empujar la pelota en una gran jugada de Graciani.

Foto: Matías Nápoli

 

Enrique Cruz (h)

(Enviado Especial a Buenos Aires)

En la cancha definen los jugadores, pero hay un porcentaje atribuible al entrenador. A veces puede ser mínimo y en otras ocasiones adquiere una mayor dimensión. Un cambio a tiempo, una modificación del plan, un ajuste en el medio de un partido pueden ser, a grandes rasgos, esas lecturas que desde afuera hace un técnico y que ayudan a definir un partido.

Colón le ganó a Vélez por dos razones fundamentales:

* 1) Las decisiones de Sensini.

* 2) La contundencia que en otros partidos no tuvo.

Entre el final del partido con Cerro Porteño y el comienzo del cotejo con Vélez, apenas transcurrieron 66 horas. Menos de tres días que obligaron a Sensini a armar un equipo que venía de dos caídas consecutivas en cuatro días y como local (Newell’s y Cerro), sin la posibilidad de hacer un solo entrenamiento serio e intenso.

Sensini tomó el toro por las astas, dejó afuera a dos jugadores considerados base de la estructura del mediocampo (Moreno y Prediger), puso como titular a uno que venía con muy pocos minutos de fútbol (Bernardello) y otro volante de explosión como Graciani. Mantuvo a Achucarro pero le cambió el acompañante (entró Gigliotti). Y la estrategia estuvo clara: retroceder sin meterse atrás, no ser tan voraz ni impetuoso para ganar espacios en la cancha, quitarle la pelota a Vélez y ser contundente en las dos áreas.

Esto último fue clave y determinante. Tiene razón Sensini cuando dice que Colón no llegó tanto como en otros partidos (Cerro y Newell’s, por ejemplo), pero esta vez hizo gala de una eficacia que, a la luz de los resultados, hoy se maldice por no haberse mostrado en los otros encuentros.

Y jugó bien Colón, más allá de que otra vez le marcaron dos goles. Pero una cosa es la preocupación que dejaban aquellos que le convertían en partidos donde se erraba en el arco de enfrente, y otra muy diferente es en este partido en el que se esperaba que un equipo como Vélez, ausente en la media hora inicial pero con una reacción acorde a su jerarquía en el segundo tiempo, podía llegar a complicarlo defensivamente.

Sensini tiene y debe arreglar el aspecto defensivo. Pero no se observaron, ayer, errores que deban preocupar sino méritos concretos del rival. En el primer gol, hay una buena combinación —jugada preparada— que termina con Cabral en una posición tremendamente ventajosa para definir con un remate difícil de atajar. Y en el segundo, Pratto se encuentra con mucho oportunismo después de un desborde por izquierda y un rechazo que deja boyando el balón adentro del arco, para rematalo con violencia y en medio de una marea de gente.

Los méritos propios

Pero no hay que detenerse tanto en lo que Colón dejó de hacer o lo que le hicieron, sino en lo que el equipo hizo. Que fueron muchas cosas bien o muy bien. Primero, lo que el técnico elaboró desde afuera; y después, lo que los jugadores respondieron desde adentro.

 

/// SÍNTESIS

Vélez 2

Colón 4

Cancha: Vélez.

Árbitro: Mauro Vigliano.

Vélez: Montoya; Cubero, Tobio, Sebastián Domínguez y Bíttolo; Bella, Romero, Cabral e Insúa; Facundo Ferreyra y Pratto. A.S.: Sosa. Estuvieron en el banco: Sills, Desábato y Braian Ferreyra. D.T.: Ricardo Gareca.

Colón: Pozo; Caire, Pellegrino, Raldes y Urribarri; Graciani, Bernardello, Bastía y Mugni; Achucarro y Gigliotti. A.S.: Bailo. Estuvieron en el banco: Prediger, Moreno y Fabianesi y Ramírez. D.T.: Roberto Néstor Sensini.

Goles: en el primer tiempo, a los 5 min Gigliotti (C), a los 20 min Gigliotti (C), a los 32 min Achucarro (C) y a los 42 min Cabral (V). En el segundo tiempo, a los 35 min Pratto (V) y a los 41 min Curuchet (C).

Cambios: en el primer tiempo, a los 22 min Alcoba (C) por Pellegrino y a los 36 min Peruzzi (V) por Bíttolo. En el segundo tiempo, a los 8 min Ricardo Gómez (C) por Mugni; a los 23 min Allione (V) por Romero; a los 32 min Rescaldani (V) por Insúa y a los 39 min Curuchet (C) por Achucarro.

Amonestados: En Colón, Caire, Bernardello y Urribarri.

