Lengua Viva

Ámbitos de la tecnología e incidencias en el aprendizaje de la lengua (III)

Evangelina Simón de Poggia

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Estaba pensando, en artículos anteriores, acerca de la responsabilidad que puede caberle a la nueva tecnología en el deterioro constante que observamos en nuestros jóvenes en lo referido al uso de la lengua. Había llegado a una instancia importante en la que planteaba la diferencia entre informar y comunicar. Sabemos que la tecnología en cuestión nos proporciona una desmedida información , pero que si queremos que llegue a la categoría de comunicación será necesaria nuestra intervención a partir de los procesos cognitivos que requiere para contactarnos con nuestros destinatarios, operaciones que ambos actantes desde la posición elegida tendrán que realizar. De estos procesos seremos responsables los interesados en esa información no importando el lugar que se adopte de emisores o destinatarios, pues , cuando lleguemos a esa instancia, debemos de poseer competencias suficientes para el aprovechamiento de lo que la tecnología, en cuestión, nos ofrece. ¿Qué es lo que estoy pretendiendo decir? Que no podemos echar la culpa a un instrumento tecnológico, por muy sofisticado que sea, de las carencias de nuestros niños y jóvenes, que debemos de buscarlas en el sistema educativo con todos sus responsables: la política educativa, instituciones educativas, directivos, docentes , padres y otros elementos que atañen a problemáticas socio-culturales, económicas, a la salud y la alimentación, contextuales, etc. No debemos desconocer las ventajas que nos ofrece dicha tecnología si la usamos con responsabilidad y conocimiento; la inmediatez que nos brinda en la información y los múltiples usos en lo referido a esquemas, diagramaciones, estadísticas, etc. con programas apropiados es importante para una vida tan dinámica como la que soportamos; queremos contactos rápidos , aunque no siempre sepamos para qué. Que no haya control en todo lo que podamos ver , que los niños puedan acceder a sitios que lejos de enseñarles los perjudica, que no haya normas claras y límites apropiados a espacios y tiempos, eso es harina de otro costal. Mi única pretensión es tratar, humildemente, de compartir algunas inquietudes que colaboren a desmitificar a la máquina responsable de todos nuestros problemas referidos al aprendizaje de la lengua; pretendo despejar ese bosque enmarañado de ideas para podernos mirar en las distintas instancias educativas con la claridad que requiere enfrentarnos a nuestros aciertos y desaciertos.

El hombre es el único animal que posee el don de la palabra, heredamos un bien cultural como la lengua para hacer un correcto y fructífero uso de ella , para nuestro beneficio cognitivo, para el conocimiento del mundo, para el descubrimiento del universo y maravillarnos de esa visión que para el ser humano constituye todo un hallazgo que no deja de sorprenderlo cada día.