No mereció perder, pero...

Cayó el invicto de Magnín

Dentro de un partido entretenido, Sanjustino había tenido más la pelota y creado las chances más claras, pero no supo aprovecharlas. Rivadavia, en cambio, fue más certero para definir y supo aprovechar los errores de su rival.

Juan Carlos Haberkon

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San Justo (Enviado especial)

El partido comenzó a pedir de Magnín. Pelota contra el piso, gran despliegue en el medio y muy movidito arriba. Así, largó el Verde de San Justo. Generó situaciones claras y arrinconó a su rival muy cerca de Sánchez, el seguro arquero de la visita.

Hasta los diez minutos, fue todo parejo y a partir de ahí, Flores disparó después de una buena jugada colectiva de Villalba y Parmigiani, tapó bien el “1”. Enseguida se juntaron Villalba y Benítez y con un par de toques, enloquecieron a la defensa y tuvo que intervenir Sánchez. Después, el partido se hizo parejo pero eso duró poco tiempo ya que Sanjustino volvió a hacerse del balón y Flores sacó un fuerte remate que tapó Sánchez y tras esa jugada llegó una de las mejores acciones del primer tiempo; Villalba metió un tiro en el travesaño después de una jugada rápida y bien resuelta, ahí se vio lo mejor de Sanjustino y para mostrar que era verdad el buen momento llegó el golazo de Vázquez que le pegó de zurda al palo izquierdo de Sánchez que hizo estéril su volada. Faltaban pocos minutos para el cierre y el local iba por más hasta que llegó el fatídico minuto de desconcierto que muy bien aprovechó Mendoza. La jugada del gol del empate nació de un tiro libre que le permitió a Mendoza bajarla con comodidad para Solferino y éste a su vez se la cedió nuevamente para que el “9” visitante decretara la igualdad mientras los defensores miraban la jugada sin poder reaccionar.

El gol del empate cayó como un balde agua fría ya que enseguida finalizó el primer tiempo.

En la segunda mitad

Ya en el segundo tiempo la cuestión del manejo del balón fue más repartida. Rivadavia se animó un poco más y Sanjustino no podía definir todo lo bueno que generaba de tres cuartos hacia adelante.

Entró Rodríguez y se fue Canelo y en pocos minutos la visita se encontró con el segundo tanto: Mendoza metió un tiro bajo que hizo que Arias, el “3” se lleve por delante el balón y marcar el segundo para la visita. Ese gol en contra golpeó duro tanto que el local cayó en el juego y comenzó a sentir el cansancio de tanto ir.

Magnín hizo entrar a Carlini y Rodríguez para ser más ofensivo y lo consiguió. El ex Colón armó algunos desacoples en la última línea y eso fue aprovechado por Villalba y Benítez que tuvieron para marcar pero a esa altura el arquero visitante se había transformado en la figura de su equipo. Cuando Sanjustino ya había hecho méritos suficientes para igualar, llegó el tercero de Rivadavia: de un tiro libre, Neumayer cabeceó solo ante la mirada de última línea de Sanjustino y en complicidad de Fiandra puso el 1-3.

Tocado en su amor propio, el local salió decidido a descontar y Parmigiani, por fin, pudo marcar su primer tanto en el torneo.

Vale decir, que Sanjustino tuvo más la pelota y creó más situaciones de gol, Rivadavia aguantó como pudo, resultó más práctico en la orilla de enfrente y resolvió el partido en tres de las cuatro situaciones que generó a lo largo de partido.

Rivadavia, dicho está, no jugó bien: ni cuando se lo propuso ni cuando su rival le cedió errores. Sanjustino, que sí elaboró situaciones claras y en buena cantidad, no las convirtió.

Ya lo dice la frase: a río revuelto, ganancia de pescadores...