Cómo manejar la rinitis alérgica en la primavera

Los especialistas advierten que no hay que abusar de las gotas nasales descongestivas y de los medicamentos de venta libre. La enfermedad tiene un alto impacto en la calidad de vida pero suele ser subestimada por médicos y pacientes.

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¡Salud! Los estornudos constantes y la congestión nasal son dos síntomas característicos de la enfermedad, que tiene uno de sus picos estacionales durante la primavera. Foto: Archivo El Litoral

 

De la Redacción de El Litoral

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La rinitis alérgica es una de las enfermedades más comunes de la primavera. Los síntomas son muy molestos: la nariz se convierte en una ametralladora de estornudos, y los pacientes padecen congestión nasal, rinorrea y prurito (agua y picazón en la nariz). Los médicos estiman que un 20% de los argentinos tienen rinitis.

En los últimos años, además, se incrementaron los casos de conjuntivitis asociadas. “Hace 40 años, la sintomatología ocular asociada a rinitis era de entre el 30% y el 40%, ahora en cambio trepó al 60%”, destaca el Dr. Hugo Eduardo Neffen, jefe de la Unidad de Medicina Respiratoria del Hospital de Niños Orlando Alassia y ex presidente de la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica.

La primavera es uno de los picos estacionales de la rinitis alérgica, porque con el florecimiento de los árboles y las plantas se reactiva la exposición a los pólenes, y en las personas que están sensibilizadas se disparan los síntomas. Pero en Santa Fe, el factor desencadenante más importante son los ácaros, que también proliferan más en esta época del año (ver La ciudad de los ácaros).

El artículo especializado “Alergias nasales en la población de América Latina” advierte que la rinitis alérgica es subestimada por los pacientes y subdiagnosticada por los médicos, y consecuentemente subtratada. Esto significa que hay muchas personas que no van al médico y compran medicamentos de venta libre en las farmacias (como gotas nasales descongestivas, antihistamínicos de primera generación y analgésicos) para tratar la congestión nasal, y que hay médicos que sólo se enfocan en reducir los síntomas sin encarar un tratamiento que permita al paciente controlar su rinitis en el mediano y largo plazo.

El estudio Alergias en América Latina (Aila, por sus siglas en inglés) le pone cifras concretas a esta tendencia: el 42% de los adultos y el 25% de los niños reciben fármacos de venta libre para el control de sus síntomas y sólo el 24% de los chicos y el 30% de los adultos reciben corticoides tópicos nasales (que previenen los cuadros más severos) para manejar su rinitis alérgica.

Hay varios problemas asociados al abuso de medicamentos de venta libre para controlar la rinitis alérgica. “Las gotas nasales descongestivas, por ejemplo, son para situaciones de crisis y no deben utilizarse más de 7 días, ya que pueden provocar atrofia de la mucosa nasal, con pérdida de sus funciones específicas, y dependencia o rinitis medicamentosa”, advierte Neffen. Con algunos antihistamínicos de primera generación, el problema es que pueden generar somnolencia.

La rinitis tiene un impacto relevante en la vida cotidiana de los pacientes. La encuesta Alergias en América Latina determinó que más del 30% de los pacientes con rinitis no puede dormir bien (se despiertan en medio de la noche y la calidad del sueño es inferior), el 40% aseguró que siente cansancio e irritación durante la jornada, y un 33% reconoció que su productividad laboral y escolar disminuye cuando los síntomas son más intensos. “Pero hay medicamentos, como los antihistamínicos de primera generación con efecto sedante, que afectan más la calidad de vida que la enfermedad misma”, insiste Neffen.

Recomendaciones

Para manejar bien esta enfermedad crónica es fundamental concurrir al médico para determinar las características del cuadro y la estrategia farmacológica específica. “A medida que la severidad de la rinitis es mayor, la droga indicada son los corticoides tópicos nasales, que son fármacos eficaces y seguros administrados por vía nasal. En los casos más leves se pueden utilizar antihistamínicos por vía oral que no sean sedantes y que controlen los síntomas”, recomienda Neffen.

