Gobernará los próximos diez años

Xi Jinping es el nuevo líder de China

La crisis la crisis económica global, el crecimiento de China y las desigualdades sociales, serán sus principales desafíos. También la fuerte contaminación y las disputas territoriales con sus vecinos en la región de Asia Pacífico.

 

Macarena Vidal - EFE

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El aún vicepresidente chino, Xi Jinping, quedó hoy consagrado como el líder que encabezará su país durante los próximos diez años, tras ser nombrado secretario general del Partido Comunista (PCCh) y presidente de la Comisión Militar Central.

Un Xi sonriente y, en apariencia, muy cómodo ante las cámaras, encabezó hoy la fila de miembros del nuevo Comité Permanente -el máximo órgano dirigente del PCCh- al presentarse ante la prensa internacional como nuevo secretario general del Partido, donde releva al aún presidente del país, Hu Jintao.

Xi también se hará cargo desde hoy mismo de la Comisión Militar Central, el máximo órgano al frente de las Fuerzas Armadas, después de que Hu optara por renunciar también a este puesto.

Ello supone que el nuevo líder contará con una mayor capacidad de actuación en el principio de su mandato de la que tuviera Hu, cuya primera etapa en el poder se desarrolló bajo la sombra de su predecesor, Jiang Zemin, después de que éste se mantuviera al frente de la Comisión Militar Central dos años después de haber abandonado el liderazgo del

partido.

Con el mando sobre el Partido y las Fuerzas Armadas, Xi queda ya al frente de los dos principales brazos de los tres en que está dividido el poder chino.

El tercero, el Estado, quedará bajo su cargo en marzo, cuando se reúna la Asamblea Nacional (Legislativo) y le nombre nuevo presidente de China en sustitución de Hu, un momento que dará fin al proceso de transición de la “cuarta generación” de líderes comunistas a la quinta.

Como principal mandatario, Xi jugará un papel decisivo para decidir cómo responde China a desafíos como la crisis económica global -y su propio crecimiento-, las desigualdades sociales, la fuerte contaminación o las disputas territoriales con sus vecinos en la región de Asia Pacífico.

En su discurso de presentación en el Gran Palacio del Pueblo en Pekín, Xi prometió que “lucharemos para hacer realidad el deseo de la gente de una vida mejor”.

Admitió que el Partido Comunista afronta una serie de importantes problemas, desde la “corrupción y aceptación de sobornos” a “la desconexión con el pueblo” y el “énfasis indebido en la burocratización y las formalidades”.

El Partido, consideró, puede “estar orgulloso pero no caer en la complacencia, y nunca nos dormiremos en los laureles”.

El pueblo chino ansía “una mejor educación, empleos más estables, más ingresos, mayor seguridad social, mejores cuidados de la salud, mejores condiciones de vivienda y un medioambiente mejor”, declaró Xi.

Su discurso marcó un fuerte contraste con el estilo de Hu, quien en sus comparecencias públicas se limitaba a leer en un tono monocorde textos previamente revisados decenas de veces.

Xi, por el contrario, utilizó un lenguaje corriente, lejos de la retórica comunista favorecida por Hu, con una pronunciación sin acento -sus predecesores siempre tuvieron acentos regionales-, y miró constantemente a sus interlocutores, los periodistas chinos y extranjeros.

Aún se desconoce qué camino emprenderán el nuevo líder chino y el Comité Permanente nombrado hoy.

Aunque su llegada al poder era “vox populi” desde hace años, hasta el momento Xi había optado por no dar indicios acerca de cuáles son sus intenciones para el futuro, para no molestar a ninguna de las facciones comunistas que consensuaron su nombramiento.

Así, no hay pistas acerca de si optará por el camino de las reformas -y en ese caso, cuáles- o preferirá mantener las cosas como están.

El sistema existente no alienta los cambios. La necesidad de consensuar las decisiones entre los miembros del Comité Permanente diluye la posibilidad de reformas profundas, un inconveniente que se ha tratado de paliar, al menos parcialmente, al reducir el número de integrantes de nueve a siete.

Y el perfil, en principio más conservador, de los nuevos miembros tampoco induce a pensar en cambios radicales. Además de su “número dos”, Li Keqiang, de talante más moderado, han quedado integrados personalidades como Zhang Dejiang, de 66 años y formado en Corea del Norte, o Liu Yunshan, de 65, al frente del Departamento de Propaganda.

Aun así, en las redes sociales los ciudadanos chinos encontraban razones para ver en el relevo una mejora: “Por fin un hombre que habla normal”, era uno de los comentarios más repetidos tras su discurso.

Xi Jinping es el nuevo líder de China

Una pantalla gigante muestra a Xi Jinping, durante un discurso en el Comité Central del Partido Comunista de China.

Foto: EFE