Verdades y falacias acerca de la explotación minera(VI)

La minería del oro y el uso del cianuro

Alberto E. Cassano

El ion “cianuro” (CN-) es una parte de un compuesto con carga negativa formado por carbono y nitrógeno, que se combina con otros iones que estén cargados positivamente como el Sodio (Na+) o el Calcio (Ca2+) para dar sales como el cianuro de sodio (CNNa) o el cianuro de calcio [(CN)2Ca] que son compuestos alcalinos sólidos de bastante a muy solubles en agua. Son inodoros y pueden ser sumamente tóxicos. De la sal se puede derivar el ácido cianhídrico (HCN) que a temperaturas inferiores a 26ºC es un líquido y por encima de ésta es un gas. Tiene olor a almendras amargas y es un potentísimo veneno. Cuando el ion “cianuro” se encuentra en un medio ácido, genera el HCN que como gas puede ser liberado a la atmósfera y ser mortal. Fue empleado por la Alemania nazi en las cámaras de gas.

La ingestión de una cucharadita de un líquido que tenga entre 50 y 200 mg (la milésima parte de un gramo) de cianuro sólido (una porción de sal como el tamaño de un grano de arroz) es suficiente para matar a una persona. En consecuencia, lo que se debe reconocer es que no existe, en ningún caso, el riego cero en las operaciones en que se manipulan soluciones de cianuro.

La Cámara Argentina de Empresarios Mineros sostiene -y tal como lo afirma es verdad- que: (i) la mayor parte del cianuro que se libera accidentalmente se volatiliza a la atmósfera donde se diluye y se degrada por la radiación ultravioleta del sol. (El problema se podría plantear en aguas subterráneas o capas de hielo espesas donde no llegue la luz solar). (ii) no hay evidencias ciertas de su acumulación en la cadena alimenticia; (iii) el ácido cianhídrico tiene muchos usos industriales y sólo el 8% de la producción mundial, convertido en cianuro de sodio, se utiliza en minería; (iv) el cianuro es el medio más efectivo (técnica y económicamente) para la extracción del oro (pero también se lo emplea en la recuperación de la plata y otros metales preciosos y se ha encontrado su presencia en los diques de colas); (v) existen otros productos algo menos tóxicos que el cianuro, pero son más caros y engorrosos de usar ya que obligan a emplear otros reactivos oxidantes que también son costosos y venenosos, con lo que se encarecerían las aplicaciones industriales de alta tecnología del oro (aspecto económico que se debería balancear con el costo de una vida); (vi) se registran (oficialmente) escasos accidentes de derrames de líquidos de cola cianurados y (vii) la industria minera es muy cuidadosa en la manipulación del cianuro y obliga a su operarios a usar máscaras y alarmas áreas en todos los puestos de trabajo. De hecho, se ha elaborado un “Código internacional de gestión del cianuro para la fabricación, el transporte y el uso en la producción del oro” con los auspicios del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). La administración la ejerce el Instituto Internacional de Gestión del Cianuro.

Es interesante citar los comentarios del Consejo Asesor Productivo Minero (CASEPROM) acerca del riesgo del cianuro en un documento denominado “Cianuro, preguntas y respuestas”. Sostiene que la producción, transporte y uso del cianuro despierta temores completamente comprensibles. Y aclara que: (i) el transporte de cianuro hacia las minas se hace bajo la forma de panes de cianuro de sodio sólido lo que reduce los riesgos de contaminación por accidente (ingresa por el puerto de Buenos Aires, se traslada hasta Puerto Deseado y desde allí se distribuye por vía terrestre); (ii) los trabajadores de las minas que están en contacto directo con cianuro desde hace muchos años en la Argentina no registran un accidente laboral relacionado con esta substancia, porque las condiciones controladas en que se lleva a cabo el proceso evitan que las soluciones liberen gases de cianuro. Además, los obreros usan máscaras y los sitios tienen alarmas de vigilancia permanente; (iii) las soluciones con cianuros se emplean en áreas muy restringidas y las minas cuentan con estructuras especialmente diseñadas para contener las soluciones peligrosas en caso de que se produzcan derrames o filtraciones accidentales (en las geomembranas de proceso, en los transportes y los embalses de almacenamiento si se desbordan por tormentas o crecidas). En este aspecto, reconoce que estos accidentes pueden afectar la vida de especies de agua dulce, pero sólo por tiempos reducidos, por la descomposición natural que ocurre después, ya que no se acumula ni en las aguas ni en el suelo y (iv) acepta la existencia de efectos perjudiciales de la soluciones, al señalar que todos los tanques que contienen cianuro tienen alarmas para evitar que las aves los confundan con espejos de agua.