(Viene de página 2)

Sensini ha conseguido que Colón tenga funcionamiento. A veces, juega bien durante largos minutos, otras veces es de a ratitos, pero la intención de poner la pelota contra el piso es clara. A partir de allí, el equipo empezó a perder puntos en la misma medida en que decrecía su nivel de eficacia, tanto ofensiva como defensiva. “Errar goles” y sufrirlos en el arco rival se había convertido en un “karma”. Y esto desviaba la atención y hasta generaba cierta confusión al momento de evaluar la actuación del equipo. ¿Se jugaba mal porque se desperdiciaban situaciones y se sufrían en el arco propio?, ¿un equipo se califica sólo por lo que produce frente a los arcos?, ¿pierde importancia lo que se genera cuando en el lugar de las definiciones se falla?

Ayer, Colón se encargó de poner las cosas en su lugar y demostrar —y demostrarse— que con eficacia no sólo se ganan partidos, sino que se puede evaluar mejor la producción general de un equipo.

Sensini metió una dupla de volantes centrales parecidos en características: Bastía-Bernardello. Y por derecha colocó a un jugador vertical, que empuja y puede darle explosión al equipo en función ofensiva (Graciani).

La salida de Moreno y Prediger le restaba fútbol a priori, pero entre la capacidad de recuperación y gravitación que tuvieron los dos “5” (al nivel de los mejores del equipo), más el aporte de Graciani (participó en dos goles), el equipo fue menos vistoso pero más práctico.

Quizás, lo de la vistosidad se debió a que no hizo un buen partido Mugni. Pero el planteo de Sensini fue muy inteligente: buena recuperación en el medio, salida rápida ante un equipo que se adelantaba en la cancha, mucho cuidado para no dejarse desbordar por los costados y contundencia.

Decisiones inteligentes

Cuando Gareca condenó a Bíttolo por su error con Graciani en la jugada que terminó con el gol de Achucarro, y lo sacó, Vélez empezó a atacar más por la derecha. Allí fue Peruzzi a jugar como volante delante de Cubero. Aprovechó las espaldas de Mugni y algunos problemas de Urribarri para hacer pie en el lateral. Sensini se percató rápidamente y sacó al más talentoso (Mugni), ayer devenido en su nivel, para poner a Ricardo Gómez, quien otra vez cumplió con creces. Ricky fue el primer escollo que debió superar Peruzzi, pero además tuvo aire para sumarse siempre al ataque y meter algunas pelotas precisas para los puntas, que jamás dejaron de inquietar.

El otro retoque de Sensini fue, cuando Vélez asediaba y el partido estaba 3-2, cambiar punta por punta y meter a un delantero rápido como Curuchet para tratar de liquidar el partido. El pibe lo hizo más allá de que la jugada del cuarto gol haya sido mediante una enorme maniobra de Caire por el otro sector. Pero Sensini no resignó atacar hasta que terminó el partido. El 90 por ciento de los entrenadores habría optado por poner un volante para frenar a Vélez o para quitarle la pelota. Tenía dos opciones (Moreno y Prediger) muy apetecibles. Sin embargo, lo puso a Curuchet. Y no lo colocó antes porque era el último cambio que le quedaba y no podía arriesgarse por si se le lesionaba alguien de la estructura defensiva. En definitiva, al partido lo estaba ganando y no tenía demasiados motivos para arriesgar más de la cuenta.

En estos dos partidos con diferentes resultados, Sensini puso en órbita a Achucarro y a Bernardello. No lo incluyo a Graciani, porque venía alternando. Pero los otros dos no jugaban. Y lo hicieron bien, ganándose la chance de ser muy tenidos en cuenta para que sigan haciéndolo desde el arranque. Achucarro y Bernardello aprovecharon la oportunidad que les dio el técnico. Un Sensini que no se “casa con nadie”, que si tiene que sacar a Fuertes —como lo hizo en el torneo anterior— no le tiembla el pulso. Y si tiene que dejar afuera a dos jugadores muy importantes (capitán y subcapitán) como Moreno y Prediger porque no los ve bien, tampoco se “preocupa” demasiado y arriesga. Ayer le salió impecable.

¿Quién dijo que los DT no ganan partidos?

Un Puma escapado de Liniers

Emanuel Gigliotti fue la figura del partido. Marcó dos goles, exigió siempre y fue desequilibrante. En la foto pelea mano a mano con Sebastián Domínguez, a quien superó toda la tarde. Foto: Matías Nápoli

15

goles

Lleva marcados Colón en el torneo, convirtiéndose en el equipo más eficaz. Si a eso se le suma la cantidad de situaciones creadas que no se convirtieron, se llega a la conclusión que si hay algo no se le puede reprochar al equipo es su vocación ofensiva.

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Ganó de arriba y de abajo

Acertado intento de Sensini al ponerlo a Gabriel Graciani. Se hizo fuerte de arriba y de abajo para generar dos jugadas de gol. En una, de cabeza, habilitó a Gigliotti. En la otra, por abajo, hizo lo propio con Achucarro. Foto: Matías Nápoli