Virginia Tola en el Teatro Municipal

La música, esa gran solidaria

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Se pudo apreciar anoche la natural calidad técnica y el privilegio tímbrico de una voz aterciopelada, con la luz y la sombra en sus justos puntos en compañía de un exquisito dominio de la gama dinámica. Foto: Flavio Raina

 

 

Mariano Cabral Migno

Como hasta hace poco menos de 250 años, nuevamente el canto viene en ayuda de un sacerdote jesuita que derrama su vocación colaborando con personas necesitadas a partir del esfuerzo silencioso. Se trata de caridad, de una actitud solidaria con el sufrimiento ajeno, de sentir que amar es compadecer. Siglos atrás, fue el conmovedor convite a acercarse a nuevas formas de expresión musical para captar la confianza y la voluntad de los pueblos originarios. Esta vez, el encuentro con la más solidaria de las artes y una gran cantante, ayudarán a brindar techos de dignidad, cobijos de fe en la vida.

Por sobre todo, en un concierto se vive el encuentro con la música. Se trata de arte. Se trata de talento, esa pasión de la inteligencia. Se trata de un vínculo con algo de lo más profundo que la creatividad humana puede elaborar a partir del milagroso almacén de Dios. Reconforta sentir que el público comprendió en profundidad que asistió a una velada en la que se hizo gala del espíritu. Tan simple y estremecedor como esto. Porque la verdadera gala está en el gozo de los invalorables desprendimientos de arte y talento para la continuidad de una obra erigida con la argamasa de la caridad.

Calidad artística, dimensión humana

No siento pertinente referirme a lo desplegado por Virginia Tola, la Banda Sinfónica Municipal, el Coro Municipal, el director Juan Rodríguez y los pequeños grandes músicos del proyecto S.O.S. Música desde el enfoque de la crítica musical convencional. La calidad artística y la dimensión humana de lo ofrendado anoche sobre el escenario del Teatro Municipal 1º de Mayo trascienden a lo que de técnico y artesanal hay en el hacer música.

Buena parte del repertorio ya se había disfrutado dos años atrás en el Molino Marconetti, aunque en esta oportunidad resultó muy clara la división del repertorio operístico dramático italiano en la primera parte y otro más cercano a la canción de raíz popular española en la segunda. Sin la forzada amplificación de un espectáculo al aire libre, las condiciones acústicas del Teatro permitieron apreciar la natural calidad técnica y el privilegio tímbrico de una voz aterciopelada, con la luz y la sombra en sus justos puntos en compañía de un exquisito dominio de la gama dinámica. Difícilmente se pueda cantar mejor, con la mágica mezcla de sencillez y distinción que Tola despliega con naturalidad sobre el escenario. Coincidente metáfora con el objetivo del concierto, su canto marca un techo.

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La consagrada intérprete con la mágica mezcla de sencillez y distinción que despliega con naturalidad sobre el escenario. Foto: Gentileza Municipalidad de Santa Fe

Fusión justa

Excelente labor de Juan Rodríguez al frente de la Banda Sinfónica y Coro Municipal de Santa Fe. Completamente de espaldas a la solista por limitaciones de escenario, exhibió un profundo grado de compenetración con la intención expresiva, más expansiva en cantantes que en instrumentistas, y obtuvo de un organismo formado por mitades con músicos permanentes e invitados, la necesaria respuesta para la justa fusión de todos los hacedores.

Igual reconocimiento merece el Coro Municipal que cumplió con originalidad y compenetración bellas versiones del poderoso Coro de los cautivos hebreos, de la ópera “Nabucodonosor” (G. Verdi) y en “Las espigadoras”, de la zarzuela “La Rosa del Azafrán” (J. Guerrero) así como en su interacción con Virginia Tola en la seductora Canción de la Paloma (F. Barbieri).

Una versión cuando menos extraña de “El día que me quieras” (C. Gardel), por un exceso de instrumentación y dilución de la rítmica originaria, dos emocionantes ofrendas a la próxima Navidad con el tradicional francés Cantique de Noël, y el ya universal “Noche de paz” en compañía de niños instrumentistas del Proyecto S.O.S. Música que no sólo aportaron su ternura sino una encomiable seriedad en su trabajo, fueron algunas de las obras fuera de programa que el público forzó en su reconocimiento, entusiasmo y placer.