AL MARGEN DE LA CRÓNICA

Halloween: ¿Tradición o negocio?

El desgaste fonético de la expresión inglesa ‘All hallow’s eve‘, traducida como víspera de todos los santos, ha permitido a la industria del cine y del consumo convertir ‘Halloween‘ en toda una mina de productos que el consumidor ha asumido ya como tradicionales.

Acuñada inicialmente como ‘All Hallow-even‘, siendo ‘even‘ una variante arcaica de ‘eve‘, esta expresión sufrió con el paso del tiempo un acortamiento y un desgaste que dio lugar a la palabra que hoy conocemos y que saltó a los cinco continentes debido a la enorme influencia del inglés.

Para los investigadores la noche del 31 de octubre era una de las citas festivas más importantes de la cultura celta en la que, bajo el nombre original de ‘Nos Galan-gaeaf‘ -algo así como “la noche de las calendas”-, se recibía al invierno y se decía adiós al verano, pues para esta civilización al parecer sólo existían dos estaciones.

Desde el punto de vista económico, esta misma noche -que abría el periodo conocido como Samhain- suponía también el cierre de la cosecha agraria.

Para soportar estas bajas temperaturas, la fiesta era calentada e iluminada con hogueras.

Sobre éstas, las leyendas recogen testimonios opuestos. Mientras que algunos consideran que los celtas ‘invitaban‘ a este festín a los seres queridos que ya habían pasado a mejor vida a través de las hogueras, para otros éstas sólo servían para ahuyentar a los malos espíritus.

No obstante, la mayoría de los escritos coinciden en que la noche del 31 de octubre permitía una comunicación fluida entre la vida terrenal y el más allá, de ahí que las familias celtas colocaran en sus hogares dulces y trozos de carne para ser hospitalarios y agradecidos con sus ‘visitantes‘.

La cultura cristiana intentó desvirtuar este significado de la última noche del mes de octubre al fijar la celebración de día de Todos los Santos, en la que se honra y recuerda a los ya fallecidos.

No obstante, la tradición de la noche del 31 de octubre viajó hasta los Estados Unidos en la mente y la idiosincrasia de los colonos que partieron desde Gran Bretaña, quienes a esas horas nocturnas y a esa fiesta ya la denominaban ‘All-hallow even‘, víspera del día de Todos los Santos.

Las aportaciones propias de cada familia a esta tradición alargan la historia de esta noche, aunque siempre, según indican los investigadores, relacionada con aspectos originales, como son las calabazas (que recuerdan el significado de la cosecha) o las luces que se colocan en el interior de las mismas, que rememoran aquellos fuegos que guiaban a las almas buenas o ahuyentaban a las malas.

Asimismo, las visitas de niños disfrazados de fantasmas a los domicilios del barrio entregando o pidiendo dulces recuerdan los dones que se ofrecían a las ‘almas viajeras‘.

Es entonces cuando la industria, especialmente la del cine, detectó en ‘Haloween‘ una mina de oro, con películas de terror que inundan la pantalla de sangre.

A esta industria se sumó la dedicada a la comercialización de todo tipo de elementos, desde disfraces y máscaras a productos gastronómicos y fiestas en locales de ocio.

En definitiva, todo un desgaste fonético que puede desgastar bolsillos.