“El otro sindicalismo”

Francisco Canale.

DNI 11.933.502. Neuquén.

Señores directores: Con motivo del juicio que se le lleva adelante entre otros al secretario general de la Unión Ferroviaria, consideré esta una buena oportunidad para escribir una carta de lectores.

Soy nieto de Francisco Miguens, quien falleciera en 1941 en un trágico accidente en su puesto de trabajo, dejando viuda a mi abuela a los 29 años y huérfana a mi madre de tan sólo nueve años.

Mi abuelo fue obrero electricista en el puerto de la ciudad de Santa Fe y ocupó el cargo de presidente de la seccional Puerto Santa Fe de la Unión Ferroviaria.

Creo que no correspondería que yo mencione las cualidades que como dirigente tuvo mi abuelo, ya que las mismas seguramente estarían cargadas de subjetividad. Sólo me remitiré a transcribir algunos de los párrafos de los textos de la época, que adjunto aquí y que se publicaran en distintos medios periodísticos con motivo de su fallecimiento.

“... La desaparición del señor Francisco Miguens ha sido muy lamentada por aquellos que lo conocían de cerca, especialmente por sus compañeros de trabajo que tenían del mismo un alto concepto (...) Miguens había conquistado un lugar preponderante, merced más que nada a su fecunda acción al frente de la organización obrera del puerto de la que era dignísimo presidente (...) Francisco Miguens no formaba parte de la caravana de hombres que llegan al sindicato para hacer demagogia, no fue de los tantos charlatanes que se encaraman a los puestos directivos del movimiento obrero (...) se caracterizó siempre por la eficiencia con que sabía afrontar los problemas álgidos que afectan al gremio que representaba...” (Diario “Santa Fe”).

“...Francisco Miguens tenía méritos ganados como trabajador consciente, a través de muchos años de actuación en el puerto de esta ciudad donde se destacó por sus sobresalientes cualidades personales y su don de compañerismo. Tuvo una destacada actuación como militante en su gremio, donde era querido y respetado (...) Los obreros del puerto, vistiendo sus ropas de trabajo, lo condujeron durante un largo trayecto a pulso destino a su última morada...” (Diario El Litoral”).