Prejuicios, ideología y realidad

En los últimos tiempos, la falta de información fidedigna abona elucubraciones que, incentivadas por posturas extremas, fomenta aún más el desconocimiento de las realidades productivas argentinas.

Federico Aguer

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El ejemplo más claro lo exhibe la sanción de la ley 26.737 de extranjerización de tierras, detrás del cual se encolumnaron fuerzas políticas, entidades ruralistas, y gran parte de la opinión pública.

Según la norma sancionada a fines de 2011, se establece en “el quince por ciento el límite a toda titularidad de dominio o posesión de tierras rurales en el territorio nacional, respecto de las personas y supuestos regulados por este capítulo”.

Esta semana se conoció un relevamiento que indica que apenas el 2,7% de las tierras en la Argentina estría bajo esa modalidad dominial, por lo que la norma ahora permite quintuplicar la cifra de hectáreas en manos extranjeras, algo que seguramente sus impulsores nunca imaginaron.

Según publica Infocampo, el titular de la Cámara de Inmobiliarias Rurales, Roberto Frenkel Santillán, “mucho tiempo antes de que se debata el proyecto nosotros dijimos que en realidad la tierra en el país se está argentinizando. No estamos en contra del proyecto en sí, pero lo que remarcamos es que Argentina también necesita inversión extranjera, que sea sana y que no sea extractiva, para generar desarrollo y riqueza en el interior del país”, explicó.

Por otro lado, según publica el portal especializado valorsoja.com, un manual escolar publicado por un multimedios poco tiempo atrás, aseguraba que la soja “tiene consecuencias letales para el ecosistema agrícola”. En los contenidos referidos a la agricultura, se exhiben una serie de inexactitudes “que en algunos casos lindan con el absurdo”. La soja “se introdujo para alternar con el trigo”, pero “la creación en laboratorio de un trigo de ciclo más corto duplicó la posibilidad de explotar soja dos veces al año”, por ejemplo.

Otra más: en nuestra provincia, el gremio de los docentes reparte entre alumnos de 6º grado, un folleto contra el uso de banderilleros humanos en la “fumigación” (en referencia a la pulverización), donde remarca que la localidad de Las Petacas pertenece el “norte profundo”, en vez del departamento San Martín, mientras asocia categóricamente al uso de agroquímicos con todo tipo de malformaciones y enfermedades, aunque sin la comprobación científica correspondiente.

La falta de educación, el escaso interés por el esclarecimiento de los hechos, sumados a la intencionalidad política manifiesta, conspiran contra las verdades de fondo, que todavía esperan por debates honestos que les permitan salir a la luz.