Les Luthiers
El grupo humorístico presenta “¡Chist!” este jueves, viernes y sábado en el estadio cubierto de Unión. Carlos López Puccio habló con El Litoral sobre el significado de esta retrospectiva. Entradas López Puccio fundó en 1981 el Estudio Coral de Buenos Aires, que lo llevó a ser reconocido como uno de los más destacados directores corales de Argentina y con el cual obtuvo en 1999 el Premio Konex de Platino a la mejor agrupación musical de cámara de la década. Como director orquestal, estuvo al frente de versiones integrales de La Traviata, de Verdi, Orfeo y Eurídice, de Gluck y más recientemente Alceste (2002) de Gluck en el Teatro Argentino de La Plata y Armida, también de Gluck, en el Teatro Colón de Buenos Aires (2003). También en el Colón dirigió a la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires. En 2000, asumió la dirección del Coro Polifónico Nacional de Argentina, cargo en el que se desempeñó durante cuatro años. Entre 2002 y 2004, fue consejero artístico del Teatro Colón.
Natalia Pandolfo
[email protected]
Era previsible: se agotaron las localidades y hubo que agregar función. El quinteto subirá a escena entonces el jueves, además del viernes y sábado, siempre a las 21.30, en el estadio cubierto de Unión.
Allí presentarán “¡Chist”, un espectáculo que funciona a modo de antología de los 45 años de este grupo al que los adjetivos, a esta altura, le quedan ajustados.
Marcos Mundstock, Daniel Rabinovich, Carlos López Puccio, Jorge Maronna y Carlos Núñez Cortés ofrecerán en bandeja los mejores cuadros de shows como “Mastropiero que nunca”, “Bromato de Armonio” y “Muchas Gracias de Nada”, por mencionar algunos.
El diario El Mercurio, de Chile, definió a “¡Chist!” como “un virtuosismo que se pasea por los más distintos estilos, desde la música renacentista hasta inesperados guiños al hip hop, diversidad que también nutre al contenido: historias de desamor conviven con la sátira al mundo político y la parodia a los intelectuales”.
El espectáculo fue estrenado en mayo de 2011 en Rosario: como desde 1981, cada nueva puesta es presentada, primero, en la ciudad de Fontanarrosa.
Socio de una desventura
Carlos López Puccio nació en Rosario, en 1946, y a los siete años ya ahorraba plata para comprar discos. A los diez empezó a tocar el violín, y durante ocho años formó parte del prestigioso conjunto Pro Música.
Apasionado de los coros y de las orquestas, de amplia formación musical, pertenece a Les Luthiers casi desde su fundación. (La de Les Luthiers, diría él). En enero de 1971, cuando la primera gira en Mar de Plata no generó los resultados económicos esperados, el grupo le propuso integrarse. “Me invitaron a hacerme socio de una desventura, de una bancarrota. Y naturalmente, acepté”, dice, como quien retrocede cuatro décadas en un flash.
—¿Por qué surge la idea de hacer una antología? ¿Cómo fue el proceso de selección de las obras?
—Porque vamos descubriendo, a medida que pasan los años, que nuestro humor no tiene fecha de vencimiento. Al menos por ahora. La mayoría de nuestras viejas obras, algunas de hasta cuarenta años de edad, siguen gustando y divirtiendo tanto como cuando estaban recién compuestas. El público que ha visto “¡Chist!” se integra con grupos diferentes: gente que no ha escuchado o que no recuerda esas canciones y escenas, y otra que sí las ha visto -años atrás- y que disfruta volviendo a escucharlas. Y todos se ríen en grande, como si las obras fueran nuevas. Sería un pecado relegar todo ese repertorio al archivo.
—¿Cómo manejan el tema de la improvisación? ¿Hay actualmente mayores márgenes o mantienen la misma rigurosidad?
—En Les Luthiers, la improvisación siempre estuvo permitida, pero en forma experimental. Cualquiera puede salirse del libreto con cautela y explorar un camino que no arruine el decurso normal del espectáculo. Eso sí, quien lo hace sabe que luego debe regresar a la buena senda. Y regresar por su cuenta, no contando con la ayuda de los demás (que estarán desconcertados).
Si esa exploración da buen resultado y el público ríe, entonces seguramente la aventura se incorporará de ahí en más al espectáculo. Sin embargo, la cuota de improvisación en cada función es pequeña. Marcos y Daniel, que usualmente tienen escenas largas en diálogo, son quienes más oportunidades tienen, y las aprovechan muy bien. Esas escenas suelen ir transformándose lentamente por acción de tales agregados.
—¿El concepto de humor fue variando a lo largo de todos estos años? ¿Cómo lo definirías hoy?
—Nuestro humor no fue exactamente variando, pero sí se fue perfeccionando. Ahora, con la experiencia de tantos años, somos mejores humoristas, más eficaces. Creemos que hemos aprendido el oficio. Pero nuestra idea original de hacer un humor lo más inteligente, refinado y noble, ha permanecido sin cambios.
—¿Tienen registro de cuánta gente los ha visto en todo este tiempo?
—Sí, aunque no dispongo de las más precisas estadísticas. La cantidad de espectadores que nos ha visto en teatros (de unos doce países) ronda los nueve millones.
—Marcos Mundstock dijo en una entrevista que la imagen que más los define es la de hermanos. ¿Estás de acuerdo? En tal caso, ¿quién ocupa la función de hermano mayor, quiénes los del medio, quién el menor?
—Supongo que lo más político es responder a esta pregunta de acuerdo al número del DNI. Marcos es el abuelo. Y Jorge Maronna el chozno.
—El número “La comisión” fue compuesto durante la presidencia de Menem. Sin embargo, hoy sigue teniendo vigencia. ¿Qué opinás de la realidad política actual?
—Entiendo que esta respuesta formará parte de una (breve) entrevista para El Litoral, previa a nuestra presentación en Santa Fe. Responderla con la amplitud que merece ocuparía varias ediciones del diario. Y requeriría un entrevistado capaz de atreverse a hacerlo.
“La mayoría de nuestras viejas obras, algunas de hasta cuarenta años de edad, siguen gustando y divirtiendo tanto como cuando estaban recién compuestas”.
