Al margen de la crónica

Autobuses para damas

En el ómnibus que cubre la ruta 313 en Nueva Delhi se lee “Ladies’ Special”, es decir “especial para mujeres”.

En su interior, puede verse a mujeres alegres, con sus coloridos saris y sus pendientes dorados disfrutando del viaje, hasta que un hombre intenta subir al vehículo. El grupo se inquieta y se asegura de que el hombre sea rechazado.

Los autobuses en la bulliciosa capital india viajan llenos, especialmente durante las horas pico de la mañana y la tarde.

“Es justamente en ese momento cuando los hombres no actúan como caballeros”, cuenta la informática Anja Sharma, que va a trabajar en uno de estos nuevos autobuses sólo para mujeres. “Nos tocan y no podemos hacer nada para evitarlo, ni tampoco decir nada. Aparecen por todas partes”, agrega.

En la remilgada sociedad india, los toqueteos a las mujeres son con frecuencia acallados, pero ahora los están combatiendo cada vez más.

Como resultado de su lucha, la corporación de transportes de Nueva Delhi decidió poner en marcha autobuses sólo para ellas en once rutas durante los horarios pico de transporte.

“Está proyectado en principio como prueba y después podrá extenderse”, cuenta el portavoz de la compañía AK Goyal.

Y es que el sistema público de la capital experimenta un traslado cada vez mayor de los trabajadores que se desplazan cada día de las áreas residenciales al distrito comercial.

El metro, que ya tiene una sección sólo para mujeres, lleva a hasta dos millones de pasajeros diarios.

El primer vagón sólo para ellas entró en marcha hace dos años, distinguido con color rosa, con el objetivo de alejar a las mujeres de las manos masculinas.

Los valientes hombres que intentan meterse en uno de estos vagones, pueden ser multados o se enfrentan a la ira de las pasajeras o del personal de seguridad de las estaciones.

La red de metro de Nueva Delhi es ya una de las mayores del mundo, pero no es suficiente para los 16 millones de habitantes de la ciudad. Viajar en autobús es muy económico, pero mucho menos cómodo que utilizar el subterráneo.

“Cuando los hombres se agarran a las barras del ómnibus, mi nariz queda a la altura de sus axilas y el olor es horrible”, cuenta una joven de 22 años que viaja en uno de los autobuses para mujeres.

La profesora Anita Kalia, otra usuaria, asegura que en el futuro lo utilizará exclusivamente. “Me hace sentir más cómoda, no me siento segura en otros autobuses”, comenta. La compañía incluso se asegura de que sean mujeres quienes vendan los tickets.

Reena Gupta controla la puerta de atrás para que nadie suba sin pagar. “El autobús es una buena idea, sólo para mujeres”, señala.

Sin embargo, los hombres a los cuales no se deja subir, a veces reaccionan con agresividad golpeando el autobús. Es allí cuando Gupta mantiene la calma y muestra su autoridad, ayudada por el conductor, el único hombre que viaja en el bus y que se niega a abrir la puerta a ningún otro representante de su género.

Poca gente conoce sin embargo el nuevo servicio. “Pero cuantas más mujeres lo conozcan, más aún serán nuestras usuarias”, confía Gupta.