Ayer, en el segundo test de la serie

Traspié, en una senda irrenunciable

Francia logró imponer condiciones, luego de un impactante inicio argentino. El sábado se cerrará el tour en Dublin, ante Irlanda.

César Miño

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Con una producción que fue de menos a más, el Seleccionado de Francia venció ayer a su par de Argentina por 39 a 22, en uno de los test-matches que conformaron el segundo week-end de la última Ventana IRB de la temporada.

El encuentro, disputado en el flamante estadio cubierto de la ciudad de Lille, tuvo una primera etapa de notable nivel, en la que Los Pumas desarrollaron casi veinte minutos rayanos con la perfección, lapso en el cual alcanzaron una ventaja parcial de 13 a 3.

De allí en más, Les Bleus comenzaron a insinuar una equidad en el desarrollo y en un lapso de quince minutos apoyaron tres ensayos consecutivos, que más allá de revertir el resultado a su favor, les permitiría vislumbrar lo que sucedería en el complemento.

Más allá de que los dos primeros tries galos llegaron a través de magníficas concepciones y el tercero merced a un gran arresto individual del experimentado flanker Yannich Nyanga, vale consignar que en dos de ellos irrumpieron falencias en la primera línea defensiva argentina, que fueron letalmente aprovechados por las huestes galas.

Estos elementos, junto a los penales acertados por el cuasi perfecto apertura Frederic Michalak, cerraron el parcial con una ventaja del anfitrión por 24 a 13.

Más allá de este cambio de protagonismo, vale consignar que fueron cuarenta minutos estupendos, jugados a una intensidad y precisión admirables, que por ejemplo quedaron consignadas en el hecho de que el primer scrum se formó a menos de cinco minutos del cierre, lo que obviamente refleja las escasísimas imperfecciones cometidas por ambos protagonistas.

Después, otra historia

El complemento fue de marcado predominio francés, más allá de algunos momentos en los cuales Argentina encendió la ilusión de modificar no sólo el resultado, sino también un contenido que inexorablemente comenzó a reflejar un marcado control de parte de los locales.

Con precisión quirúrgica desde lo táctico, los Coqs mantuvieron el desarrollo acorde a sus pretensiones, en un contexto que decayó notoriamente con respecto al primer tiempo, direccionándose hacia el irreversible y merecido festejo final.

Los cuarenta (y cuatro) minutos finales no proyectaron ensayos: sólo puntos vía kicks (penales y drops) de los respectivos aperturas, pleito en el que el experimentado Michalak sacó gran ventaja. Pero además, en materia de diferencias nítidas, vale señalar algunas de las más pronunciadas.

* La impecable conducción de los medios galos Machenaud- Michalak estuvo muy por encima de su par argentino: Landajo-Sánchez.

* La gran producción del pack de forwards francés, que desde promediar el primer tiempo y con un marcado acento en todo el complemento, prevaleció claramente en cuestiones fundamentales del juego agrupado.

* Los inconvenientes surgidos, fundamentalmente en el segundo tiempo, en el line-out albiceleste, que provocó demasiadas pérdidas en una formación clave para el juego actual.

A manera de cierre

Completando lo eminentemente relacionado al juego, resulta más que oportuno destacar que respetando lo reiteradamente señalado, el staff argentino continúa otorgándole minutos de “juego de alta calidad” a rugbiers que están haciendo sus primeras armas en estas lides.

Ayer, ocurrió lo propio con el flanker Tomás De la Vega, con el medio scrum Tomás Cubelli, con el primera línea Francisco Gómez Kodela, quienes ingresaron en el complemento, sumándole valiosos minutos a sus acotadas experiencias internacionales.

Y más aún, en el jovencísimo primera línea Nahuel Lobo, formado en el Club Atlético Estudiantes de Paraná, que con sólo 21 años y apenas un par de semanas en Los Pumas, tuvo el honor de inscribir su nombre en la selectísima nómina de jugadores que alguna vez disputaron un test-match con la preciada camiseta celeste y blanca, con el yaguareté sobre el corazón.