Regreso a la naturaleza

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A pesar de no ser un destino de vacaciones convencional, no por eso deja de ser recomendable. Para todos aquellos que disfruten de la vida silvestre y paisajes idílicos, Península Valdés es la elección.

 

Textos. María Víttori. Fotos. archivo diario el litoral.

En la costa del mar Atlántico, y a sólo 77 kilómetros de Puerto Madryn (Chubut), se encuentra Península Valdés, una reserva natural única en donde pueden avistarse gigantescas ballenas a unos pocos metros, lobos y elefantes marinos, pingüinos, aves, guanacos y otras especies terrestres, en su ámbito natural.

Tan destacable es la población faunística, que este sitio se encuentra en la lista de los lugares nombrados ‘Patrimonio de la Humanidad‘ por la Unesco.

La entrada a la península ya es un deleite para los sentidos. Luego de tomar la Ruta Provincial 2, desde la Ruta 3 o desde Puerto Madryn, se llega al istmo “Carlos Ameghino” que conecta a la península con el continente, y donde el agua flanquea los dos costados del camino.

Allí, puede disfrutarse de la inmensidad del mar patagónico: de un lado, el Golfo Nuevo, y sobre el otro el Golfo San José. Si se baja el vidrio del auto, hasta se pueden oír los chirridos de las ruidosas aves que habitan cerca, en la Isla de los Pájaros, y que parecen dar la bienvenida al lugar.

En la puerta de acceso a la Reserva Integral de la Península Valdés, se encuentra el Centro de Interpretación F. Ameghino y el Museo Regional Fuerte San José, ideales para informarse a fondo sobre los lugares a visitar y su geografía, flora, fauna e historia. La entrada tiene un costo de $10 pesos para los adultos argentinos y $35 para extranjeros.

Desde aquí se puede hacer un pequeño desvío y visitar la Isla de los Pájaros o seguir adentrándose en la península.

Después de unos 25 kilómetros que se hacen sobre una típica estepa, se abre de repente un abanico celeste entre acantilados dorados. Esta magnífica vista corresponde a Puerto Pirámides, el único asentamiento poblacional de la reserva y uno de los lugares más privilegiados para observar a las famosas ballenas francas del sur. Estos gigantescos mamíferos llegan en junio y hasta diciembre habitan las aguas del golfo para procrear y dar a luz a sus crías.

Puerto Pirámides: playa, arqueología y ballenas

Puerto Pirámides es la única aldea turística ubicada en Península Valdés, con unos 500 habitantes permanentes. Fuera de esta localidad, la escasa población se distribuye en unas 30 estancias ovejeras.

Sus playas de extenso y suave declive están protegidas por acantilados que asemejan pirámides. La aldea se extiende a lo largo de toda la playa de la Bahía de Pirámides, desde la que se puede apreciar impresionantes atardeceres y cielos nocturnos brillantes y profusos de estrellas.

Allí se extiende un área con importantes afloramientos de yacimientos paleontológicos. En estas formaciones se han hallado gran cantidad de restos de invertebrados fosilizados, con una antigüedad de aproximadamente 9 millones de años.

Este sitio además es un apostadero reproductivo de lobos marinos y colonias reproductivas de Gaviota Cocinera, Cormorán Rosquero y Gaviotín Sudamericano, en donde pueden avistarse distintas especies de aves marinas y terrestres y a la famosa Ballena Franca Austral.

En efecto, todos los años, de junio a diciembre, pueden observarse estos increíbles animales que brindan un espectáculo único. A su vez, las orcas llegan frecuentemente entre febrero y mayo a las playas, y los delfines y toninas se pueden admirar en cualquier estación.

Puerto Pirámides es la única población estable dentro de la península. Recibe a miles de turistas por año para mostrar su monumento natural más importante: la ballena franca austral. Y cuenta con la infraestructura necesaria para recibir a los visitantes que buscan aventura y contacto con la naturaleza. Además se puede realizar buceo, windsurf, velerismo, pesca deportiva, trekking, mountain bike y sandboard.

Su clima es seco, las lluvias apenas alcanzan los 200 milímetros anuales. Y en la primavera y el verano los días registran entre 20 y 40ºC, mientras que las noches frescas presentan de 20 a 25ºC.

