MUESTRA EN EL MAC

Sobre el orden cósmico del Mandala

Los óleos sobre lienzo de Santiago Iriel pueden apreciarse en las salas del Museo de Arte Contemporáneo de la UNL.

“Las obras de Santiago Iriel son formulaciones simples, producciones de registro inmediato, implicadas en un orden interno que reflejan el universo natural al que están unidas”. Fotos: gentileza MAC.

“Sus mandalas son diagramas que parten de la geometría, que sintetizan esquemas estructurales y simbólicos a partir de una figura directriz que es su centro, su unidad y su totalidad, que en el caso de Iriel es el círculo”.

 

De la Redacción de El Litoral. [email protected]

Recientemente, quedó inaugurada la muestra “Mandalas”, integrada por pinturas del artista Santiago Iriel y curada por la directora del MAC, Stella Arber. La exposición podrá visitarse hasta el 18 de noviembre, de martes a viernes de 9 a 13 y de 17 a 20; sábados y domingos de 17 a 20, en Bv. Gálvez 1578.

“Las obras de Santiago Iriel son formulaciones simples, producciones de registro inmediato, implicadas en un orden interno que reflejan el universo natural al que están unidas”, indica Arber.

“Traspasar la inmediatez del dominio de la experiencia visual de reconocimiento de cada flor, recorrer progresivamente las fronteras de sus enunciaciones y determinar el alcance entre ‘lo aparente y lo fundamental’, será el motivo propuesto por este artista, su armazón de fondo, su propio sistema que incluye una inmersión en el cosmos, en la luz original como su fuente secreta que alimenta su evolución pictórica.

“Sus mandalas son diagramas que parten de la geometría, que sintetizan esquemas estructurales y simbólicos a partir de una figura directriz que es su centro, su unidad y su totalidad, que en el caso de Iriel es el círculo. Asociando esto con lo astrológico, el mandala se transforma en una manifestación completa, abarcativa, armónica que representa un orden cósmico, así la naturaleza contenedora incluye y engloba íntimas significaciones y claros fundamentos en recorrido directo con la conciencia ancestral de lo intuitivo.

“El ritmo en repetición, el encadenamiento continuo, la medida áurea de la proporción, tienen un papel importante y hacen a sus leyes internas. Otro elemento fundamental son los opuestos en juego, lo antagónico en tensión aunque en absoluta armonía, formaciones sucesivas portadoras de contenidos sagrados en convivencia, en equilibrio, organizadas en diversos niveles perceptivos visuales y en variadas concentraciones evocando siempre lo eterno de los ciclos propios del universo. Tienen en común esa visión diferenciada que subyace desde las profundidades como una célula originaria desde donde nace su representación, sus coordenadas, su síntesis metafísica, su fortaleza y su plena configuración”.

Conexiones

“Sus métodos de trabajo son impecables, deja su huella sin fisuras, ninguna mancha nos altera la visión clara, de inquietantes reflejos con un progresivo idealismo que conforman cada imagen, todo el tiempo sugiere esa conexión profunda con el universo, dando fundamento al fenómeno pictórico entre sus manos.

“Podríamos hablar de una intensión matemática en sus mandalas, es decir un tipo de información sobre las conexiones regulares observables en la naturaleza, una compilación de efectos en escala geométrica que suman en la visión de estas estructuras analíticas en sus propiedades múltiples, a la vez que sintéticas en sus peculiares conformaciones. Iriel descompone para luego organizar y construir obras desde la esencia de la luz y sus contrastes, al color lo hace aparecer en sus variadísimos cromatismos sin alterar un ápice las superficies. Hay en cada obra una invitación al tacto directo para asegurarnos que cada una liberará por fin su apariencia y se manifestará al tocarlas su sentido último de pureza de las formas su esencia absoluta, su efecto extremo y seductor, y dejará explícito lo autónomo viviente de la naturaleza en acción. Así como una unidad esencial cada obra dejará ver su ley interna y develará su estructura poética.

“Quién diría que ‘la flor’ (tan vapuleada por las artes visuales) tiene tanto que mostrar, tanta fuerza en su sustancial conformación. Lo simbólico no se hace esperar, la energía extraordinaria que emanan tampoco, un mosaico abarcativo de diversas frecuencias de acción que dan como resultante desplazamientos únicos de percepción, conceptos y organización compositiva.

“Los conocimientos latentes de formas definidas, y conocidas de cada especie, anuncian nuevos descubrimientos, pretextos de Iriel para su naturalismo lírico, para su neorrealismo, que no derrumba los valores clásicos de los dominios de las artes visuales sino que resurgen y gravitan para dar con este nuevo trascendentalismo de un espíritu casi místico”.

“Las obras de Santiago Iriel son formulaciones simples, producciones de registro inmediato, implicadas en un orden interno que reflejan el universo natural al que están unidas”. Fotos: gentileza MAC.

“El mandala se transforma en una manifestación completa, abarcativa, armónica que representa un orden cósmico”.


“Las obras de Santiago Iriel son formulaciones simples, producciones de registro inmediato, implicadas en un orden interno que reflejan el universo natural al que están unidas”. Fotos: gentileza MAC.

“Las obras de Santiago Iriel son formulaciones simples, producciones de registro inmediato, implicadas en un orden interno que reflejan el universo natural al que están unidas”. Fotos: gentileza MAC.

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“Los conocimientos latentes de formas definidas, y conocidas de cada especie, anuncian nuevos descubrimientos, pretextos de Iriel para su naturalismo lírico, para su neorrealismo”.

“Las obras de Santiago Iriel son formulaciones simples, producciones de registro inmediato, implicadas en un orden interno que reflejan el universo natural al que están unidas”. Fotos: gentileza MAC.

“Iriel descompone para luego organizar y construir obras desde la esencia de la luz y sus contrastes, al color lo hace aparecer en sus variadísimos cromatismos sin alterar un ápice las superficies”.

MIS OBRAS

Nacen de la simple observación de “lo natural”, la cotidiana seducción que sostiene al mundo vivo, las composiciones y las combinaciones de color no son más que simples imitaciones de infinitos eventos que se producen día a día en un jardín, en la calle, en una cocina, en un bosque... Desde una flor que después de miles de años encontró el color exacto para seducir a las abejas hasta el eventual papel de caramelo que recibe la luz del sol resaltando su saturación sobre un suelo complementario, todo nos envuelve cotidianamente, sin darnos cuenta la belleza nos acompaña a lo largo de la vida como un testigo silencioso en la historia del mundo. ¿La belleza nos corrompe? Algunos piensan que sí, personalmente creo que en la actualidad es una búsqueda necesaria, una reivindicación de nuestro lado más primitivo.

Santiago Iriel

Artista plástico