Tribuna de opinión

¿Por qué ninguna oposición levanta vuelo?

Alberto E. Cassano

Esta pregunta se asemeja a aquella que con frecuencia uno se hace cuando no encuentra cura en los padecimientos que tiene. A veces, no halla la respuesta porque no le han hecho un buen diagnóstico y otras porque no ha descripto bien el mal que padece.

En primer lugar: ¿Por qué si criticamos los personalismos, denominamos a las diferentes propuestas políticas como peronismo, kirchnerismo, alfonsinismo, menemismo, etc.? Existe un justicialismo, un radicalismo, un socialismo, un neoliberalismo, y por el momento, habría que hablar del Frente para la Victoria. Por lo menos, hasta que sepamos con claridad lo que quiere representar. Según los matices y los momentos, podría ser el justicialismo, o una variante de capitalismo, o una forma de distributismo (al estilo de H. Belloc), o un progresismo bastante raro, o una manera especial de liberalismo o una forma moderna de demagogia de la mayoría, u otras variantes posibles porque por el momento no es muy fácil definirlo.

Pero tengo pocas dudas de que, a diferencia del conjunto de alternativas que no logran identificar a una oposición con propuestas suficientemente claras para tener un nivel importante de llegada a un sector definitorio de la población, el FPV ha encontrado la forma de hacerse entender, al menos por ahora, por un sector mayoritario de ella, y en consecuencia, gobierna legítimamente.

Eso no significa que afirme que lo está haciendo bien. Haber triunfado con el 54% de los votos válidos, no significa que quien logró ese resultado pueda hacer lo que se le ocurra. Y menos aún que haga todo lo posible para que en tan manoseada justicia no existan formas de control sobre su accionar. No obstante, pareciera que está procediendo de esa forma y a pesar de no existir datos creíbles actualizados, pareciera que la señora Presidente mantiene un alto índice de aceptación en la población.

Y lo peor sería que en este contexto, se interpretara erróneamente el significado de los cacerolazos del 8 de noviembre. No todos querían lo mismo ni todos los ruidos fueron para la señora presidente. Al gobierno, con diferentes motivaciones le hicieron saber que hay muchas cosas en su accionar -que son variadas y no existe unanimidad sobre todas ellas- con las que no están de acuerdo, mientras que a la oposición el alboroto y los sonidos le estaba indicando un clamor para que saquen a la luz propuestas alternativas concretas. Pero algo ocurre que la oposición no detecta.

Creo que se trata de la manera que una persona o una familia fija sus prioridades en función de las necesidades más acuciantes que siente insatisfechas. Es eso y nada más; pero nada menos. Y si no se ven, se cometen graves equivocaciones.

Para ponerlo más claro: hay un sector de la población que aspira a hacer uno o más viajes al año por dos o más semanas fuera del país, otro que se conforma con llegar a Mar del Plata veinte o treinta días y algún fin de semana extra y otro que, a lo sumo, le gustaría visitar a sus parientes lejanos, para fin de año. O, con otro ejemplo: mientras un sector invierte en edificios de altura usualmente de alta calidad, otros se conforman con una casa propia decente o al menos alquilada y con poder pagar la renta, y otros suspiran con la esperanza de que el techo no se les caiga encima si el viento sopla fuerte. Y de igual forma, están aquellos que se preocupan por sus inversiones en el Mercado de Valores, otros que les gustaría ahorrar y comprar aunque sea una decena de cientos de dólares con sus ahorros, mientras que otros saben que a partir de un cierto día del mes, con suerte, su dieta se basa en hidratos de carbono.

Además, en mi opinión, hace pocos días se cometió un gran error. Un diputado del FPV pronunció un exabrupto increíble acusando a un sector político de narcosocialista. La respuesta de gran parte de la oposición, al no conseguir que se diera lugar a un desagravio, se retiró en el momento en que se iba a votar el proyecto que reduce a 16 años de edad la necesaria para emitir el voto en las elecciones de renovación de autoridades del país. Como resultado, el proyecto se aprobó con 132 votos del FPV (uno sólo más del necesario) y pronto se promulgó.

Por curiosidad y porque tuve la posibilidad, hablé con algunos jóvenes y lo único que les había quedado claro era que de ahora en más, los que quisieran, podían votar a partir de los 16 años, gracias a la iniciativa y decisión del “gobierno”. El problema que había originado la retirada de la mayoría de la oposición del recinto, para estos jóvenes ni siquiera había sido notado. Es decir, ni ellos, ni la oposición, distinguieron claramente que había dos problemas en juego. Y se dio lugar a un error estratégico, cuyo resultado es la interpretación que la mayoría de los jóvenes con los que hablé dio a lo ocurrido.

¿Que la actitud el diputado era totalmente repudiable? De acuerdo. Pero antes de decidir el retiro, se debió pensar cuán importante era lo que quedaba en juego. Y no pensar en la interpretación mayoritaria que los adolescentes podían dar a la decisión, fue un nuevo error de la oposición. A los jóvenes, lo único que les quedó claro es que el hubo un grupito que se opuso y que la Ley salió por los votos del “gobierno”. De lo realmente ocurrido, salvo los más politizados, ni siquiera tenían idea de lo que pasó.

Entonces, dentro de ese contexto empiezan a aparecer las diferencias en las elecciones que hacen uno u otro grupo de habitantes. En el año 1983, cansados de tantos atropellos y muertes y la falta de respeto por los derechos humanos, la población se volcó al Dr. Raúl Alfonsín que ganó una elección con su trayectoria y recitando el Preámbulo de la Constitución Nacional, mientras Herminio Iglesias, quemaba en público un féretro, acto que representaba una afrenta a la democracia que todos aspiraban a restablecer. Porque del contenido de los planes de gobierno de uno y otro candidato, muy pocos tenían en claro cuáles eran. Pero tenemos que darnos cuenta que ahora las preocupaciones son otras.

Posiblemente algunas personas se sorprendan que haya una parte de la población que le interese más que haya Fútbol para Todos que preocuparse por las reformas al Código Civil o por el presupuesto para el año 2013. Y que a un grupo le importe el incremento de la Asignación Universal por Hijo, mientras que a otro le preocupa el Mínimo no Imponible en el Impuesto a las Ganancias y a un tercero le mortifiquen las limitaciones en el cepo cambiario. Y con el mismo argumento, a unos les molesta mucho más que cuando llueve se embarran hasta los tobillos para salir de sus casas, mientras que a otros le fastidia que le limiten las alternativas de indemnizaciones al modificarse el sistema de las ART y, en cambio, un conjunto distinto, se asombra de las trapisondas del señor Boudou, así como el lugar donde compran sus viviendas o la forma en que incrementa su patrimonio el elenco que gobierna.

Y algunos se conforman con poder salir una vez a la semana a aturdirse con música a todo volumen (y en esto hasta se confunden con toda la juventud que tarda en madurar) antes que afligirse por la vigencia, a nivel nacional, del 82% móvil en las retribuciones previsionales, sencillamente porque en su gran mayoría todo lo que conocen es el trabajo en negro. Y así como muchos se afligen por una jubilación digna, otros no la necesitan en absoluto o la tienen asegurada con privilegios que llegan hasta la exención de Impuestos a las Ganancias.

(continuará).