Hace medio año que Unión no gana

Todos los días son “martes 13”

El equipo que ahora conduce Pumpido completó una rueda entera —19 partidos— sin triunfos. Nunca llegó tan mal a un clásico en toda su historia profesional.

 

Darío Pignata

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“Martes 13, no te cases ni te embarques ni de tu casa te apartes” reza el dicho popular. A esa vieja creencia de un martes 13 de mala suerte, Unión le agregó “ni tampoco ganes”. Claro que, a esta altura, Unión ya no cree en esto del día más supersticioso del año. Es que para este equipo que se hunde en las dos tablas y hace medio año que no gana, todos los días son martes 13.

No hay caso. No puede ganar un partido. Ni siquiera como cuando ayer, en medio de tantas dificultades, juega un primer tiempo casi perfecto, tanto como si fuera un buen equipo que está consiguiendo sus objetivos y no acorde a esta realidad con una tendencia alarmante: 5 puntos de 45 en juego.

El primer tiempo de ayer fue, lejos, lo mejor de la era Pumpido. Hacía tiempo que no se veía un circuito ofensivo que jugara por abajo, con la pelota al piso y se olvidara un rato del “Deportivo Pelotazo”. El ala derecha con Pérez, Montero y Franzoia triangulando lastimó en serio a San Lorenzo: la buscó dos veces Migliore adentro y pudo entrar alguna más. Y hasta desde lo emotivo parecía tener indicios para romper la malaria: Bianchi marca el 2-1 en tiempo adicionado, antes que terminara el primer tiempo.

¿Qué se suponía para la segunda parte? Unión agrandado y San Lorenzo golpeado. Pero no se dio tiempo el dueño de casa de hacer correr el minutero para manejar los tiempos del 2-1. Es que de un pelotazo largo, intrascendente y totalmente previsible de Migliore nació de manera increíble el 2-2 de Bordagaray. Fue una mano de nocaut tan dura como si lo estuvieran goleando.

Y si bien hubo cuestiones futbolísticas (mejoró mucho San Lorenzo) y físicas (sintió el pressing inicial Unión y se fue quedando sin nafta), el quiebre del partido fue psicológico, porque el equipo de Pumpido no se levantaría más de ese cachetazo.

Ahí sí volvió la imagen de Unión que más se aproxima a esta preocupante realidad numérica: pases errados, malos cálculos defensivos e inexistentes argumentos ofensivos. Incluso, si no lo perdió al partido fue porque su arquero Perafán siempre toma la decisión de salir y achicar, nunca de quedarse. Y en ese juego de ruleta rusa futbolera, anoche ganó el ex golero de Defensa, tapando dos pelotas clarísimas de gol y cortando varios centros peligrosos.

Fue figura el arquero, a la par de Bruna que se comió a todos con el pressing y de Franzoia que fue desequilibrante con un mérito no menor: jugó e hizo jugar a otros.

Ahora, en el medio de esta malaria deportiva que ya es la peor racha de Unión en el profesionalismo de AFA, llegará el clásico del domingo en la cancha de Colón.

Pumpido contó que cuando entró al vestuario se encontró con un Mauro Maidana llorando porque se perdía el clásico al ver la roja de Lunati. No sorprende este sentimiento, máxime en un equipo que tiene a Pérez, Barisone, Montero, Bruna, Donnet, Moreno, Chiapello, Magnín y Cavallaro, chicos y no tan chicos, pero que llegaron a ponerse la camiseta de Primera y antes de pisar el 15 de Abril se formaron en La Tatenguita.

Es a lo único que puede aferrarse Unión para sacar adelante la empresa del domingo, con un cuerpo técnico que está repleto —desde el primero al último integrante— de profesionales que son hinchas del club en el cual hoy trabajan con Pumpido a la cabeza.

Eso que deben abrazar los jugadores de Unión se llama sentimiento, vergüenza, pertenencia,

 

Sufre Franzoia, festeja Bordagaray Cuando Unión tenía el resultado y un mejor juego a favor, e incluso el golpe psicológico positivo de haber marcado 2-1 en el último segundo del primer tiempo, todo cambió con el gol de Bordagaray que puso el 2-2. Se pinchó Unión y no apareció más en escena. Es más: no lo perdió gracias a Perafán. Foto: Pablo Aguirre