Dilma Rousseff lo acompañó en la asunción

Por primera vez un negro está al frente de la Justicia brasileña

Joaquim Barbosa, de 58 años, cobró fama de hombre recto como instructor del “Juicio del siglo” que llevó a prisión a varios ex colaboradores de Lula da Silva. Superó una infancia difícil con inteligencia y tesón para escalar posiciones en un ámbito donde la inmensa mayoría es blanca. Es tan popular actualmente que ya hay máscaras con su rostro para el próximo carnaval.

 

 

Agencia EFE

Joaquim Barbosa, instructor del llamado “juicio del siglo” en Brasil, se convirtió en el primer negro en asumir la presidencia de la máxima corte de justicia de un país donde el 50,7 por ciento de la población es descendiente de africanos.

Barbosa, un magistrado de origen humilde e infancia difícil, asumió este ayer un mandato de dos años como presidente del Supremo Tribunal Federal, y simultáneamente del Consejo Nacional de Justicia, órgano responsable de la gestión, regulación y fiscalización de todo el Poder Judicial en Brasil.

El magistrado, que alcanzó notoriedad en los últimos meses por su función como instructor en el proceso que condenó por corrupción a importantes aliados del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, asumió la presidencia del Supremo en una ceremonia llena de simbolismo para un país en el que los pobres son mayoritariamente negros.

“En una sociedad como la nuestra, con una gran presencia de negros, es algo que habla muy bien del país, de nuestra democracia, que, por primera vez, un negro llegue a la presidencia del Supremo”, manifestó el procurador general de la República, Roberto Gurgel.

Barbosa, de 58 años y magistrado de la Corte desde 2003, no es el primer negro en llegar al Supremo, ya que por el tribunal pasaron antes dos afrodescendientes, Pedro Lessa entre 1907 y 1921 y Hermenegildo De Barros entre 1919 y 1937, pero sí es el primero en asumir la presidencia del Poder Judicial.

El propio Barbosa destacó el momento histórico al invitar a destacadas personalidades negras del país al acto de hoy, en el que también participaron la jefa del Estado, Dilma Rousseff, el presidente del Congreso, senador y ex presidente José Sarney, varios ministros y líderes políticos y parlamentarios.

El nuevo presidente del Supremo, un políglota que habla inglés, español, alemán y francés, es hijo de un albañil y una ama de casa que escaló desde abajo en la vida pública gracias a su capacidad intelectual.

El magistrado anticipó que, durante su mandato, luchará principalmente por garantizar una “razonable” duración de los procesos, la independencia de los jueces de los poderes políticos y la igualdad para todos, principalmente las minorías.

Barbosa agregó que luchará por una mayor inserción del Poder Judicial en la vida institucional brasileña en momentos en que en los “tribunales ya son discutidas los cada vez más centrales asuntos de interés de la vida del ciudadano común”.

En los discursos pronunciados en el acto fueron destacados precisamente los aportes de Barbosa a sentencias en las que el Supremo sentó precedentes sobre asuntos como la despenalización del aborto, las políticas afirmativas y el combate a la discriminación de los homosexuales.

El magistrado alcanzó una popularidad inédita para un juez en Brasil, al punto que las máscaras con su rostro están entre las más demandadas para el Carnaval del próximo año, por la firmeza que demostró como instructor del “juicio del siglo”, aún en curso.

La contundencia de su informe como instructor fue determinante para la condena de la mayoría de los 37 acusados de casos de corrupción durante el primer mandato de Lula, entre ellos el ex ministro de la Presidencia José Dirceu, durante décadas un fiel escudero del entonces presidente.


Por primera vez un negro está al frente de la Justicia brasileña

Joaquim Barbosa recibe las felicitaciones de un colega, luego de asumir la presidencia de la Suprema Corte de Brasil. Foto: Agencia EFE