En resumen, se trata de una actividad de riesgo, que con las debidas precauciones debería poder ser controlada. La gran duda es saber si se procede como realmente corresponde. Y en este tema, la legislación argentina es, proporcionalmente, muy pobre.

En realidad, es notable que en términos de gravedad por los riesgos y efectos causados, el cianuro es el contaminante de mayor importancia sólo después del DAM, comentado en el artículo anterior y acerca del cual se hacen muchos menos cuestionamientos. Y debe además saberse, que no sólo se emplea en la extracción, molienda y concentración del oro, sino también de la plata, cobre, plomo, zinc, cobalto y molibdeno. Al ser solubles en agua, los cianuros pueden por lo tanto cooperar a la movilización de diversos metales tóxicos en los cursos de agua, agravando el DAM.

En el fondo se trata de un elemento químico muy controvertido, sobre todo porque no se conocen con seguridad los mecanismos de acumulación de complejos de metales y cianuros, en dosis muy bajas en los organismos ni las consecuencias que la exposición crónica a las mismas puedan tener en el largo plazo, tanto para los seres humanos como para la fauna acuática. En otras palabras, no se sabe si se está en presencia de lo que en toxicología se denominan “cadáveres en la calle”, que significa que mientras no se vean todo está bien, porque sin haber estado expuestos a dosis fatales, están acumulando efectos que se reconocerán como tales en el futuro.

La Agencia de Protección Ambiental (EPA) de EE UU considera que para aguas con fauna acuática, la dosis máxima tolerable es de 3,5 microgramos (una millonésima de gramo) por litro en promedio durante 24 horas y una acumulación máxima promedio de 52 microgramos por litro en todo momento. La muerte de aves debida a la ingesta de agua de lagunas de colas en sitios mineros contaminados con cianuros ha sido documentada y, en algunos lugares, se exige que estén cubiertas para evitar que pueda tener acceso a ellas cualquier especie animal.

Por algo los grupos progresistas han comenzado a investigar con cierta urgencia la forma de sustituir el cianuro por otros procedimientos menos agresivos en la extracción del oro.

Cabe mencionar que la mina La Alumbrera no usa cianuro. Su minería a cielo abierto no lixivia con cianuro. De la roca triturada y molida, se saca el 90% del oro por gravedad y el 10% restante por flotación. En ésta, la espuma retiene el oro y el resto de los metales va al fondo. Pero, y siempre hay un pero, en el proceso de flotación, agregan xantato (mezcla de sales y ésteres del ácido xántico). Este producto no es biodegradable y a niveles de 1 mg por litro es tóxico para la fauna acuática y arde muy fácilmente en contacto con el aire. Hay registros de serios accidentes en mineras chilenas que usan este procedimiento. Por otra parte, en la etapa de concentración no usan reactivos químicos, lo que es una ventaja. Uno podría concluir, que comparado con la mayoría de los otros procesos, dentro de todo, es el “menos peor”.

Esto es importante por la controversia que ha generado la aceptación por parte de algunas universidades nacionales (entre ellas la Universidad Nacional del Litoral) de una porción extremadamente reducida de los beneficios de esta mina, que les corresponde de conformidad a una ley nacional vigente.

Ahora bien. Incluyendo la joyería, según las fuentes, se estima que entre el 8% y el 14% del oro que se extrae tiene usos y aplicaciones industriales. El resto es acumulación de reservas y riquezas en diversos lugares del planeta. En mi opinión personal, este casi 85% no justifica la pérdida de ni siquiera una vida humana.

(Continuará).