Caso productivo

Un quintero que le encontró la vuelta a la media sombra

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Prueba y error. Segundo “Cachito” Valli colocó una capa de media sombra a pocos centímetros del suelo, que protege estos surcos de achicoria . Es probable que por esta razón, los fuertes vientos de los temporales de octubre no las dañaron. Foto: MAURICIO GARÍN

En una de las últimas calles de Santa Fe, en el noreste de la ciudad, comienza la quinta de los hermanos Segundo y Miguel Valli, dos productores que siguen trabajando las 8 hectáreas que heredaron de su padre. En estos surcos, producen distintos tipos de verduras de hoja, y también hacen rollos de alfalfa que después venden a tamberos y productores ganaderos.

Segundo, a quien todo el mundo conoce como “Cachito”, colocó una capa de media sombra a unos 50 centímetros del suelo. Esta tecnología se usa para proteger los cultivos del viento, las heladas (en otoño e invierno), el granizo y la intensa radiación solar del verano, que también puede deteriorar las hortalizas.

Tal vez ésta haya sido la causa de que su media sombra no sufriera daños con las fuertes tormentas de octubre, que sí destrozaron la de otros quinteros que la habían colocado a dos metros del suelo. “En realidad, en la zona todavía estamos ajustando el manejo de esta tecnología. Por eso, los quinteros prueban con distintas alternativas para ver cuál funciona mejor”, explica Guillermo Beckmann, presidente de la Sociedad de Quinteros de Santa Fe.

En el cordón verde santafesino hay unas 120 hectáreas que ya cuentan con esta tecnología. Se adquirieron a través de un subsidio de 2 millones de pesos del gobierno nacional que consiguió la Sociedad de Quinteros, con el asesoramiento de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (Came) y a partir de un proyecto que elaboró el Inta.

“Con la media sombra, el rinde de las verduras se incrementó un 40%”, calcula Valli, que muestra orgulloso como su lote de achicorias está tierno y verde, cuando era habitual que la planta, luego de una ola de calor como la de la semana pasada, se reseque y se ponga dura.

Encontrarle la vuelta a esta innovación es importante. Colocar media sombra en una hectárea de hortalizas tiene un costo aproximado de 20.000 pesos. Lo ideal es que esta tecnología se pueda utilizar durante tres años, para que la inversión rinda. Pero cuando las tormentas las rompen, los números de los quinteros se complican.