Es importante recordar que las enfermedades alérgicas se controlan pero no se curan. Por eso, el tratamiento a largo plazo es clave para disminuir su impacto en la calidad de vida. Reducir la exposición a los factores de riesgo también es el otro eje central del tratamiento.

En Santa Fe, los tres factores ambientales más importantes en el desarrollo de rinitis alérgicas son los ácaros, los hongos y los pólenes.

En el caso de los ácaros, un insecto microscópico que vive en las almohadas y sábanas, es fundamental sacar los colchones al sol y toda la ropa de cama, y ventilar e higienizar las habitaciones. También, disminuir la cantidad de muebles y las alfombras que juntan polvo.

Limpiar con lavandina las manchas de humedad de las paredes reduce la exposición a los hongos ambientales. Con los pólenes, es más complicado evitar el contacto con los alergenos porque están en el aire libre. Además, la actividad aeróbica, en la que el paciente necesariamente entra en contacto con este factor de riesgo, es muy importante para el tratamiento de las enfermedades alérgicas ya que mejora la capacidad respiratoria y nasal.

Hay una frase característica de Inodoro Pereyra, el personaje del escritor rosarino Roberto Fontanarrosa, que define cómo se siente una persona con rinitis alérgica: “Estoy mal pero acostumbrado’, decía Inodoro”, recuerda Neffen.

Lo importante es que en la actualidad hay tratamientos específicos para que los pacientes no se resignen y puedan vivir bien sin tener que abusar de las gotas nasales y llevar el pañuelo todo el tiempo en el bolsillo en los picos estacionales de la rinitis alérgica.

La ciudad de los ácaros

En Santa Fe hay estudios que analizan cuáles son los factores desencadenantes de rinitis alérgica que tienen más importancia en la región. El Dr. Hugo Eduardo Neffen, jefe de la Unidad de Medicina Respiratoria del Hospital de Niños Orlando Alassia, explica que en esta época del año hay una reactivación de los síntomas porque comienzan a aparecer los pólenes asociados a las gramíneas, malezas y árboles.

Pero en la ciudad, la causa más importante de rinitis está mucho más cerca: son los ácaros, un pequeño insecto microscópico que se alimenta de los restos de piel (dermatofagoide) que quedan en las almohadas y sábanas. En Santa Fe, una ciudad húmeda y calurosa, los primeros alergenos son los ácaros, después los hongos (que hay en las paredes y en el interior de los aires acondicionados, por ejemplo) y en tercer lugar los pólenes. En cambio, en Mendoza, Córdoba y Bahía Blanca — “el cinturón polínico argentino”, recuerda Neffen— los pólenes tienen un rol más importante como factor causal de las rinitis alérgicas.

“A partir de investigaciones que hemos realizado en los barrios de la ciudad, sabemos que en Santa Fe hay 350 ácaros por cada gramo de polvo aspirado en la almohada y 250 ácaros por cada gramo de polvo en el colchón”, precisa Neffen.

La exposición a ácaros tiene su pico más importante en el otoño, pero también se reactiva en primavera. Estos pequeños insectos proliferan con temperaturas moderadas, de entre 16º y 22º, y una humedad mayor al 70%.

La exposición y sensibilización a los ácaros es intradomiciliaria. En el verano se reduce la relevancia de este factor porque la gente está más tiempo el aire libre y las temperaturas son más altas.

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Las gotas nasales descongestivas, por ejemplo, son para situaciones de crisis y no deben utilizarse más de 7 días, ya que pueden provocar atrofia de la mucosa nasal, con pérdida de sus funciones específicas y dependencia o rinitis medicamentosa”.

Dr. Hugo Eduardo Neffen, jefe de la Unidad de Medicina Respiratoria del Hospital de Niños Orlando Alassia.