La estrella de la península

La mejor época del año para el avistaje de ballenas es en los meses de septiembre y octubre. En ese período, cerca de 500 ejemplares de la Ballena Franca Austral permanecen en la cercanía de la costa. Sin embargo, la posibilidad de avistajes se extiende durante un tiempo mayor, de Julio a Diciembre.

Entre abril y julio, las primeras ballenas empiezan a llegar a la Península y se retiran recién en diciembre. Las excursiones se realizan en lancha o en barcos autorizados, que incluyen, además de las medidas de seguridad pertinentes, un paseo por la costa para apreciar el paisaje y las distintas atracciones naturales de la zona.

La Ballena Franca Austral pesa entre 3 y 55 toneladas, y mide de 5 a 16 metros. Uno de los mayores espectáculos de la Patagonia Argentina.

Las Salinas

Aproximadamente a 30 Km. de Puerto Pirámides se encuentran la Salina Grande, la Salina Chica y el gran Salitral, éste último se divisa desde la ruta provincial 3, y tiene alrededor de 35 km2 de extensión y un desnivel de 4 metros.

Las Salinas Grande y Chica están a 42 y 35 metros bajo el nivel del mar respectivamente, y ocupan una superficie total de 47 km2. Están Cubiertas por sal común y/o agua, que se seca durante el verano.

Debido a su composición físico química y la incidencia de la luz solar presentan una coloración rosada dependiendo de la hora y la nubosidad.

Recomendaciones:

Si realiza excursiones por la península es fundamental tener en cuenta ciertas cuestiones:

• Estamos en una zona árida, siempre lleve abundante agua. Así mismo un sombrero, anteojos de sol y protector solar suelen ser muy necesarios.

• Asegúrese de no tirar residuos en la zona y en caso de encontrarlos, recójalos.

• No esta permitido el ingreso a las playas con vehículos de ningún tipo.

• Acampe sólo en lugares autorizados a tal efecto.

• Nunca toque, persiga o agarre a los animales para verlos más cerca. Tampoco intente alimentarlos.

• No remueva artefactos arqueológicos.

• Caminar en fila sin salir del sendero y evitar caminar sobre suelo anegado.

• Mantener lo más bajo posible el nivel de ruido.

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Un poco de historia

En el pasado, la región fue habitada por los ahonikenk. Rastros de esta cultura pueden ser encontrados abundantemente, en forma de puntas de flecha labradas.

En 1520 sus costas fueron reconocidas por la expedición al mando de Fernando de Magallanes. Posteriormente fue un conocido destino de buques dedicados a la faena de lobos marinos, para extracción de piel. En el año 1778, la expedición de Basilio Villarino la bautizó como Península Valdés, en honor al ministro español que ordenó la misma. En el siglo XVIII los españoles fundaron la Guardia de San José, entonces pequeña población civil compuesta en gran parte por maragatos que, estaba guarnecida por un fortín ubicado en la parte norte del Istmo Carlos Ameghino.

Inicialmente las relaciones entre los ahonikenk y los españoles fueron pacíficas pero luego se produjo una escala de altercados probablemente ocasionados por la competencia en el aprovechamiento de los recursos de la zona o porque los indígenas al desconocer el sistema de propiedad privada substraían bienes que eran propiedad de los colonos y estos los reprimieron, como sea la reacción indígena se produjo aprovechando la distracción de los españoles durante una celebración religiosa, siendo entonces destruida la población y el fuerte en 1810.

Solo a mediados del siglo XIX la zona comenzó a ser poblada definitivamente por ciudadanos argentinos.

Cómo llegar

Distancia desde la ciudad de Santa Fe: 1561 km.

Tiempo estimado del viaje: 19 hs.

Consumo de combustible: 157 lt. aproximadamente

Costo de peajes: $ 13.90

Trayecto: Se sale de la ciudad por la autopista hasta el cruce A01 y A012, se continúa por la A012, se toma la RN 33 hasta General Villegas. El viaje se prolonga por las localidades de Rivadavia, General Pico, Santa Rosa, La Adela, Río Colorado y General Conesa, en donde se toma la famosa Ruta Nacional 3 hasta Sierra Grande. Unos pocos kilómetros después se encuentra el acceso a Península Valdés.